Despertaferro
Curveando
Pues yo también estoy en casa.
Me he duchado dos veces desde ayer, he cenado otras dos, he comido una y me tomé un café con magdalenas esta mañana al levantarme.
También he hecho otras cosas... He mirado la tele y he visto funcionarios de esos ha tiempo parcial que han ganado y a otros que (pobres) han perdido. He currao todo el día menos entre las 14 y las 17, también he visitado el cuatito privado en un par o tres de ocasiones, ah¡, y he leido la prensa, concretamente el nuevo "Ara" (no está mal, pero tampoco encenderé ninguna traca).
Por cierto: Ayer, simplemente me cansé de tanto camión, y de tantos que grácias a que hay camiones parece que no son tan tontos. Perdonadme, pero me empezaba a doler el hombro y a picarme el..., de ir a 60 por hora y faltar, en función de esa velocidad, dos horas aún para llegar a casa. De modo que (lo siento Iuri) tras asegurarme que no ponía en peligro ni mi integridad, ni la los otros conciudadanos con los que compartía vía, ni la de la Santísima Trinidad, ni la de gatos, perros, conejos de bosque, o zorras (de las unas o de las otras), y que ni el aire iba a notar mi quebranto de la sacrosanta norma de pisar las rayas (ya se que hay que prefieren esnifarlas), decidí pasar por babor a todo quisque que circulara por debajo de los (también sacrosantos 100 Km/h), y así, tras solo aflojar un montón al paso del radar a la salida del túnel largo, y otro montón en el de Sta Coloma, llegué a casa con el hombro en perfectas condiciones y el otro relajado y tranquilo.
Y qué ¡
Cambiando de tema; la crónica la he pensado pero no me convence y tengo que repensarla. De manera que si el alemán me lo permite y todavía me acuerdo de algo, en los próximos días espero volver a tenerla enbastada en mente y encontrar un rato para darles caña a las letrillas del teclado y que vayan soltando tinta en la pantalla. Pero no os aseguro nada. Nunca se puede asegurar nada, y menos con los tiempos que corren, que además de correr que se las pelan (ahí querría yo ver al bueno del Iuri y al Allbur llenando talonarios de multas), parecen decididos a no dejar títere con cabeza (excepto funcionarios, políticos, curas y otros de similar condición) a los que solo, en todo caso solo se les van a enfriar ligeramente las orejas.
Y ahora me retiro a mis aposentos en los que tras meditar diez o quice minutos sobre el origen del bién y del mal, lo malos que realmente son los buenos y toda la monserga que con aire de sublime trascendéncia nos largan cada día los indocumentados varios que ocupan cargos y poltronas, me dormiré como un angelito endemoniado, perverso y transgresor (por lo menos de labia) para llegar a mañana con las reservas de dar caña repletas a tope de nuevos, mejores y más convincentes argumentos.
Hala, a dormir
He dicho.
Me he duchado dos veces desde ayer, he cenado otras dos, he comido una y me tomé un café con magdalenas esta mañana al levantarme.
También he hecho otras cosas... He mirado la tele y he visto funcionarios de esos ha tiempo parcial que han ganado y a otros que (pobres) han perdido. He currao todo el día menos entre las 14 y las 17, también he visitado el cuatito privado en un par o tres de ocasiones, ah¡, y he leido la prensa, concretamente el nuevo "Ara" (no está mal, pero tampoco encenderé ninguna traca).
Por cierto: Ayer, simplemente me cansé de tanto camión, y de tantos que grácias a que hay camiones parece que no son tan tontos. Perdonadme, pero me empezaba a doler el hombro y a picarme el..., de ir a 60 por hora y faltar, en función de esa velocidad, dos horas aún para llegar a casa. De modo que (lo siento Iuri) tras asegurarme que no ponía en peligro ni mi integridad, ni la los otros conciudadanos con los que compartía vía, ni la de la Santísima Trinidad, ni la de gatos, perros, conejos de bosque, o zorras (de las unas o de las otras), y que ni el aire iba a notar mi quebranto de la sacrosanta norma de pisar las rayas (ya se que hay que prefieren esnifarlas), decidí pasar por babor a todo quisque que circulara por debajo de los (también sacrosantos 100 Km/h), y así, tras solo aflojar un montón al paso del radar a la salida del túnel largo, y otro montón en el de Sta Coloma, llegué a casa con el hombro en perfectas condiciones y el otro relajado y tranquilo.
Y qué ¡
Cambiando de tema; la crónica la he pensado pero no me convence y tengo que repensarla. De manera que si el alemán me lo permite y todavía me acuerdo de algo, en los próximos días espero volver a tenerla enbastada en mente y encontrar un rato para darles caña a las letrillas del teclado y que vayan soltando tinta en la pantalla. Pero no os aseguro nada. Nunca se puede asegurar nada, y menos con los tiempos que corren, que además de correr que se las pelan (ahí querría yo ver al bueno del Iuri y al Allbur llenando talonarios de multas), parecen decididos a no dejar títere con cabeza (excepto funcionarios, políticos, curas y otros de similar condición) a los que solo, en todo caso solo se les van a enfriar ligeramente las orejas.
Y ahora me retiro a mis aposentos en los que tras meditar diez o quice minutos sobre el origen del bién y del mal, lo malos que realmente son los buenos y toda la monserga que con aire de sublime trascendéncia nos largan cada día los indocumentados varios que ocupan cargos y poltronas, me dormiré como un angelito endemoniado, perverso y transgresor (por lo menos de labia) para llegar a mañana con las reservas de dar caña repletas a tope de nuevos, mejores y más convincentes argumentos.
Hala, a dormir
He dicho.