IRAN "Descubriendo Persia"

Gracias por esta estupenda crónica y por las fotos.

La narrativa es amena y al mismo tiempo detallada.
Sigo enganchado a este hilo
 
Tremendo, alucinantemente adictiva la crónica.
Por cierto, una Yamaha XJR 1300, pensé que las motos de más de 250cc estaban prohibidas por allí.

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Tremendo, alucinantemente adictiva la crónica.
Por cierto, una Yamaha XJR 1300, pensé que las motos de más de 250cc estaban prohibidas por allí.

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Correcto están prohibidas, si te fijas no lleva matricula. Muy pocas vi de gran cilindrada y todas sin matricula y en grandes ciudades. Supongo que el dinero, como siempre, puede con todo....
 
Día 12 y 13 / Irán “Descubriendo Persia” (Teherán - Teherán)

La luz despierta la inmensa capital de Irán a las cinco de la mañana. Teherán, situada en las laderas de los espectaculares montes Alborz, conocidos por sus habitantes como la “Estrella del Norte” porque si los tienes como referencia sabrás situar el norte. Al callejear sus rincones y conversar con su gente te das cuenta pronto que Teherán es mucho más que un caótico amasijo de hormigón y un tráfico delirante… es el mismo corazón de un país moderno que probablemente nos explicará como será el Irán del futuro.

Hemos explorado esta fascinante metrópolis durante dos días para hacer una incursión en su historia. Hay quienes nos aconsejaban pasar de ella porque carecía de interés y era “aburrida” pero siempre he entendido que cada ciudad y cada pueblo tiene su alma y su gente, sus luces y sombras, y tengo que deciros que Teherán me ha sorprendido gratamente. A pesar de la contaminación propia de una gran urbe, sus calles lucen limpias y engalanadas. Sus jardines cuidados con esmero y agua, dan los toques de color a una ciudad cercada por un desierto de piedra cada vez menos humano.

Afortunadamente nuestro alojamiento estaba bien situado para visitar a pie puntos de interés relevantes lo que nos ha ahorrado tiempo y atascos.

Iniciamos la ruta visitando el Palacio de Golestán o "palacio de las flores”, declarado Patrimonio de la Humanidad. Es un complejo de bellísimos edificios decorados con hermosos azulejos pintados rodeados de un magnífico jardín en calma que recoge los excesos de la familia Kayar. Cada uno de los 9 edificios singulares tiene su entrada independiente. Nosotros visitamos el interior de los dos que más merecían la pena: El deslumbrante salón de los Espejos y la galería de pintura iraní, con un coste de 3 millones de riales por persona.

El salón de los Espejos, llamado así por su ostentosa decoración con espejos, albergó el trono real y fue utilizado para la coronación del Sha Mohammed Reza Pahlevi en 1967 y la celebración de bodas reales. Al entrar me quedé impresionada, no es posible imaginar tantos excesos juntos. Pasear por sus escaleras y pasillos era como ir sumergida en una geoda de cristales reflectantes en un mundo inventado por mentes apegadas al lujo y el buen vivir. Las inmensas arañas de cristal se descolgaban de unos techos también de espejos, los muebles de madera africana, la porcelana de Francia, mesas de China, objetos de malaquita de Rusia… todo es luz sin alma. No puedo evitar pensar infantilmente quién y cómo limpiarán semejante hermoso dispendio. Salimos al jardín exterior y la vista se amansa en un estanque pausado de aguas esmeraldas cuya quietud se rompe por el canto armónico de los pájaros que viven exclusivamente en este recinto singularmente bello. Recorremos el resto de edificios que bordean los jardines y salimos del recinto con una extraña sensación entre la belleza de lugar y el exceso de los palacios que también se reproduce en los europeos…

Para contrarrestar nos vamos al Gran Bazar, un laberinto de bulliciosos callejones y “bazaris” que se extiende por más de 10 kilómetros. Es una pequeña ciudad dentro de la gran ciudad con sus mezquitas, bancos y hasta su propia estación de bomberos. Hoy es
el segundo día de fiesta tras el ramadán y había bastantes comercios cerrados y por tanto, menos gente, lo que nos permitió visitar parte del bazar con cierta tranquilidad. Tengo que destacar el aroma embriagador de las especies traídas desde todos los rincones de Asia. Es un olor dulzón y picante que ahoga otros olores menos deseados. La mayoría de los callejones se especializa en productos concretos… cobre, oro, alfombras y el callejón donde vende etiquetas falsas de grandes marcas. Estuvimos un buen rato vagando sin rumbo en ese entramado comercial hasta que apretó la sed y salimos a probar los zumos de variadas frutas, algunas desconocidas, que elaboran directamente en la entrada al Gran Bazar. Deliciosos.

Es hora de almorzar un delicioso Kebab en un establecimiento de mesas compartidas donde los lugareños hacían cola para entrar… indicador inequívoco de que deben estar buenísimos… doy fe de que lo están. Tras el ajetreo del día nos retiramos a descansar prácticamente agotados…

Al día siguiente visitamos la Torre Azadi, uno de los monumentos modernos más representativos del país que nos dejó hipnotizados con sus más de 8.000 piezas de mármol perfectamente encajadas. La antigua embajada de EEUU, nido del espionaje americano. La Torre Milad que con sus 453 metros de altura se impone sobre la ciudad. Es impresionante la velocidad de vértigo que coge el ascensor en la subida y la vista panorámica de Teherán que pierde la ciudad en un horizonte de calima.

Al atardecer subimos en taxi a Darband (puerta que da a la montaña), un perfecto espacio verde en las afueras de Teherán para huir del tráfico y de los ruidos… bueno, tardamos dos horas en llegar por el atasco monumental. Es un camino serpenteante que sube a la colina acompañado por un arroyo en cascada envuelto por pintorescos salones de té al aire libre, llamativos restaurantes rotulados con luces de neón, puestos de frutas y zumos y un ambiente embaucador… un placer para los sentidos. Ya con la noche cerrada volvemos a nuestro alojamiento disfrutando de la iluminada noche iraní… luces y música como colofón a sus fiestas. Teherán, una ciudad para vivirla pero no para vivir… Mañana recogemos a la Taca y nos vamos a Kashan.

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A veces algunas fotos me dan un pronto a Alhambra de Granada...Plaza España/America en Parque Maria Luisa en Sevilla etc etc...Es claro tenemos un pasado comun...

Tambien me llamo la atencion ver figuras de angeles??? Pensaba en la cultura Islamica no habia representacion de imagenes antropomorficas.

Bonito viaje y muy bien contado.
 
A veces algunas fotos me dan un pronto a Alhambra de Granada...Plaza España/America en Parque Maria Luisa en Sevilla etc etc...Es claro tenemos un pasado comun...

Tambien me llamo la atencion ver figuras de angeles??? Pensaba en la cultura Islamica no habia representacion de imagenes antropomorficas.

Bonito viaje y muy bien contado.
Hola,

Perdón por la intromisión y, a la espera de respuesta de quienes realmente puedan saber, me permito darte mi opinión.

Respecto de pasado común, nada que decir. Totalmente de acuerdo. Quizá algunas diferencias en arquitectura y posiblemente por la geografía, pero más semejanzas que diferencias.

Respecto de las figuras antropomorfas, yo también lo había visto. Por mi parte lo asocio a lo comentado aquí...

El salón de los Espejos, llamado así por su ostentosa decoración con espejos, albergó el trono real y fue utilizado para la coronación del Sha Mohammed Reza Pahlevi en 1967 y la celebración de bodas reales

https://es.m.wikipedia.org/wiki/Dinastía_kayar

Al fin y cabo, Irán (Persia) fue una monarquía muy diferente al Estado actual y no me ha extrañado que, por el uso comentado, pudiera haber ese tipo de elementos decorativos.

También he pensado que podía ser previo a ese momento y, en tal caso, Persia siempre he creído leer, posiblemente por su historia milenaria y de grandes civilizaciones, que ha sido un territorio con un sentimiento religioso distinto del que hay o hubo en otros lugares.

Que no hayan sido suprimidos en la actualidad permite ver y aprender del pasado y, al fin y al cabo, está declarado Patrimonio de la Humanidad, de ser ese el lugar indicado.

En todo caso, como ya hice, agradecer las crónicas que devoro cada mañana a la hora del café y que, con las fotos y la documentación, me permite "vivir" lo descrito. Muchas gracias.

Un saludo.
 
Última edición:
La similitud arquitectónica islámica, con otras mas conocidas por nosotros es patente, aunque no olvidemos que Irán junto a Irak tienen en su seno las culturas mas antiguas que se conocen.

Los musulmanes iraníes, dicen que primero son islámicos, pero también son persas, no renuncian a su pasado anterior a Mahoma.

En cuanto a las figuras de animales en su arquitectura, no es nada nuevo. En La Alhambra, sin ir mas lejos nos encontramos con el Patio de los Leones, que ya no son dibujos en la pared, sino que contiene una fuente con figuras de leones.

Hubo un tiempo en el islán en el que la introducción de animales en su decoración era normal.

Los ángeles en la religión islámica, son lo mismo que en la religión católica. Seres etéreos que alaban a Dios y entran en día a día de las personas para ayudar.
 
Día 14 / Irán “Descubriendo Persia” (Teherán - Qom - Kashan)

Salimos de Teherán con el fresquito de la mañana hacia la ciudad santa de Qom. Un destino que acoge el centro mundial de los chiítas y donde se encuentra el mausoleo de Fátima, la hermana del imán Reza.

Al acercarnos a este recinto espiritual nos abordaron un grupo de colegialas que había terminado la visita. No tendrían más de 14 años, y una curiosidad insaciable. Todas preguntaban a la vez, en un perfecto inglés, nuestros nombres, profesiones, procedencia, si nos gustaba su país… y finalmente nos pedían un “selfie” para su Instagram personal. Fue esperanzador ver que debajo del velo hay unas niñas curiosas con ganas de conocer el mundo. Después de más de media hora de risas y fotos me dirigí a ver el mausoleo de Fátima.

Había una entrada para mujeres sitiada por una gruesa lona que no dejaba ver nada de lo que allí está sucediendo… Tras la lona un grupo de mujeres vestidas de riguroso negro examinaban a las que entraban para darles su visto bueno en cuanto a la indumentaria. Cuando me vieron entrar… horror… ¡una turista!. Me sacaron una silla y me sentaron. Una señora cogió el teléfono para informar que allí había una atrevida turista que pretendía entrar sola. Turista fue la única palabra que entendí.

Se acercó una joven para informarme que habían llamado a un “mullah” (persona versada en el Corán) con la intención de que me trajera un “chador de turista con cremallera” y me guiara en la mezquita.

Tardó 10 minutos en llegar, no es mucho o sí lo es cuando la temperatura entre aquellas lonas superaba los 38ª y yo iba equipada con el traje de la moto pensando que así me iba a librar de llevar dicha vestimenta. Negativo. El mullah me dijo… ¿español? respondí sí y me dijo “sígueme”.

Me guió por el complejo a una velocidad de vértigo para terminar rápido la visita porque estaban en plena oración y no debía distraerlos. Efectivamente, al pasar fotografiando lo mínimo para pasar desapercibida (hecho prácticamente imposible) observé miradas confusas y sorprendidas de personas estrictamente religiosas que se preguntan cómo llegaste aquí extranjera… así que… si el mullah iba rápido yo más, eso sí… todas las personas con las que me crucé me dijeron “Bienvenida a Irán”.

Este recinto sagrado está compuesto por tres patios y tres mezquitas, con un total de 25.000 metros cuadrados. Me llamó la atención la cúpula recubierta de oro que envuelve el mausoleo. Con la luz del sol ejercía una especie de influjo hipnótico que me impedía apartar la mirada. No pude entrar al interior de la tumba porque está vetada para los no musulmanes, así que en diez minutos finalicé la visita y mi acompañante, amablemente, me ofreció una guía del mausoleo en español para que ampliara “mis conocimientos” … Tengo que decir que la belleza del recinto, la magistral disposición de sus patios y fuentes y la complejidad de sus innumerables mosaicos en tonos azules, blancos y dorados es fascinante. No me pude recrear lo que me hubiera gustado, pero entiendo que para ellos es un recinto sagrado donde se reúnen para expresar devoción a su fe y no una mera atracción turística.

Regreso al parking donde están Manolo y la Taca esperándome y ponemos rumbo a Kashan, cuyo nombre significa azulejo.

Se dice que Kashan fue el origen de los Reyes Magos que viajaron hasta Belén para atestiguar el nacimiento de Jesús. Verdad o no, lo que si es seguro es que esta ciudad fue un punto vital en la ruta de la seda debido a su artesanía textil, su trabajo con la seda y sus minas de cobre. Kashan es un viaje al cuento de las mil y una noches… su mágica mezquita Agha Bozorg cuya simetría representa la paz interior, el orden vital y la serenidad es simplemente mágica. Tuvimos la suerte de que el propio mullah allí presente nos explicara la parte arquitectónica y espiritual de la mezquita y finalmente nos regaló un rezo cantado que nos erizó la piel. Sólo por ese instante varado en el tiempo ha merecido la pena venir a este país.

Posteriormente visitamos los Baños públicos Hammam e-Sultán de techos abovedados como panales de miel, mosaicos turquesas y fuentes de vida; las lujosas casas históricas que fueron palacios pertenecientes a gloriosos comerciantes de la ruta de la seda; el bazar con su bellísima mezquita que vimos iluminada en la tenue noche y el impresionante caravanserai de Khan Amin donde pernoctaban los comerciantes y que te encuentras cuando vas paseando por la callejuelas del bazar, un enorme espacio abovedado con una cúpula llena de claraboyas, que permiten la iluminación natural. Allí nos tomamos un rico té iraní y después, a las cuatro de la tarde nos fuimos con Alí y Nalú en su cuatro por cuatro un poco cascado al desierto de Maranjab.

Y allí estábamos, en medio de la nada, en ese paraje solitario que rumia viento y arena, envueltos en una amena charla sobre nuestros países… mientras Alí nos prepara un delicioso chai iraní y Nalú nos contaba, con sus grandes ojos negros como la noche, que era tatuadora profesional pero no tenía trabajo. ¡Cuantas ganas de vivir historias tenían esta joven pareja! Estoy segura que lo conseguirán.

¡Que poco necesitamos para sentir instantes de paz mientras reflexionamos sobre el camino que nos queda por andar!…

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Impresionante alarde artístico al más elevado nivel. Precioso sin ambages.

(...) Después de más de media hora de risas y fotos me dirigí a ver el mausoleo de Fátima (...)

Impresionante también... 🤨

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Día 15 / Irán “Descubriendo Persia” (Kashan – Abyaneh - Nain)

Antes de ir al desierto almorzamos en un pequeño restaurante familiar gestionado por Agmed. No hablaba inglés, solo farsi, así que para tomarnos nota de la comanda llamó por teléfono a su pareja Soofi. Soofi nos invitó a probar las deliciosas pizzas iraníes que hace su marido. Agradecí su propuesta y en seguida me dijo que quería conocerme. Pues vente con nosotros, le respondí. No pasaron 10 minutos cuando Soofi entraba por la puerta con su sonrisa franca, sincera. Es una mujer encantadora, de maneras suaves y palabras medidas. Se sentaron en la mesa y nos contaron parte de su vida mientras saboreábamos esa rica pizza iraní. Durante la conversación nos regalaron importantes sugerencias para la ruta y nos advirtieron de sitios algo más complicados. Ella decía, la gente de allí siempre está enfadada…

Nos reímos muchísimo porque Agmed utilizaba constantemente el traductor del persa al español y ya se sabe que a veces las traducciones dejan mucho que desear. Finalmente insistieron para hacernos de guía en la Kashan nocturna a la vuelta del desierto y aceptamos. Nos llevaron a cenar comida tradicional que consistió en una sopa de verduras y fideos con queso líquido agrio, sinceramente no me entusiasmó. Probamos la remolacha cocida y las habas iraníes que se cocinan en una salsa contundente cuando están bien grandes y duras. Les expliqué la forma de hacerlas en Huétor con huevos fritos y jamón… Después de tomarnos un té nos llevaron a una heladería “de las de verdad” para probar el riquísimo helado de azafrán y pistachos. Impresionante de bueno. Teníamos la sensación de conocernos de toda la vida, querían que nos quedáramos en su casa el tiempo que quisiéramos… pero no podía ser. Tenemos una ruta y una aventura por recorrer. Nos despedimos con un “nos vemos” y un intenso abrazo, sabíamos que ante nosotros teníamos a una pareja formidable de las que dejan huella.

Al día siguiente, antes de abandonar Kashan, visitamos los auténticos Jardines persas de “Fin”. El prodigio para que la vida brote en medio de un paisaje desértico, se debe a los manantiales subterráneos que fluyen por el subsuelo de estos jardines y de la creatividad de los ingenieros persas que lograron impulsar el agua sin bombas. La canalizan y distribuyen desde el interior de la tierra entre las diferentes zonas del jardín utilizando canales, estanques en altura y más de 150 orificios desde dónde brota y fluye el agua, gracias a la fuerza de la gravedad. El resultado es un vergel, de árboles centenarios y granados, fresco y lleno de vida en medio de un desierto.

Nos ponemos en ruta dirección a Abyaneh. Por fin entramos en los pueblos del desierto. Las mezquitas se desnudan de sus mosaicos turquesas y se visten de ladrillo viejo… No hay tiempo que perder. Son las diez de la mañana y la temperatura ha subido considerablemente. Empezamos a rodar por una autovía bacheada a ratos y abarrotada de camiones que invaden todos los carriles sin respeto. Vemos el desvío a este pueblito de color rojo y apenas 300 habitantes situado en la ladera de la montaña. La carretera se transforma en la cola escamosa de un dragón dormido que sestea el calor.

Llegamos a una garita con barra de acceso a la carretera. Un hombre alto y corpulento nos pide que bajemos de la Taca para echarse fotos con ella y explicarnos que para visitar Abyaneh hay que colaborar con una donación obligatoria para mantener este pueblito.

Llegamos un poco desvalijados. Me llama la atención las ropas de las mujeres tejidas en alegres colores estampados con vistosas flores en contraposición al velo negro. Sus casas de arcilla roja crean muchísimos rincones pintorescos que se dejan fotografiar aunque reconozco que fui incapaz de subir hasta la fortaleza que hay en la colina frente a Abyaneh para hacerle la tradicional foto del pueblo… pero el calor, equipados con los trajes, algo indispuesta y la subida a la fortaleza me hicieron desistir de esa foto que se puede encontrar fácilmente por internet.

Ahora rumbo a Nain. Volvemos a una autovía de dos carriles que se hacen tres cuando adelantan los camiones. Una autovía con más de cien kilómetros de una aburrida línea recta en medio de la nada. Un desierto de piedra y arena que avanza,,, y un viento enfurecido que bambolea la Taca como si de una cometa se tratara… pero resiste firme y decidida.

Al pasar junto a los camiones se produce un efecto de succión realmente desagradable. La Taca rueda inclinada sobre la carretera luchando contra vientos y marea de arena. Por fin llegamos a Naín con dolor de cabeza por los furiosos silbidos de viento arremolinado sin luna llena.

Madrugamos para ver lo que queda de Naím. Un fuerte terremoto destrozó la mayoría de las viviendas que eran de Adobe y paja y su histórico castillo del que no queda prácticamente nada. Seguimos hasta Meybod, cuna de la cerámica y alfarería persa. Nos recibe la enorme estatua de un enorme alfarero en la rotonda de entrada y vemos decenas de tienditas decorando las aceras con grandes tiestos y orzas de colores. Nos vamos al castillo de Narin… solo imaginar la vida dentro de esa fortaleza me despierta la conciencia. Es realmente impresionante. Tomamos un poco de agua para rebajar el tremendo calor y nos dirigimos a Dakmeh, o la “torre del silencio” situada en las afueras de Yazd. Llegamos a las 12:20 h y ya está cerrado, pero no me lo pierdo… busco un punto de visión subiendo a un montón de tierra compacta fuera del recinto.

Dakmeth es un área circular elevada en una colina en donde los zoroastrianos dejaban los cuerpos de sus muertos expuestos a las aves de carroña para que la muerte no contaminara a ninguno de sus elementos sagrados: el agua, la tierra y el fuego.

El termómetro se pone a 34ª de calor seco con sabor a sal y calima del cielo. Llegamos a Yadz, un oasis entre desiertos que rondaron las rutas de las especies y la seda… pero ahora toca descansar. Hoy ha sido un día de pueblos de adobe y viento.

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Día 16 / Irán “Descubriendo Persia” (Yazd - Kerman)

A media tarde llegamos a Yazd, una de las ciudades más antiguas del mundo, según la Unesco, que fue parada obligada de la ruta de la seda y está emplazada en medio del desierto… lo que me invita a reflexionar sobre cómo se las ingeniaron sus habitantes para vivir en un lugar tan inhóspito, apaciguar ese calor tan feroz adaptando la ciudad al clima desértico y además crear un lugar tan hermoso por el que transitó Alejandro Magno en su viaje hacia la India y Marco Polo hacia China.

A la llegada al hotel dejamos la Taca aparcada junto a una tienda de motos que había al lado. Los dueños salieron a saludarnos y a hacernos mil y una preguntas. El hotel no tenía parking y ellos se ofrecieron amablemente a guardar la moto dentro de la propia tienda para que no durmiera en la calle. Por la tarde, cuando fuimos a recogerla para visitar la ciudad, nos quedamos perplejos, la Taca estaba recién lavada y casi recién peinada. Insistimos en pagar el servicio y se negaron… le dijeron a Manolo “esto se hace con los amigos”. Tengo que resaltar una vez más la generosidad y afabilidad de los hombres y mujeres iraníes. Son increíbles.

Al atardecer nos encaminamos hacia el Complejo Amir Chaqmaq. Un lugar perfecto en el que relajarnos contemplando sus esbeltos minaretes y las tres plantas de puertas abovedadas en una distribución perfectamente simétrica que se reflejan en un precioso estanque de agua y fuentes que refrescan la llegada de la noche. La gente aprovecha estas temperaturas suaves para venirse a charlar, hacerse fotos y tomarse un Arq, que es una deliciosa bebida fría con agua y esencia de flores.

De Yazd me ha encantado el ambiente tranquilo y pausado que se respira en su centro histórico, que invita a pasear sin rumbo fijo perdiéndote por sus estrechas e impolutas callejuelas de adobe que se cruzan formando una espesa enredadera de rincones y arcadas fascinantes por las que se filtra la luz en perfecta armonía.

En este entramado de callejas sobresalen una infinidad de curiosas torres con rendijas verticales llamadas Badgir o torres del viento y que son un símbolo distintivo de Yadz. Su ingeniosa funcionalidad es atrapar el viento que pasa por los tejados y hacerlo circular hasta el interior de las casas, bazares y edificios refrigerando, de manera natural, los espacios más calurosos. Es una especie de aire acondicionado absolutamente ecológico. También hemos descubierto los “Ad Anbar” que son depósitos de agua subterráneos, construidos bajo tierra para preservar su estabilidad ante los posibles daños que pudieran causar los frecuentes terremotos. Son fáciles de distinguir porque sobresale del suelo una cúpula circular hermanada a una torre de viento que mantendrá el agua fría.

Dando un paseo para encontrarnos con la mezquita Jameh o mezquita del viernes por ser el día de rezo de los musulmanes. En todas las ciudades que hemos visitado hay una mezquita “Jameh”. Su elevada y angosta fachada protegida con dos bellísimos minaretes recubiertos por miles de piezas de azulejos vidriados y elevados a 52 metros del suelo… impresiona.

En el lado derecho hay una extraña palmera de madera que despertó mi curiosidad y tuve que indagar. Se llama Nakhl y según me cuentan los lugareños, es la palmera más antigua de Irán. La sacan en procesión cubierta con tela negra, dagas, espadas e incluso con espejos en la Ashura, un festival chiita en el que simbolizan el funeral del Imam Hussein.

Terminamos la visita y nos dirijimos a Kermán… hemos devorado más de 300 kilómetros de desierto en línea recta… quizás sea la carretera más aburrida del mundo pero ese inmenso desierto de piedra y arena te permite pensar, cantar, jugar al “veo veo” y traer los recuerdos alojados en los rincones de la memoria a estos páramos yertos mientras el sol va subiendo la temperatura.

Llegamos a Kermán y toca descansar…

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Es como si el reloj se hubiera detenido unas cuantas décadas atrás. Por lo que nos mostráis, en cierto modo, les envidio. Vida lenta…
 
Es como si el reloj se hubiera detenido unas cuantas décadas atrás. Por lo que nos mostráis, en cierto modo, les envidio. Vida lenta…
Si, es un reloj parado por las circunstancias políticas, sin embargo ellos nos envidian a nosotros, no olvidemos que ese reloj no es que se parara, si no que en los ´70 le dieron marcha atrás. En esos años vivían y pensaban igual que cualquier país europeo, quizá el mas europeizado de toda esa zona.
 
Día 17 y 18 / Irán “Descubriendo Persia” (Kerman – Rayen – Desierto de Lut)

Hoy ha sido uno de los días que más ganas tenía de visitar, uno de los destinos estrella de este viaje para mí personalmente… el “Desierto de Lut” pero antes… te cuento la visita a Kerman.

Cuando estaba recabando información sobre este viaje que necesitó mucha preparación previa, tanto a nivel de documentación oficial como de información sobre los lugares a visitar, sobre todo porque nos gusta descubrir destinos poco conocidos y fuera de los circuitos turísticos… me sorprendió lo poco que se visita Kerman.

En el siglo III a.C. fue una fortificación militar, se convirtió en un importante centro de comercio en la ruta entre el Golfo Pérsico y Samarcanda (destino que tengo apuntado en la libreta de viajes próximos) hecho que atrajo a un Joven Marco Polo a la ciudad 14 siglos después.

El verdadero tesoro de esta ciudad se localiza en sus alrededores sin olvidar que se enorgullece de poseer uno de los más antiguos bazares del país que alberga un espléndido caravanserai, casas de té, antiguos hamman y tiendas de repujado tradicional de cobre. Perderse por sus calles infinitas siguiendo el aroma del cardomomo, la pimienta roja o el té de rosas te envuelve en una atmósfera de ensueño que te conduce a la mezquita Masjade Jame precedida por la plaza Tohid. Los iraníes cuidan mucho sus jardines, parece increíble que esta ciudad hospedada en medio de uno de los más duros desiertos del mundo tenga unos jardines tan bellos y fragantes… No me canso de fotografiar cada esquina de esta plaza donde la gente se viene a conversar cuando el calor se atenúa y las luces matizan con tonos orientales la cotidianidad… La mezquita se eleva sobre la plaza con un gran portal de delicados azulejos azules. Carece de minaretes, pero se adorna presumida con una torre del reloj y una torre del viento.

En Irán es muy difícil encontrar monedas y yo soy una buscadora insistente para ampliar mi humilde colección. Hasta ahora solo había conseguido dos monedas preguntando reiteradamente en las tiendas… Hace más de 15 años que desaparecieron de la circulación dado que su valor es muy muy bajo y ya no se utilizan. Los iraníes las guardan como un tesoro porque atraen la suerte... así que un obstáculo más… Mi intuición me decía que en algún bazar de la parte más olvidada de Irán encontraría las monedas y “et voila”… las encontré. En un pequeño puesto de antigüedades, sobre un plato olvidado estaba mi pequeño tesoro. Se me iluminaron tanto los ojos que el buen señor del bazar no sabía si acercarse, que haciéndose el despistado, limpiaba con un plumero desproporcionadamente grande el polvo anclado en los cientos de objetos acumulados que era imposible quitar porque ya era parte del decorado. Rebuscando en el plato… que además de monedas contenía piedras, cristales y un sinfín de pequeñas nimiedades… fui seleccionando 5 preciadas monedas en orden de su valor. Sorprendentemente estaban todas… Con cara, algo desinteresada, pregunté por su valor. El dueño, hasta ahora, cogió la calculadora y empezó a teclear como si no hubiera un mañana… se rascó la cabeza y sin darle importancia me dijo: 5 dólares. Le pregunté: ¿En riales cuánto es? 1.700.000 riales respondió. Me las llevo, dije, con una sonrisa radiante… ahora la dueña era yo.

Salimos del bazar contentos y la Taca al vernos casi echa las luces largas… un sinfín de niños y niñas la rodeaban con sus padres esperando para hacerse una foto. Con paciencia, todos se subieron y las abuelas me acariciaban la cara… Buenooooo, me decían. ¡Qué bonicos son! Nos fuimos al hotel para despertar en uno de los días grandes.

Amanece una mañana fresca y radiante. La calima aún no ha tocado suelo y las siluetas se ven nítidas en el horizonte. Llegamos a Mahan, un pequeño pueblo al sur de Kerman, para visitar su impresionante mausoleo “Shah Nematollah Vali Shrine” y los jardines persas de “Shadez” rodeados de cipreses centenarios, rosas blancas y acequias y estanques de agua que fluyen alegres y cantarines entre las montañas desangeladas.

La luz es exageradamente intensa y refulgente. Seguimos rumbo a la histórica Rayen para visitar su antigua ciudadela de adobe que nos devuelve a la época sasánida. Sorprende el fresquito del interior de las estancias en contraposición con en el exterior. Recorremos el fuerte dejando vagar la imaginación sobre cómo se vivía allí y qué sucedió… almorzamos en un espacio tradicional, en el suelo un rico Kebab de ternera aderezado con una salsa especial del país y, por fin, salimos rumbo al desierto de Lut atravesando las montañas de colores… un espectáculo

Un lugar a 300 metros por debajo del nivel del mar con las temperaturas más altas del mundo alcanzando los 70º en verano. Estamos solos en medio de este desierto impresionante al que fuimos en coche por la dureza del terreno y el calor, que a las seis de la tarde era de 55º, para ver los Kaluts.

Son un bello conjunto de formaciones verticales talladas por el viento a través de los años creando un paisaje abrumador. Un lugar inhóspito, cuya belleza e inmensidad es imposible atrapar en las fotografías (lo siento). Un espacio excepcional de nuestro mundo cercano protegido por la UNESCO dónde los ríos son de muerte y sal y la tierra abrasadora se cubre con una espectacular capa de tonos ocres y tierra. Una bruma extraña se arrastra por el suelo, los remolinos de arena crean sombras que a veces dan miedo… No hay nada, solo silencio y el palpitar agitado del corazón bombeando sangre al cerebro cuando subimos a la cumbre de algunos de ellos. Belleza en estado puro. Silencio, cada uno con sus pensamientos… asimilando que hay vida en este tremendo desierto. El sol se oculta apagando la calor y los sueños. Seguimos…

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Unos atractivos turísticos de primer orden que son precisamente lo que más valoro al viajar: arquitectura y paisajes. Uffff, tremendo...

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Unos atractivos turísticos de primer orden que son precisamente lo que más valoro al viajar: arquitectura y paisajes. Uffff, tremendo...

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Este viaje te gustaría mucho, además se adapta cono un guante a tu forma de viajar, lo he pensado en varias ocasiones
 
Día 19 / Irán “Descubriendo Persia” (Kerman – Neyriz)

Hoy ha sido un día de transición, de acercamiento a la mítica ciudad de Shiraz. Nos encontramos a unos 200 kilómetros de disfrutarla. Hemos tenido mucha Taca y pocas fotos para cubrir esta etapa en la que hemos salido de un puro desierto a una zona más suavizada y amable. No tenía claro si escribir esta noche, pero… ayer experimentamos una anécdota más del camino que me dejó pensativa

Resulta que coincidimos en la fortaleza de Rayen con un grupo organizado de españoles que llegó en avión a Irán y viajaban en un minibús climatizado para visitar los cinco puntos más turísticos de Irán en 8 días. Un señor y su pareja, de edades similares a la nuestra, se acercaron al escucharnos hablar español. La verdad es que siempre da mucha alegría encontrarte con paisanos en puntos alejados de tu entorno natural… Nos preguntaron si veníamos con algún grupo, les dijimos que no que veníamos en moto y ese fue el punto de inicio de nuestra conversación.

Se interesaron por nuestra ruta, empezamos a intercambiar opiniones sobre Irán y les fuimos contando por encima nuestra experiencia. Poco a poco el círculo de personas se fue ampliando hasta que el corrillo era numeroso. Tras diez minutos de “entrevista” el tono fue más coloquial y relajado. Entonces empezamos a escuchar esto de “qué barbaridad venir en moto”, “yo no me fío de la gente de este país para ir solos”, “tiene que ser muy cansado viajar en moto”, “ni por todo el dinero del mundo haría un viaje en moto”, “y si te roban la moto qué hacéis”, “no me gusta viajar en moto” y “yendo en moto os da tiempo de ver cosas”… Amablemente terminamos la conversación, se fueron en grupo a su autobús y la fortaleza se quedó a solas con nuestros pensamientos. Sinceramente nos quedamos algo perplejos, siempre respetando la opinión de cada uno de ellos y ellas.

Por eso, hoy quiero hablaros de lo que siento viajando en moto sin mayores pretensiones…

Para mí, esta forma de descubrir el mundo es emocionante y digo emocionante no porque entrañe riesgo, que también, sino porque despierta todos mis sentidos y los pone a flor de piel. Puedo oler el aroma de la madera recién cortada que me trae el viento, el olor dulzón de la primavera que llega veteada por la carretera. Siento el aire fresco y limpio de la mañana o el calor jaspeado del desierto. Siento a la gente de cerca cuando saludan o bajan la ventanilla del coche para preguntar de dónde vienes… siento a los niños felices cuando se suben en la Taca emocionados, siento el olor de la carne recién asada y paladeo el agua de la lluvia limpia recién caída. Siento que puedo acceder a lugares lejanos con libertad. Siento frío y muy pocas veces miedo. No me canso, aunque suene poco creíble… cuando tenemos una pasión… no hay dolor.

Siento absoluta confianza y seguridad en la Taca y en Manolo.

Siento que viajar en la Taca a otros países enriquece mi conocimiento particular del mundo, de otras culturas, pero sobre todo enriquece mi alma interior. Puedo tocar la gente, conversar con ella de cualquier tema, mirarla a los ojos y reírnos, aunque hablemos idiomas diferentes. Me fío de la gente de este país porque no quieren nada para ellos que no quiera yo… Quieren vivir con dignidad, trabajar y conocer el mundo… La gente de a pie, con la que me cruzo en la calle, es igual que yo… quiere un mundo mejor, no quiere guerras, quiere proteger su planeta… aspiran a darles a sus hijos las oportunidades que ellos no tienen… quiere libertad y paz porque somos buenos por naturaleza y sí, siempre hay alguna excepción.

Por eso, cuando viajo en la Taca con Manolo, salgo con la mochila vacía de prejuicios y estereotipos infundados para traerla llena de emociones y experiencias… buenas, regulares y alguna mala, pero experiencias que me enseñan, que me guían, que me hacen comprender el mundo en el que vivimos desde mi propio punto de vista, sin que me influyan los medios de comunicación.

Algunos instantes quedan reflejadas en las fotografías, pero otros… la mayoría quedan grabados en el corazón y atrapados en la memoria para convertirse en bonitos recuerdos de vida…

Sí, definitivamente me encanta viajar lejos o cerca, viajar en moto y sentir y, entiendo y respeto otros modos de viajar o no viajar porque cada persona es un mundo libre en sí misma.

Cuando sea más mayor tendré que buscar alternativas… pero de momento me quedo con todos estos instantes que son páginas de un libro aún por terminar…

Buenas noches… mañana llegaremos a Shiraz

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Por eso, hoy quiero hablaros de lo que siento viajando en moto sin mayores pretensiones…

Para mí, esta forma de descubrir el mundo es emocionante y digo emocionante no porque entrañe riesgo, que también, sino porque despierta todos mis sentidos y los pone a flor de piel. Puedo oler el aroma de la madera recién cortada que me trae el viento, el olor dulzón de la primavera que llega veteada por la carretera. Siento el aire fresco y limpio de la mañana o el calor jaspeado del desierto. Siento a la gente de cerca cuando saludan o bajan la ventanilla del coche para preguntar de dónde vienes… siento a los niños felices cuando se suben en la Taca emocionados, siento el olor de la carne recién asada y paladeo el agua de la lluvia limpia recién caída. Siento que puedo acceder a lugares lejanos con libertad. Siento frío y muy pocas veces miedo. No me canso, aunque suene poco creíble… cuando tenemos una pasión… no hay dolor.

Siento absoluta confianza y seguridad en la Taca y en Manolo.

Siento que viajar en la Taca a otros países enriquece mi conocimiento particular del mundo, de otras culturas, pero sobre todo enriquece mi alma interior. Puedo tocar la gente, conversar con ella de cualquier tema, mirarla a los ojos y reírnos, aunque hablemos idiomas diferentes. Me fío de la gente de este país porque no quieren nada para ellos que no quiera yo… Quieren vivir con dignidad, trabajar y conocer el mundo… La gente de a pie, con la que me cruzo en la calle, es igual que yo… quiere un mundo mejor, no quiere guerras, quiere proteger su planeta… aspiran a darles a sus hijos las oportunidades que ellos no tienen… quiere libertad y paz porque somos buenos por naturaleza y sí, siempre hay alguna excepción.

Por eso, cuando viajo en la Taca con Manolo, salgo con la mochila vacía de prejuicios y estereotipos infundados para traerla llena de emociones y experiencias… buenas, regulares y alguna mala, pero experiencias que me enseñan, que me guían, que me hacen comprender el mundo en el que vivimos desde mi propio punto de vista, sin que me influyan los medios de comunicación.

Algunos instantes quedan reflejadas en las fotografías, pero otros… la mayoría quedan grabados en el corazón y atrapados en la memoria para convertirse en bonitos recuerdos de vida…

Sí, definitivamente me encanta viajar lejos o cerca, viajar en moto y sentir y, entiendo y respeto otros modos de viajar o no viajar porque cada persona es un mundo libre en sí misma.

Cuando sea más mayor tendré que buscar alternativas… pero de momento me quedo con todos estos instantes que son páginas de un libro aún por terminar…
¡Fantástico y emocionante! La belleza de lo escrito se corresponde con lo realizado, y con lo que que nos ayudáis a los demás a vivir con su lectura.

Muchas gracias.
 
Última edición:
Yo añadiria que no es cuestion de moto ni de coche ni autobus...es cuestion de mentalidad y tener cosas claras. Esa buena predisposicion tienes, la tendrias igualmente y te adaptarias ya fueras en patinete, bicicleta, barco, avion, globo, camello o submarino...me temo otras personas como algunas (no creo todas) de aquel autobus no lo conseguiran nunca...

Gracias por compartir. Fantastico viaje.
 
(...)
“no me gusta viajar en moto” y “yendo en moto os da tiempo de ver cosas”… Amablemente terminamos la conversación, se fueron en grupo a su autobús y la fortaleza se quedó a solas con nuestros pensamientos. Sinceramente nos quedamos algo perplejos, siempre respetando la opinión de cada uno de ellos y ellas. (...)

Ya que hubo tanta sinceridad y que no parece que se mordieran la lengua, yo habría dicho que a mí me gusta ir y no que me lleven, aunque quizás sólo lo pensase y no llegara a pronunciarlo (dependería de lo borde que me encontrara en ese momento) :cool: Pero vamos, un grupo de turistas en viaje organizado versando sobre cómo no viajar... :rolleyes:

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Hilos como este, son los que engrandecen al foro. Enhorabuena por compartir el viaje con nosotros y por la manera de hacerlo.
 
Ya que hubo tanta sinceridad y que no parece que se mordieran la lengua, yo habría dicho que a mí me gusta ir y no que me lleven, aunque quizás sólo lo pensase y no llegara a pronunciarlo (dependería de lo borde que me encontrara en ese momento) :cool: Pero vamos, un grupo de turistas en viaje organizado versando sobre cómo no viajar... :rolleyes:

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Solo di una respuesta, la diplomática es ella. "El tiempo lo marco yo y no el guía"
 
Día 20-21 / Irán “Descubriendo Persia” (Shiraz)

Partimos de Neyriz en dirección a Shiraz. Conforme avanzamos, el ocre de los campos yermos va adquiriendo unos tonos tímidamente verdosos y esa mañana clara que nos acompaña nos pone de buen humor. El trazado de la carretera toma forma, empieza a trepar por los pechos retorcidos de las montañas y se eleva en una cuesta infinita que deja vencidos a los viejos camiones que se arrastran por el escarpado recorrido. Empezamos a ver campos de cultivo y algún riachuelo medroso reptar entre la maleza.

La Taca avanza firme y decidida cuando un olor asociado a los recuerdos del verano adolescente llega a mis sentidos… La brisa ya templada me golpea con el aroma dulzón e inconfundible de las higueras. Siempre me ha gustado esa calidez estival compartida con mi hermana y mis primos en el pueblo de mi abuela. De los campos que ahora se han tornado fértiles emergen miles de higueras que producen unos higos pequeños y muy dulces que se utilizan secos en la repostería local.

Por sorpresa atravesamos un Iago de aguas rosadas que nos obliga a hacer parada. Parece un batido de fresas pero serio un cartel nos advierte de que no es apto para el baño… es un lago de sal. Seguimos.

Adelantamos camino, el medio día nos acecha. Y necesitamos reponer fuerzas. Nos detenemos en un barecillo de carretera de donde sale humo de las parrillas. Eso significa que las espadas de pollo y ternera con verdura están dispuestas en la plancha. Nos pedimos una de cada y la acompañan con una fuente enorme de arroz y ensalada. Deliciosas sin más. El chico del bar nos regala un platillo local. Es una espesa salsa con almendras que se moja con el pan. Muy rica y especiada. Un café y seguimos la hoja de ruta para llegar a media tarde a Shiraz, la ciudad de las rosas.

Shiraz me parece grande. Me siguen impresionando sus exquisitos jardines y su tráfico excesivamente caótico. Llegamos a nuestro hospedaje y preparamos con esmero la esperada visita de otro punto de interés preferente que he estudiado con pasión en los libros de historia: la legendaria ciudad de Persépolis.

Madrugamos para aprovechar el fresco de la mañana y en menos de una hora estamos allí. Estoy algo nerviosa, no sé si será como la imagino. La entrada cuesta un millón de riales por persona, unos 3€ aproximadamente...

Respiro y subimos las escaleras para encontrarnos de bruces con la puerta que da acceso a la ciudad más ambicionada, a una de las maravillas de la antigüedad que fue concebida por Darío el Grande como una capital ceremonial en la que reflejó todo su poder contando con los mejores arquitectos del imperio persa para diseñar este espectacular recinto palaciego. El resultado fue un conjunto arquitectónico de distintos palacios decorados con exquisitos relieves, escaleras monumentales e impresionantes puertas de acceso.

Persépolis fue diseñada como un escaparate de la dinastía aqueménida pensada para impresionar a los visitantes por sus dimensiones y belleza. Inevitablemente la ciudad provocó la envidia de poderosos conquistadores y en el año 330 a.C. fue arrasada por los ejércitos de Alejandro Magno. La ciudad sucumbió y lo que hoy hemos visto es apenas un atisbo de su antigua gloria.

La grandeza de Persépolis se intuye nada más enfrentarnos a sus imponentes muros y a medida que subimos por las impresionantes escalinatas simétricas de su entrada. Por ellas subieron gobernantes de todos los lugares del mundo, para rendir tributo al rey de los reyes, Darío I... hoy humildemente subimos nosotros.

Pasar por la puerta de todas las Naciones custodiada por gigantescas estatuas mitológicas, de más de cinco metros de altura, con una cabeza humana barbuda y cuerpo alado de león y toro nos apabulla, nos intimida. Si cierro los ojos puedo escuchar el bullicio de la gente que entra y sale por la vía de las procesiones… las trompetas tocando… el esplendor de esa ciudad… Avanzo para observar cada detalle de la escalera de “Apadana” escoltada por soldados de piedra, o el feroz ataque de un león iraní mordiendo a un toro, o la corte de visitantes que trae presentes al rey desde todos los puntos de Asia y África… sus inscripciones cuneiformes, esas columnas gigantescas de más de 20 metros de alto que estaban coronadas por los grifos de “Homa”. Un pájaro mítico de la literatura persa del que se dice que nunca se posa en el suelo, siempre está volando.

Recorremos su museo y cada rincón del recinto para no dejar ni un detalle sin disfrutar. El corazón se acelera con cada descubrimiento.

Nos subimos hasta la colina dónde se encuentran las tumbas de Artajerjes II y III excavadas en la roca viva de la montaña y desde allí podemos recrearnos con una espectacular vista de todo el recinto. Ahora toca sentarse y respirar… Siento que podría escribir cien páginas más de todo lo sentido, de lo que queda por asimilar, de tanta historia leída que hoy se hace realidad…

Llega la tarde y nos disponemos a pasear Shiraz.

Buenas noches… mañana seguiremos descubriendo Shiraz

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Fantástico ! Como estoy disfrutando del relato y las fotos. Gracias !
Tengo muchas ganas de rodar por ahí :)
 
Preciosas fotos de un destino mítico.

Muchas gracias por acercarnos esa joya :)

.
 
Una maravilla de hilo, de verdad.

Las fotos, la crónica, la redacción y su amenidad, son superiores.

Muchísimas gracias por compartir vuestras vivencias, Carolina y Manuel, así como por el trabajo que os habéis tomado en elaborar este hilo.

Y enhorabuena, ¿cómo no?, por este fantástico viaje.

Un abrazo a los dos.
 
Día 22 / Irán “Descubriendo Persia” (Shiraz)

Hoy es nuestro tercer día en Shiraz, la que fue considerada centro de la cultura persa durante más de 2000 años. Fue una de las ciudades más importantes del mundo islámico medieval y la capital de Irán durante la dinastía Zand. Ciudad de poetas, en Shiraz están las tumbas de Hafez y Sa´di, muy queridos por el pueblo iraní que acude en peregrinación a sus lugares de reposo, rodeados de magníficos jardines y pájaros cantarines.

Se dice que en todas las casas de Irán hay, por lo menos, dos libros. Uno es el Corán y el otro un libro de poemas de Hafez que la gente recita de memoria con mucha veneración.

La mayoría de los lugares por descubrir están a poca distancia de la fortaleza de ladrillo de Karim.

La mañana se ha levantado limpia, pero poco después una calima invasora ha cubierto el horizonte de tonos dorados.

Montamos en la Taca dirección a la mezquita Nasir-al-Molk conocida como la mezquita rosa. Sus azulejos con motivos florales son especialmente exquisitos, aunque lo más deslumbrante es el momento en que sus vitrales son atravesados por los rayos del sol proyectando una luz caleidoscópica que ilumina las alfombras persas y las caras de las personas que allí nos encontrábamos intentando obtener una foto, ataviadas con una sábana de flores colocada directamente en la entrada para ocultar nuestras siluetas.

La verdad es que esa luz hubiera podido ser casi mágica si los dos autobuses de turistas que entraron de golpe guardaran silencio y no se atropellaran entre sí para sacarse la típica foto de las vidrieras. Tenían solo quince minutos para esta visita. Adivinad quienes estaban allí…

Muy pacientes, nos sentamos en un bello rincón de la mezquita… sobre la alfombra, a esperar que el espacio se relajara para contemplar los pilares tallados en cuerda y los delicados azulejos vidriados cuyo color predominante es el rosa. En un descuidón, una vidriera se queda sola y me lanzo a la aventura de conquistar ese pequeño espacio para hacerme una foto a solas con cara de éxtasis teresiano…

Vislumbrando que el caudal de personas entrante no iba a disminuir… continuamos nuestra visita.

Sorteando el espeso tráfico llegamos cerca de la mezquita Vakil. Aparcamos la Taca y nos dirigimos a la bella puerta de entrada donde una hermosa joven estaba haciéndose una sesión de fotos ataviada con su colorido traje regional. Ante mi más que latente cara de curiosidad me propone hacernos una foto juntas que acepto encantada.

Cruzamos la puerta de azulejos rosados y nos topamos de bruces con el más absoluto silencio. La mezquita, que abarca más de 8.000 metros cuadrados, está prácticamente sola. Su patio interior decorado con un estanque callado de aguas verdosas rezuma sosiego y calma. Nos recreamos en el magnífico salón de la oración de invierno que se sustenta en 48 columnas en espiral talladas de un bloque de piedra, rematadas en hojas de acanto y dispuestas en diagonal para ofrecer una preciosa e hipnótica perspectiva. Me abruma su sencillez sorprendente.

Al salir desembocamos justo en el Bazar Vakil. Empezamos a caminar sin rumbo sus avenidas abovedadas de ladrillo pensadas para que el interior sea fresco en verano y cálido durante el invierno. Las tiendas de alfombras, cerámica, vidrio, joyerías, especies y ropa se van alternando con coquetas teterías y puestecillos de ricos Kebabs.

Nos dirigimos a la Madraza Khan, superviviente de varios terremotos, y la encontramos en obras. No obstante, sus intelectuales mullah siguen allí debatiendo sobre su bien y su mal mientras una niña da de comer a los patos.

Paramos para almorzar en un pequeño local que tiene sus mesas situadas en la avenida principal. Su especialidad son las espadas de pollo, ternera, asadura de cordero y verduras a la brasa. Todo realmente delicioso.

Una vez repuesto el cuerpo que no el alma, avanzamos para visitar el maravilloso jardín persa de Eram regentado por una lujosa casa histórica que se mira en estanque azulado rodeado de cuidadas flores fragantes. Es un espacio para la contemplación y el descanso. Las familias se esparcen con la merienda bajo los inmensos árboles del parque muy cuidado. Continuamos la visita para descubrir dos imponentes mausoleos a los que normalmente no se permite la visita de turistas pero, nos habrán visto cara de buena gente, la amable señora de enorme sonrisa de la entrada nos ha hecho una miniguía hacia el interior pidiéndonos absoluto silencio y nos ha permitido capturar algunas imágenes irrepetibles de auténtica devoción con rezos cantados hacia las tumbas de los imanes que se encuentran allí enterrados. La sala de oración está recubierta por millones de teselas de espejos perfectamente colocados para que no reflejen la imagen de los fieles evitando así posibles distracciones banales que los alejen de sus rezos.

Empieza a atardecer y la calima le da un barniz de oro viejo a todos los espacios visitados… El sol recorta los perfiles de las cúpulas en el horizonte y nos hace soñar que estamos en la ciudad de las mil y una noches… una vez más…

Es hora de descansar el día… mañana partimos de la bella Shiraz.

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Precioso, fantástico... se agotan los calificativos...

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A mi me pasa lo mismo. Solo puedo volver a repetir ¡GRACIAS! por compartir vuestro viaje.
 
Día 23 / Irán “Descubriendo Persia” (Shiraz - Isfahan)

Hoy la Taca se enfrenta a una amplia jornada de casi 500 kilómetros hasta Isfahan. Os recuerdo que en este país es importante respetar y no rebasar la velocidad señalizada en la carretera, la policía de tráfico no se anda con chiquitas. Eso sí, puedes adelantar por la derecha pitando y a la velocidad del rayo. La verdad es que no me acostumbro a sus adelantamientos tipo kamikaze a 10 centímetros de la Taca.

Al salir de Shiraz advertimos una bonita cascada derramada desde la cresta de una colina que forma un parque en su falda con estanques de agua donde las familias acuden para hacer sus picnics cotidianos y los niños a divertirse con el agua.

Iniciamos nuestra ruta hacia la mítica Isfahan. Antiguamente se decía que, si habías visto Isfahan, habías visto medio mundo… veremos si es verdad.

En ruta nos paramos para ver la necrópolis de los grandes Reyes Aqueménidas de Naqsh-e Rostam y Rajab.

Solo un Rey de Reyes como Darío I y sus descendientes, pudieron elegir un enclave tan impresionante como este para pasar la eternidad. Las colosales tumbas cruciformes fueron cinceladas sobre la pared de roca de un acantilado durante el primer milenio antes de Cristo. Las cuatro tumbas están ubicadas en un escenario grandioso incrustadas en la pared del acantilado.

Darío I el Grande, fue el primer rey aqueménida que ordenó la construcción de su tumba en este enclave reseñada con unas inscripciones que la identifican con su nombre propio.

De Naqs-e Rostam me impresiona el trabajo de precisión que hicieron los canteros. No debió ser fácil tallar en la roca viva aquellas tumbas cruciformes. Son abrumadoras y considerando que se realizaron en los S. IV y V a.C y que por aquél entonces no existían herramientas de precisión para cortar y pulir la piedra, es sorprendente la maestría con la que realizaron los cortes en la piedra. Me recuerda bastante a las tumbas de la ciudad de Petra en Jordania. De hecho, al ser estas tumbas de Naq-e Rostam anteriores en el tiempo, pudieron servir de modelo a los nabateos de Petra. Pero esta es solo una conclusión personal mía sin base científica comparando estos dos hermosos lugares.

En el centro de la cruz se encuentra la entrada a la cámara donde reposaba el sarcófago real acompañado de varios cuerpos de otras personas, que debían de pertenecer a su corte. No se sabe a ciencia cierta si en esos sarcófagos se encontraban los cuerpos de los emperadores o tan solo sus huesos por lo que os expliqué de que los aqueménidas eran seguidores del zoroastrismo y lo que hacían era llevar el cuerpo a las “torre del silencio” donde los buitres se hacían cargo de los cadáveres. Una vez limpios los huesos, los recogían para enterrarlos.

En cualquier caso, no se puede confirmar porque cuando Alejandro Magno derrocó el imperio aqueménida… arrasó Persépolis y llegó a las puertas de las tumbas de Naqsh-e Rostam para destruirlas y saquearlas dejándolas absolutamente vacías, de esto queda constancia en un grabado en piedra posterior.

Los relieves que se recogen en cada tumba describen batallas, coronaciones o rendición de tributos. Me parece que son como el álbum de fotos en piedra de los reyes persas.

Frente a las tumbas reales se encuentra una enigmática construcción llamada Ka’ba-ye Zartosht. Es una torre cuadrada, con ventanas ciegas, de 12 metros de altura a la que se accedía por unos empinados peldaños. No se sabe con certeza cuál fue el uso que tuvo. Algunos historiadores dicen que probablemente era una torre de coronación de reyes o el lugar dónde se guardaba el fuego sagrado venerado por el zoroastrismo.

Seguimos ruta hasta llegar 70 kilómetros después a Pasagarda. La importancia de este emplazamiento se ha mantenido a través de los tiempos por el simple hecho de atesorar la tumba de Ciro el Grande que se alza solitaria y majestuosa en medio de la llanura de Morghab. A pesar de haber gobernado gran parte del mundo antiguo, su tumba es de una extrema sencillez. Consiste en una modesta cámara funeraria que descansa sobre seis pedestales escalonados. A un kilómetro se encuentra el palacio de Ciro, del que quedan pocos restos, pero en el que se levanta una columna con la inscripción, en alfabeto cuneiforme, que reza: “Yo soy el rey Ciro, un aqueménida”.

Salimos del recinto y ponemos rumbo hacia Isfahan…

La temperatura es excelente. Discurrimos por la única carretera existente, muy transitada y carente de curvas, que se despereza en las faldas de antiguas montañas barridas por el viento del desierto. Los coches nos saludan al pasar, la gente nos ofrece agua… Estamos ante un país impresionante por su riqueza cultural y humana.

Llegamos sobre las 20 horas y ya toca un poco de relax. Mañana Isfahan.

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Me han encantado las explicaciones y fotos.

Mañana otro plato fuerte (imagino) dentro de todo este menú especial...

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Día 24-25 / Irán “Descubriendo Persia” (Isfahan)


A las 5:45h el sol tempranero toca a la ventana. Pienso hacia dentro: Isfahan. Si, Isfahan.

Isfahán es una de las ciudades más bellas de Irán. Sus jardines mimados con esmero, sus mezquitas inabarcables, sus bazares de productos procedentes de todo el país y su gente tan especial nos cautivan sobremanera. Los iraníes la consideran como su capital cultural y hasta en dos ocasiones fue la capital del imperio persa: Esfahan, nesf e yahan, Isfahán es medio mundo.

Hemos dedicado dos días para saborear, a fuego lento, cada uno de los mágicos edificios que bordean la impresionante plaza Nash-e Jahan o plaza del Imán, uno de los 23 lugares UNESCO de Irán.

En esta plaza, la segunda más grande del mundo después de Tianamen en Beijing y diseñada para demostrar el poder del imperio persa, se concentran cuatro joyas de una sugerente belleza oriental:

Por el norte la puerta Qeysarieh que da acceso a un bazar abovedado muy especial, fresco en verano y cálido en invierno, donde se aprecia el latido de la ciudad. Los colores, los aromas, las vistosas telas, el movimiento continuo de la gente deambulando por sus estrechas callejuelas bordeadas de cerámicas sonrojadas e incluso el eco de las conversaciones y risas nos trasladan a otro tiempo, donde los cansados comerciantes de la ruta de la seda se sentaban a tomar un té y descansar las bestias que llevaban dentro del alma y aquellas otras que transportaban su carga.

Por el este la mezquita del jeque Loft Allh, es una obra maestra de la arquitectura del periodo safaví. Su impresionante portal de entrada está recubierto de ricos mosaicos con motivos florales en colores azul y amarillo, con las estalactitas más bellas que se puedan imaginar. Desde todos los ángulos de la gran plaza, se puede admirar su cúpula, que es la gran joya del arte persa por la belleza y armonía de su decoración. En el interior, sus azulejos cambian de tonalidad a lo largo del día de un sutil ambarino crema a un rosa pálido y fresco.

Por el sur la mezquita Naghsh-e Shan forma un conjunto visualmente impactante en el sitio de honor de la plaza del Imán. Su enorme portal de entrada de más de 30 metros de altura está flanqueado por dos bellísimos minaretes turquesas. Es la imagen más icónica de Isfahán. Sus patios, minaretes, cúpulas, iwanes, así como las variadas ornamentaciones de finísima decoración, la sitúan entre las obras de arte más sobresalientes de todo Irán.

Y al oeste el palacio real de Ali Qapu. Residencia del Sah Abbas I. Es un espléndido edificio de seis plantas desde cuya terraza elevada sobre dieciocho esbeltas columnas de madera se tiene una visión inolvidable de la plaza Naqhs y las lejanas montañas. El trabajo de marquetería y vigas vistas de sus techos y las pinturas que adorna bellamente sus paredes nos trasladan a los palacios seculares de los persas.

Podría estar escribiendo horas sobre cada rincón de los impresionantes y majestuosos edificios visitados… su mezquita del viernes, sus palacios, sus maravillosos puentes… pero me quedo con el atardecer en la plaza grabado en la retina y en el alma. He vuelo a ella, una y otra vez, para disfrutar de los casi mágicos reflejos de las sombras que vienen en el estanque central.

Cuando cae el sol, la plaza se llena de vida y la gente bulliciosa ocupa cada centímetro de su césped fresco y acogedor para ver como el sol se pone vistiendo de tenues luces amarillentas las sombras de los edificios.

Tengo mil y una fotografía de esos soplos de aire que nunca podrán hacer justicia a lo vivido. Me llevo grabada las risas de los niños chapoteando en el estanque, las miradas cómplices de las parejas que no pueden tocarse… las miradas perdidas de los mayores pasear sus recuerdos en cada instante pasajero. La algarabía de los vencejos tomando el cielo que ya se va tornando nocturno. El imán canta sus rezos al aire y una paz espiritual me invade, me atrapa.

No puedo levantarme ni decir adiós a esta plaza, a esta gente. Quizás un hasta pronto para convencer el ánimo de la no despedida. No sé si volveré alguna vez, pero sí que os puedo asegurar que este es uno de los destinos más bellos y humanos de la tierra.

Visitar Isfahan es conocer medio mundo!!!

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Fantástico lugar. Muchas gracias por compartirlo.

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Maravilloso, puedo preguntar en qué Hotel durmieron en Esfahan? Merci!
 
Impresionante¡¡ estais haciendo una labor impagable para descubrirnos un destino de enorme interés. Seguro que las fotos no hacen justicia, y en vivo y en directo debe de ser una maravilla. Y al menos en mi caso me tenéis enganchado todas las mañanas a la crónica diaria. Mil gracias.
 
@fennek un hotel bien situado, con parking para moto y un desayuno bastante bueno, que aunque estaba restringido por las normas post COVID, ya que no era bufet libre y te atendían tras un mostrador, podías acercarte y repetir.
 
Caray, pues las primeras reseñas de Google son bastante malas.
Cómo está la infraestructura turística en el país?

Tienes que elegir entre 5* y 1* o hay hoteles tipo 3* españoles?
 
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