No se si es apropiado ponerlo aquí en este momento ya que acaban de aterrizar los africanos y se disponen a disparar contra nosotros el virus de la envidia en forma de relatos, fotos y comentarios, pero el pasado domingo me comprometí a colgar algunos "datillos" sobre una escapada que hicimos hace dos veranos a Sardinia pués al parecer hay quién muestra interés por montar algo que acabe precisamente allí.
De modo que yo lo publico, me disculpo con los africanos y sigo pendiente de los que nos quieran decir y mostrar.
En cualquier caso solo publico la mitad de lo recojido pues la otra mitad debe andar perdida entre los bits de toda índole que habitan los reductos cibernéticos de mi "computer" y no la encuentro.
DICE ASÍ
EL ENSAYO GENERAL
Hoy hemos decidido realizar un ensayo general de las vacaciones que, dios mediante, o no, iniciaremos la próxima semana.
Se trataba de simular que ya estábamos en la isla y nos desplazábamos por ella subidos en la moto.
Debo decir que hemos quedado razonablemente satisfechos con el experimento, al punto que lo consideramos muy recomendable para poder evitar después, en el hecho real de las vacaciones, y en la medida de lo posible, fallos, imprecisiones y demás anécdotas y/o eventos indeseados.
Nos hemos levantado con tiempo para preparar el equipaje a conciencia. He metido en la bolsa de tubo, esa plateada de BMW, un par de chanclas, un bikini, un traje de baño rojo -tipo bermuda-, dos toallas de playa (una azul añil o así, y la otra con el dibujo del ratón ese de la Disney que hace la uve con dos de sus tres dedos de la mano derecha (como los motards de verdad, pero ingleses).
Como con todo eso aun no estaba llena, he metido una almohada con funda y todo. Luego después de estudiar la mejor manera y sin dejar nada al azar ni hacer las cosas a la babalá, he fijado mediante las tiras que trae de fábrica la bolsa, la ídem al portaequipajes. He dispuesto las botas de montaña para Glòria y yo me he pillado unas que tengo (de marca buena) para el invierno. Un par de pantalones muy livianos, de los que venden como churros en "Decathlon", unas camisetas (la de Glòria de "diseño" y la mía; una que me tocó hace un par de años en un sorteo del club y que pone "R1200ST" -la de la "capillita del santo en el frontal"-), y finalmente las chaquetas de cordura, que dan el pego, pero como son del "Lidl" se pegan a la piel que "paqué".
Os explico con más detalle; Se trata de probar a ver si con un equipo más ligero que el que usamos habitualmente podemos sobrevivir con cierta comodidad en el extranjero ese al que vamos y que está en medio del mar.
Todo viene de mi negativa a poner uno de esos feísimos "Top Case" en mi "guapísima" moto. Me niego rotundamente, y claro, como nos falta sitio, cargar con las botas de caña alta, con los "Atlantis" y con las otras cosas "imprescindibles" como “albornoces”, secadores de pelo, rulos, batas de “guatiné”, planchas, neceseres gigantes (¿nece - seres = seres - necios?), cargadores de aparatos varios, ropas para todo tipo de tiempos, climas, latitudes, ocasiones y eventos, etc, etc..., se hace como imposible.
A las once de la mañana, así dispuestos, hemos tomado las de Tossa de Mar (una especie de Villadiego que tenemos aquí cerquita)
La verdad, bien. A ritmillo. Pin pan, pin pan, y trescientas sesenta y cinco "pin-pan" más tarde, la terracita, el "vermú", el Periódico de Catalunya, las vistas...
Todo, periódico incluido, diez con veinte, un regalo “pa” ser una isla en medio del mar.
Después del "vermú" el paseo preceptivo por las calles comerciales del pueblecillo, procurando en todo momento mantener la compostura propia de todo buen guiri que se precie. Sonriendo siempre y saludando amablemente cada vez que sales de una tienda, aunque sepas fijo que se están acordando de tus ancestros por ser, a esas alturas de la mañana, los que hacen cincuenta y siete y cincuenta y ocho, de cincuenta y ocho, que se van sin comprar.
Se acerca la hora de comer y seguimos practicando con nuestro entreno de vacaciones; miramos las cartas de los restaurantes (en realidad miramos los precios) y nos basta con un "cruzar la mirada", en silencio, para de común acuerdo seguir andando.
Cuando nos parece que ya hemos entrenado bastante este tema decidimos volver hacia Sant Feliu de Guixols y hacer ver que cambiamos de pueblecillo sardo.
Esta vez probamos a llevar las "corduras" atadas a la bolsa trasera y ver que pasa si nos hacemos unas curvillas en mangas de camiseta de diseño, en el caso de Glòria, y de R1200ST, en mi caso.
Vuelven a ir quedando atrás curvas y más curvas (igual que intuimos que pasará en la realidad) y de cuando en cuando comentamos, con la visera del System levantada, lo azul que es el mar en este lugar, o lo chulo que es aquel velero de allí, a lo lejos.
Y así llegamos al nuevo pueblecillo sardo por descubrir. Aparcamos la moto junto a un restaurante de modo que la podamos vigilar desde dentro (al fin y al cabo esto es Italia, y ya se sabe), se llama Mesón El Rincón de Pepe (hay que ver como se parece el sardo al castellano).
Como es domingo aquí no tienen menú, así que “a la carta”.
Un gazpacho y una ensalada de atún para empezar y unos calamares plancha y un pulpo a la gallega (son gente viajada los sardos), de segundo. Como vino blanco, nos ofrece el camarero, un Pazo Pondal que SI contiene sulfitos (creo que los ponen para compensar y que no te den sulflatos de esos tan molestos que impiden respirar) según reza la contra etiqueta, claro. Pulpo a la gallega y albariño (saben un huevo, los sardos).
Todo está buenísimo y encima el camarero, un sardo auténtico, con la piel más negra que Kunta-kinte, nos habla en un catalán de Girona que te cagas, todo, como si estuviéramos en casa. Menudas vacaciones nos esperan a juzgar por lo bien que funciona este simulacro.
Total, que como os comentaba al principio, ha servido para pulir detalles del equipaje, para ajustar ritmos de marcha, para hacernos una idea de la isla, y sobre todo, sobre todo para que a la hora de la verdad, como ya lo hemos entrenado, no volvamos a perder las llaves del candado de la moto, las del candado de los cascos y las de casa.
Os recomiendo encarecidamente entrenar, no ya las vacaciones, si no, todas las salidas que penséis hacer en moto. Os evitareis muchos problemas y de paso os lleváis dos por una.
Lo voy a intentar resumir de una manera lo más sintética, y a la vez, clara posible.
Empezaré por las cosas que en caso de visitar Sardinia en moto, deberéis evitar.
EL VIAJE PROPIAMENTE DICHO
PREVIA IMPORTANTE (Cosas que deben evitarse)
La primera - La SS-131.
Es la principal ruta que une el norte y el sur de la isla.
Pretende ser una autopista, y se esfuerza en ello, pero no lo consigue, ya que:
Carece de arcenes en la mayor parte de su recorrido.
La divisoria central es de hormigón con guardarrailes adosados, y estos son de triple altura y sobrepasan el mini arcén central invadiendo la calzada, de manera que la sensación es de absoluta inseguridad.
Es en todo su recorrido de doble carril por sentido, pero esos dos carriles ocupan el espacio de solo uno y medio de los nuestros.
Para dar aún más emoción a la conducción de cuando en cuando es atravesada por otras vías menores.
Cada dos o trescientos metros hay un ensanchamiento de cuarenta metros de longitud con objeto de poder acoger a eventuales averiados o a quién quiere parar por cualquier razón, pero están siempre ocupados por los más diversos objetos; pneumáticos inservibles, neveras viejas, restos de sanitarios (bañeras, wc, etc), runa de obras, vidrios rotos, latas, botellas y una ingente cantidad de bolsas de basura, de manera que aunque quede sitio para el vehículo es preferible no parar ya que es fácil pinchar alguna rueda y además pillar un tétanos galopante. Parece que las gentes, concienciadas por el cambio climático, hayan decidido dejar la mierda donde la producen y así evitar un gasto innecesario en combustible que luego pasa a sobrecargar la atmósfera de CO2. Es dificil evitar esta vía ya que une el norte y el sur y sirve como lanzadera para los distintos enlaces a vías más interesantes.
La segunda - El noroeste de la isla, desde el Golfo di Olbia hasta Punta Falcone, incluyendo el archipiélago vecino de La Maddalena.
Es como la Marbella de los aficionadillos Jesus Gil, Julián Muñoz, Marisol Yagüe, etc, pero multiplicado por cién y además con auténticos profesionales; Berlusconi, Aznar, Princesas árabes, etc... Otra mierda, como la de la SS-131.
La cosa va de a 12 euros una caña, 5 un café, 3,5 un agüa de 30 cl...
Nosotros, ya advertidos, lo evitamos, y luego a la vuelta y coíncidiendo con otros motoristas que habían estado, lo corroboramos.
La tercera - Presentarse en algún alojamiento de tipo rural con una moto de trescientos kilos y cargada hasta los topes sin haber preguntado previamente por los accesos.
Pues eso, que en ocasiones el caminito que lleva a la idílica casa rural con sus gallinas, sus pécoras, sus maiale y sus cavalinos, consiste en una empinada pista de tierra de metro y medio de anchura, surcada de regueros, y con -como es de recibo- tres o cuatro "tornanti" para que te luzcas.
Hasta aquí lo que se debe evitar. Quedáis advertidos.
Vamos a continuar con el resto de cosas que vale la pena conocer, estas ya, recomendables;
LAS CARRETERAS
La isla ofrece un abanico de presiones atmosféricas que van desde el valor uno a nivel de mar hasta el valor 1,834 en la punta La Marmora, situada en el complejo montañoso de "Gennargentu", un territorio clasificado como parque natural y situado al noreste de la isla , en la región de Olbia, de modo que encontraremos toda suerte de carreteras ideales para recorrerlas en moto. Es de destacar que el 80% de la superfície de la isla está formado por montañas o, como mínimo, colinas.
Si evitamos, recordad, la SS-131, el resto de carreteras ofrecen un buen asfalto, con agarre de primera y, eso sí, con amplitudes variadas. Desde las puramente locales, de unos 2,5 metros de amplitud, pero que te conducen por rincones casi secretos para la mayoría de turistas, hasta otras que bordean la costa a modo de nuestra "Tossa-Sant Feliu", pero con el porte, la anchura y la categoría de la también nuestra, "Collada de Tossas". De modo que en cuanto a carreteras, un 10.
EL ALOJAMIENTO
Hemos utilizado exclusivamente alojamientos de tipo rural, allí les llaman "Agriturismo". También abundan los de tipo "Bed&Breakfast", y la verdad; un 10 en general. Son confortables, dignos, baratos y tienen el añadido del contacto directo con los dueños, y por lo tanto con la gente del lugar.
Algunos no hacen la habitación diariamente y pueden ofrecer, o no, servicio de comedor. Siempre ofrecen "colazione" (desayuno), muy completo en general.
Nosotros partíamos con reserva para siete noches, repartidas en dos partes, la una en un alojamiento rural en el publecito de Colinas, situado en la región del "Medio Campidano", y ubicado un poco a poniente del centro de la parte sur de isla -la idea era abarcar todo el sur desde este lugar y luego "subir" hacia el noreste para recorrer toda esa zona. De modo que la idea era improvisar, en cuanto a dormir, durante ocho días repartidos en dos períodos.
Ningún problema, un día antes de dejar el lugar de alojamiento hacíamos una incursión a la zona donde queríamos alojarmos la noche siguiente y concertábamos la estada. Fácil, hay mucha oferta y la ocupación es relativa, además con solo preguntar en algún bar de la zona, alguien surgido de la nada, teléfono en mano y amabilidad rebosante, te ponía en contacto con el o los "Agriturismo" más próximos. Un gozo.
EL IDIOMA
Los isleños se consideran a si mismos, sardos, italianos pero sardos. De manera que la lengua doméstica y la de muchos carteles y avisos municipales o regionales es, junto con otras, el "sardu", o mejor dicho "los sardos", ya que cada región habla su própia variante del sardo (sardo, galurés, sasseres, catalán o alguerés y ligur tabarquí), siendo fácilmente aperciable, incluso por el profano. En todo caso son consideradas lenguas "territoriales", siendo la oficial el italiano.
El sardo se considera la lengua latina más conservadora, por lo tanto la más cercana al origen, no obstante como por allí han pasado "todos", la lengua tiene también un poco de cada uno. De los nuraghi, de los fenicios, de los cartagineses, de los romanos, de los vándalos, de los bizantinos, de los árabes, de los aragonenes, catalanes, y españoles, y como no, de los italianos.
Personalmente vivimos experiencias curiosas en el terreno de lengua; yo solté en una ocasión a mi anfitrión, Gavino, un sasarés de Itiri que regentaba una de las casas de agriturismo donde nos alojamos y que no paraba, durante la cena, de sacar suculentos platillos y más platillos:
- Tu me quieres mal
A lo que el respondió:
- ¿Vostro parlate sardo?
Esa frase se expresa exactamente igual en sardo que en castellano.
Vale la pena comprobar las coincidéncias con otras hablas, un ejemplo:
Naschida de sa limba sarda Su sardu cumenti a lìngua chi ndi benit de su latinu cumèntzat a nasci in su 238 ananti de Cristu, candu sa Sardìnnia bessit provìncia de Arroma. Su latinu de is sordaus arromanus, chi no fiat su chi studiaus in is lìburus ma fiat diferenti meda intru de is arregionis chi ndi beniant, at cumentzau a s’amesturai illuegus cun sa lìngua chi is sardus chistionànt giai; a dolu mannu no scieus meda de sa lìngua chi chistionamus in Sardìnnia a su tempus, ca no si funt abarraus dogumentus scritus e duncas totu su chi scieus est gràtzias a fueddus (prus chi totu arrelataus a su sartu, bestiàmini, matas) chi no ndi benint de su latinu ma chi ndi benint de su “paleusardu”, cumenti a làcana, mara… Is Arromanus perou no ant agatau su “paleusardu” sceti, difatis tòcat a no si ndi scaresci de totu is tzitadis pùnigas in is costeras, chi amarolla ant intrau fueddus pùnicus intru de is sardus puru; oindi’ is fueddus pùnicus chi ancoras imperaus fatu fatu funt unus cantu, est a nai mitza, tzìpiri, chemu, tzichiria, tzingorra (in italianu, sorgente, rosmarino, una manciata, aneto, piccola anguilla). A contu fatu duncas su sardu est una lìngua arromanza cumenti a su frantzesu, su spanniolu, su cadelanu, su portughesu, s’italianu, su ladinu e aici nendi, totu lìnguas chi funt nàscias atobiendisi’ su latinu de is sordaus arromanus cun sa lìngua chi sa genti de su logu chistionàt giai.
Es guapo, ¿no?
LA COMIDA
Como ya comenté, en algunas de las casas de "agriturismo" es posible cenar e incluso comer a medio día. Nosotros utilizámos en dos ocasiones la cena, ya que durante el día estábamos de ruta.
En las dos acertamos el pleno.
La primera, quizás pecó de cierto exceso en detrimento de la calidad, el hecho es que coíncidimos con una cena ya programada con motivo de las fiestas de la región y nos juntamos unas 150 personas, no lo sabíamos pero el resto de comensales venían con intención de rebentar.
Fue un desfile inacabable de platos típicos del país, unos quince o dieciseis, más tres o cuatro postres, con su agua, su vino, su café y el imprescindible "limonccelo".
Costó 25 euros por cabeza.
La segunda fue precisamente en casa del tal Gavino al que ya hice referéncia.
Cuando le comunicamos que aquella noche vendríamos a cenar, nos preguntó si preferíamos la cena estandar o la versión reducida, nosotros conocedores de como se las gastan los sardos en eso de comer, le respondimos que la reducida y alegres e ignorantes nos fuimos a "carreterear".
Menos mal que decidimos la reducida; antipasto - seis o siete platillos con diferentes verduras a la brasa, diferentes embutidos, dos o tres clases de queso-, entrantes..., por resumir había de todo lo que debe haber en una mesa sarda; cordero lechal (pecorino), lechón (maiale), vaca, potro, y diversos postres especiales de la casa, más vino, café, más -claro- el "limonccelo".
Todo guisado por Piera, la dueña, con productos de la casa y de una exquisitez extrema. De hecho tenia varios premio de cocina sarda.
Costó 15 euros por cabeza.
En general se come bien y a precios muy razonables, solo hay que evitar las zonas más turísticas y los deleznables "panini". Nosotros no lo hicimos en dos ocasiones; la una -por necesidad, era tarde- comiendo uno de esos "panini" tan malos, y la otra por capricho, en el Alguer, sobre el paseo de la muralla y en la terraza de un restaurant "chic", solo nos soplaron 120 euros por unos espaguetis a la "aragosta", una botella de vino (20euros, en el súper 5) y un, uno solo, "tiramisú".
Resumiendo, que vale la pena probar las especialidades, y si se busca se puede comer muy bien a un muy buen precio.
EL COMBUSTIBLE
Tan solo dos apuntes;
Una curiosidad; en muchas gasolineras existe la posibilidad de abastecerse de gas (para los vehículos a idem).
Una utilidad; vale la pena llevar encima billetes de cinco y diez euros. Muchas gasolineras de carreteras secundarias disponen de surtidores expendedores que funcionan con billetes. Y solo están abiertas en horario y calendario laboral.
LA CULTURA
Los amantes de la história, la arqueología y la cultura en general pueden acabar empachados, la isla está repleta de multitud de cosas interesantes.
Fenicios y romanos
Ambas culturas dejaron un inmenso legado frente al cual Empuries o Tarraco quedan empequeñecidas.
Nosotros visitamos Tarros, una pequeña península al oeste de la isla en la región de Arborea que a parte de unas playas casi vírgenes nos permite visitar unos complejos arqueológicos de primer orden. En el mismo lugar hay también una iglesi protorománica en la que de no ser por el amor de Glòria hacía la playa me hubiese tenido entretenido en su interior todo el día. Y yo no siento el más mínimo apego por las cosas de la Iglesia pero sí por todas aquellas piedras que una vez trabajadas y convertidas en carreos acaban apiladas ordenadamente grácias al ingenio de algún antiguo arquitecto. Si a lo que resulta se le mete un cura dentro ya no depende de mí y me tengo que aguantar.
Nuraghis
Quizás es menos conocido que la Atlàntida y los “moais” de la isla de Pascua, pero como ellos, encierra una buena dosis de misterio.
Las construcciones nuraghicas tienen hasta 4000 años de antigüedad y se situan en la edad del bronce. En la totalidad de los aproximadamente 7.000 complejos nurágicos que hay en Cerdeña falta el extremo de la torre, pero por reproducciones que se han encontrado en los própios yacimiento y por las piedras talladas que se hallaban en sus bases, se ha podido determinar que estaban rematadas con almenas que sobresalían del diámetro de la torre con el fin de dificultar su escalo, a modo de castillo medieval.
Yo había visto alguna foto y leído alguna reseña, pero entrar dentro de un recinto con paredes de más de tres metros de anchura, techos de ocho metros, tres plantas y donde el cemento es el propio aire, es decir nada más que el arte de colocarlo bien..., eso no se puede leer, hay que vivirlo. El complejo nuraghico de Sa Nuraxi junto al pueblo de Barumini es de una espectacularidad que corta el aliento. Yo aluciné pepinos (no kawasakis).
En Barumini se halla el "Palazzo de Zapata", un edificio construido por los marqueses de Zapata en el siglo XVII y que esá levantado sobre los restos de un antiguo asentamiento nurágico hoy visible gracias a una magnífica recuperación de la base respetando la estructura del palacio. Es muy interesante su visita pues contiene un museo con armas, alfarería, figurillas, etc de la civilización nurágica.
La entrada a "Su Nuraxi" (10 euros) incluye la visita al palacio donde además se haya un museo de costumbres sardas y al cetro cultural "G. Lilliu" un renombrado arqueólogo especializado en el tema.
Recontrucción virtual de "Su Nuraxi"
Románico
De todo tipo, de toda época y para todos los gustos.
Museos sobre usos, costumbres, herramientas, história, herramientas, instrumentos musicales y mitos y leyendas.
Para convertirse en un experto.
LA COSTA (Lo que contiene el interior)
Catalunya con 32.000 km2 de superfície cuenta con 754 km de costa, y esta es predominantemente rectilínia, Cerdeña, en cambio, dispone de 1.800 km de costa, siendo su perfície total de 24.090 km2, y su costa, además, es muy accidentada ya que el 80% del territorio es montañoso.
Esto nos da una buena idea de la variedad de paisajes y la multitud de rincones, muchísimos de ellos pràcticamente vírgenes, que nos ofrecen sus costas.
Podemos escoger, desde el punto de vista playero, entre como mínimo dos tipos de playa, las de levante y las de poniente, aguas cálidas y tranquilas al este, aguas más frescas e inquietas al oeste.
Es muy de destacar, no se si por "falta de desarrollo" o por que existe una buena gestión normativa del litoral que en la práctica la franja de costa paralela al mar está en un 99% libre de colonización urbanística, los doscientos primeros metros -como mínimo- desde el mar hacia el interior contienen solo vegetación autoctona, dunas, o bosque y acantilados, además nosotros -tras recorrer el 80% de la costa nunca vimos un edificio de más de dos plantas a menos de quinientos metros del mar. El litoral bajo recuerda al Castelldefels de los años 50-60 del siglo pasado y el alto al paisaje entre Tossa y Sant feliu de Guixols.
Las carreteras que la bordean muchísimas veces discurren a cuatro o quinientos metros de la línia de costa y resulta imposible con una moto GT ni siquiera aventurarse por algún camino de arena que te acerca al mar.
Por otra parte bordear la isla en moto es uno de los placeres que junto con otros que no diré voy a guardar en un compartimento especial de la caja fuerte de mi memoria.
EL INTERIOR (Lo que perimetra la costa)
El perfil de la isla permite pasar de la cota cero a los 1.000 o 1.200 metros de altura en apenas unos kilómetros de recorrido, eso sí, de un recorrido muy empinado, lleno de impresionantes "tornanti" que dibujan carreteras fuertemente aterrazadas.
Una ruta recomendable y representativa de lo comentado es salir desde "Alguero", El Alguer, hacia el sur, bordear la costa y desviarse hacia la izquierda (obvio, si no quieres caer al mar) en direcció a Vilanova de Monteleone -siguiendo encontrareis Monteleone, lugar impresionante-.
En las zonas montañosas es fácil encontrarse con cerdos salvajes, aves rapaces y caballos en libertad, además estan repletas de fuentes de agua deliciosa y fresca, muy reconfortantes en pleno mes de agosto y a más de 35º.
Los pinos solo se dan en algunas zonas y ocupan poca superfície, lo habitual son encinas y robles, en general árboles del género quercus.
La zona de "Barbagia Ollolai" frente al Golfo de Orosei, en el centro-este de la isla es la región montañosa por exceléncia, pues hasta sus gentes son especiales, con aspecto rudo y trato esquivo, y un habla gutural y profunda. Dicen de ellos que son de campo, medio civilizados y de hecho ni los romanos consiguieron someterlos del todo. Una vez entablas conversación y ganan confianza son amables y serviciales como el resto de los sardos, excepto -hay que decirlo- aquellos que en zonas más turísticas están sometidos a la presión constante del viajero y quizás por ello son bastante záfios. En Castelsardo salimos por piés de un bar tras comentarle a un camarero que se pasaban con el precio. Lo perdonamos pues seguro que la noche anterior no había “sucao”. Y así, se entiende.
LA MINERIA (Lo que está bajo el interior que está arriba)
Parece ser que la tradición minera en Cerdeña empezó 6.000 años adC con la extracció de la obsidiana. De modo que a quién le interese el tema debe visitar Cerdeña.
No me extenderé en el tema, tan solo dos apuntes:
Vale la pena visitar Montevechio de paso que recorremos la Costa Verde y sus playas de dunas (Piscinas es una pasada), y entrar en las partes visitables del enorme complejo minero hoy abandonado.
Los alrededores de la ciudad de Iglesias están realmente repletos de antiguas explotaciones y la propia ciudad guarda un legado museístico de primer orden. Se dice que el socialismo nació en las minas de Iglesias pues sus trabajadores fueron los primeros europeos en gozar de una primitiva pero incipiente asistencia social pública. La ciudad está a escasos kilómetros de la costa y el recorrido desde Capo Pécora hasta San Giovani es obligado y espectacular.
EL EQUIPAGE (Lo que te acompaña en los viajes, ya sea por la costa o por el interior)
Tras un estudiado trabajo de concienciación, si no arduo, si persistente, conseguí dar vacaciones -es decir, que se quedaran en casa- a multitud de objetos, prendas y artilugios que ocupando un precioso espacio en el equipaje suelen volver a casa sin haber sido utilizados.
Secador del pelo, batas, pijamas, pantalones, camisas, camisetas, trajes de baño de recambio, aspirinas, alka-setzer, biodraminas, hilo de coser, agujas de idem, ungüentos varios, batines, toallas, linternas, pilas..., incluso la máquina de fotos y sus cables, cargadores, baterias de recambio y targetas, un móvil y su correspondiente cargador, prismáticos, gorras, foulards..., en fin todo aquello que al preguntar "¿para qué?" alguien te responde "¡por si acaso!, así que ha sido un viaje en el que los "porsiacasos" se han quedado en casa. Casi todos, llevamos medio rollo de cinta americana, que también es un "porsiacaso".
Solo consiguieron meterse en las maletas laterales, en la bolsa de tubo, a la que por cierto le acoplé al fondo, enganchada con velcro adhesivo, una lámina ligerísina de plástico semirígido de celdillas, tipo cartón, y en la bolsa sobredepósito, unos pantalones muy ligeros de treking, otros cortos, tres camisetas y tres mudas de ropa interior tipo slip -que ocupan menos-, con el tanga no me atreví. Como calzado unas sandalias tipo zapato deportivo de rejilla y una chaqueta con protecciones ligera de cordura, que por cierto no utilicé nunca. Glòria por su parte como dotación personal llevaba prendas homónimas a las mías y su inseparable neceser en el que, ¡Oh milagro! tras pasar por mi censura -lo siento- conseguí meter mi minicepillo de dientes.
Cogí también, lo confieso, el portátil pequeñito con el propósito de mantener al día una especie de diario para escribir lo acontecido durante la jornada. Fue la cosa más inútil de todas, y eso que no es un "porsiacaso". A la tercera noche por fin me dispuse a escribir, llené un par de folios, la siguiente, otro, y a la tercera tras releerlos le dí un sopapo al "delete" y ya no volvió a salir nunca más de la funda.
Por último, una guía en formato reducido, un plano general y el GPS con los mapas del lugar instalados.
Sugeréncia: Vale la pena que todo lo que podamos necesitar durante la travesía en el barco (traje de baño, elementos de aseo personal, etc...) lo coloquemos de manera que sin tener que remover todo el equipaje lo podamos retirar fácilmente en el momento de acomodar la moto en la cubierta-garaje.
EL PLAN DE VIAJE
Como ya he relatado la consigna era llegar al pueblecito de Collinas (se llamó así desde que a mediados del siglo XX salió diputado del parlamento italiano un hijo del pueblo, y como el nombre original, Forru, parecía que sonaba primitivo y pueblerino, se lo cambiaron por el actual), allí teníamos una reserva previa (grácias al buen hacer del amigo Antón Alabau) de cuatro noches en "Sa domo Forru" una preciosa casa sarda (cuatro generaciones) en la misma plaza de la iglesia, donde Anna y su marido nos atendieron primorosamente e incluso compartimos cena (la nuestra del súper) a su própia mesa.
Después partiríamos hacia Ollolai para alojarnos por tres días más en "Agriturismo Palai", en plena Barbagia Ololai a unos cincuenta km de Nuoro, la región más indómita de Cerdeña.
El resto de días (noches más bien) el destino decidiría, no teníamos nada reservado -una temeridad, dice el sentido común, si pensamos que estábamos en pleno mes de agosto-. Pero, ¿quién es el sentido común para meter baza en todo?.
Nosotros con la cara lavada y recién peinados (los dientes ya llevaban un par de horas de servicio desde la última ablución), y Despertaferro reluciente cual griffo de plumas metálicas, salimos de casa sobre las catorce horas del dia D (creo que era el que hace nueve del mes), comimos con la prole -Amador y Alba- unos tres kilómetros más allà, en Sant Antoni de Calonge, por dos razones, para despedirnos y de paso para intentar adivinar, mirando hacia el horizonte, que nos tenía preparado el destino inmediato.
A las diecinueve treinta, ya en BCN, con nuestras tres targetas de embarque esperábamos la hora H (las 22) para horadar, montados a la grupa de nuestro particular griffo, las interioridades del enorme bajel del señor Grimaldi, y esperar, confiados, que supiera mantenernos a flote durante al menos mil kilómetros mar allá.
Durante la espera supimos que Despertaferro iba a estar acompañado durante la singladura por tres preciosas Gilera 150 de unos suizos, que lucian como el primer día, también estarían con ellas una RT 1200 y una magnífica CL de una familia (matrimonio y dos hijas) que viajaba unida y en moto. La CL la conducía la hija mayor y la RT el papá de la bella criatura.
Ver desaparecer las luces de Barcelona, pasear curioseando las cubiertas públicas del bloque de pisos flotante, cenar (por cierto, peor que mal, en el autoservicio del mismo, y dormir a pierna suelta en el camarote de solteros. Esas son las tareas posibles durante la travesía.
La única lástima es que estos grandes navíos siempre suelen tener problemas con los "silentblokcs" del “motorcillo”, y estés donde estés percibes y padeces de un sutil, pero perpetuo efecto vibratorio, incluso si te fijas bien (aconsejo hacerlo con el más elaborado de los disimulos) todas las damas que usan más allá de cierta talla para el frontis devuelven la vibración al ambiente mediante determinados y muy concretos sube-y-bajas anatómicos que además ejercen un sutil efecto hipnótico en otros viajeros.