IRAN "Descubriendo Persia"

Caray, pues las primeras reseñas de Google son bastante malas.
Cómo está la infraestructura turística en el país?

Tienes que elegir entre 5* y 1* o hay hoteles tipo 3* españoles?
Es verdad que no es un gran hotel, la última reseña es de hace 7 meses y las anteriores de 2 y 3 años, quizá debería de escribir yo algo positivo. La gente que se queja, es más propensa a difundir su malestar... en todos los ámbitos.

Es cierto que no es de los mejores hoteles en el que nos hemos alojado en Irán, los ha habido mejores y también peores.

En Iran no hay un sistema de reservas on-line como los que conocemos a nivel mundial. Por lo que cuando llegas a una ciudad, después de un día de visitas y ruta yo personalmente lo último que quiero es buscar un hotel, añádele que allí los fines de semana (el viernes son como los domingos aquí) la gente hace mucho turismo y es muy difícil encontrar un hotel.

En este caso concreto nuestra primera opción era alojarnos en el Hotel Piroozy pero al pedir habitación nos daban la única opción de coger dos noches, no las tres que íbamos a estar en Isfahan y la tercera, si alguien anulaba nos quedábamos, si no, nos marchábamos (no quería pasar ese riesgo y nos fuimos al otro.

La verdad, para lo que necesitamos durante un viaje de un alojamiento, que es, una cama, un cuarto de baño, aire acondicionado, desayuno y parking para la moto... sobra.

Los hoteles están categorizados por estrellas como aquí. Los 5 estrellas cuestan lo mismo que aquí... a partir de 150€ la noche y en ocasiones sin desayuno, los 4* a partir de los 60€ y en los 3* nos moveríamos alrededor de los 25-30€ y los 2* 12-15€ y así todo.

Hay una buena infraestructura hotelera, pero el problema está en localizar alojamiento cuando llegas, no siempre hay habitación y tienes que empezar a buscar los que te puede complicar un poco el descanso.

Al final de la crónica, pondré enlaces a todos los hoteles y sus correspondientes comentarios.
 
Para localizar los hoteles usabais alguna app o web ?
Es posible hacer reservas online ?
Al no poder usar tarjetas de crédito de bancos occidentales usasteis la tarjeta de crédito iraní para poder reservar o buscabais el hotel que os interesaba y os presentabais ahí ?
Gracias.
 
Para localizar los hoteles usabais alguna app o web ?
Es posible hacer reservas online ?
Al no poder usar tarjetas de crédito de bancos occidentales usasteis la tarjeta de crédito iraní para poder reservar o buscabais el hotel que os interesaba y os presentabais ahí ?
Gracias.
Hay una web, que te permite reservar, es la que utilicé para hacer la reserva para que me dieran el visado, después la utilicé en otras ocasiones una vez allí, pero a parte de ofrecerte precios bastante mas cara que "in situ", va con retardo, no es como Booking por ejemplo que reservas y sin pagar tienes la habitación si o si. En este caso haces la reserva, te cobran y al día siguiente a media mañana, te dan respuesta.... si es negativo, te guardan el dinero para otra reserva... Total... para mi no era operativo.
Si se pueden hacer reservas on line, a través de esta página que te he comentado.
La tarjeta de crédito que se utiliza para estas reservas, es la tuya, la que utilizas a diario aquí, el proveedor de los servicios se encuentra en Inglaterra, por lo que cualquier tarjeta de crédito es válida.
Al final y después de varias incidencias con el proveedor, la última fue llegar a un hotel reservado y que no había habitación, aún no me lo había comunicado el proveedor por mail, que era la forma de comunicación una vez habías reservado. A raíz de esto, decidimos mirar los hoteles en la web del proveedor, escoger un par de ellos en el destino al que nos dirigíamos y presentarnos a ver si tenían habitación disponible.
 
Día 26 Irán “Descubriendo Persia” (Isfahan- Borujerd)

Aún nos quedan por contar tres o cuatro episodios para completar, desde la paz interior y la reflexión serena de quien vuelve de una aventura apasionante que te deja huella, nuestro viaje “Descubriendo Persia”.

Dejé de escribir una tarde abrumada por la belleza absoluta de Isfahán. Al día siguiente nos levantamos muy temprano para recorrer en moto, la fascinante Plaza del Imán.

Los amables guardianes de la entrada nos permitieron pasar con la Taca, abriendo la cancela, para que pudiéramos inmortalizar esos instantes inolvidables al amanecer. Todo se hace pequeño ante el poder evocador de la cultura persa.

Recorrimos sin prisa cada rincón ya vivido, con el corazón emocionado por ese pequeño privilegio que nos regalaron: “Cuéntalo, que nos conozcan en tu país” fue su única petición.

Rodar en silencio por esos espacios que rezuman magia oriental fue otro punto álgido de este viaje fascinante… su mezquita Loft Allh, la de Naghsh-e Shan, el palacio de Ali Qapu o su bullicioso bazar que aún estaba dormido. Éramos incapaces de salir de esa plaza que, poco a poco, iba despertando a la vida tomada por el vocerío inquieto de sus gentes. Al terminar el improvisado circuito, partimos cabalgando sobre la Taca con el alma atrapada en esos cientos de emociones que quedarán prendidas en el recuerdo y, seguimos hacia adelante. Nos despedimos con cierta melancolía de la ciudad volviendo, una y otra vez, la mirada atrás sin temer quedar petrificados por su perfil turgente…

Nuestra siguiente incursión sería hacia el Kurdistán iraní.

Sentíamos una ligera inquietud tras recibir noticias veraces sobre varias revueltas populares que se estaban propagando desde el sur incendiando el ambiente social de las aldeas donde la gente vive bajo mínimos. Las manifestaciones se expanden provocadas por el encarecimiento extremo de productos básicos, como el pan y el arroz, tras la guerra de Rusia contra Ucrania.

Por la carretera empezamos a ver grupos de cientos de humildes kurdos recorriendo la carretera, con su bandera enarbolada y concentrándose en los alrededores de pequeñas poblaciones. La ofensiva del presidente turco, Erdoğan, con amenazas al Kurdistán tampoco nos tranquilizaba demasiado. El conflicto iba acrecentándose hasta que el 21 de mayo se produjo el asesinato de un coronel de la Guardia Revolucionaria en Teherán.

Aconsejados por el sentido común alteramos una parte de nuestra ruta para evitar el inminente conflicto que bullía en la cercana frontera con Irak.

El pueblo kurdo es una etnia sin Estado repartida entre cuatro países: Turquía, Irak, Irán y Siria.

Son gente orgullosa de sus costumbres y modos de vida que anhela su independencia y la autonomía perdida con las dictaduras. Cada vez que nos deteníamos en algún poblado para repostar la Taca o tomar un té, se acercaban amablemente para preguntarnos qué nos parecía su país “el Kurdistán Iraní” y empezaban a relatarnos, en un perfecto inglés, los problemas ocasionados por el excesivo control del gobierno Chií de los ayatolás y su descomunal falta de libertad.

La zona del Kurdistán es tremendamente hermosa. Es una zona montañosa donde el río talla los fértiles valles y las carreteras zigzaguean las estribaciones de los montes Zagros siguiendo el trazado del terreno. La temperatura desciende considerablemente y nos obliga a cerrar las cremalleras de ventilación de nuestros trajes.

La nieve blanquea las cumbres y el asfalto se desgrana astillando los arcenes. Durante el recorrido nos cruzamos con puentes inacabados, inicios de autovías que mueren un kilómetro después, tramos de futuras carreteras con señalizaciones gastadas por el tiempo que quizás nunca vean el final… todo el Kurdistán iraní está en un limbo de precariedad que lo distancia del Irán hasta ahora conocido.

Conforme avanza el día el miedo vuelve a su guarida y seguimos disfrutando del camino con mariposas en el estómago ante el espectacular paisaje que se abre a nuestro encuentro y la emoción de recorrer lugares a los que no suelen mirar los “turistas” occidentales…

Fue un día de pocas fotos y muchos sentimientos encontrados, de mucho paisaje abrupto, de reflexiones internas y de observar con una mirada aséptica, libre de condicionantes culturales o sociales… un país que se desborda.

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, decidimos mirar los hoteles en la web del proveedor, escoger un par de ellos en el destino al que nos dirigíamos y presentarnos a ver si tenían habitación disponible.
Nosotros entre semana y fuera de temporada alta hacemos lo mismo en cualquier sitio que estemos. La verdad es que a veces piden mas dinero que en el proveedor, y entonces alli mismo lo cojo por internet. Claro que en Iran eso no es posible.
Veo que no estaba facil en Iran.
Un saludo
 
Seguro que si. Supongo que el cansancio se irá acumulando o alguna cuestión logística. Estamos todos deseando otra entrega ;) . Un saludo a nuestros viajeros.
 
Seguro que si. Supongo que el cansancio se irá acumulando o alguna cuestión logística. Estamos todos deseando otra entrega ;) . Un saludo a nuestros viajeros.
El viaje lo terminamos el 29 de mayo y la verdad es que cuando disfrutas de esa manera no notas el cansancio, al menos yo. Si lo noté al llegar a casa y mucho, seguramente se sumaría el relajarte al llegar a casa después de tantos momentos intensos y emocionantes. Estuve cinco o seis días "arrastrándome por las esquinas". También es verdad que llegué a casa un domingo por la tarde y el lunes me di de lleno con la realidad de mi mesa de trabajo y la vuelta a lo cotidiano.
En cuanto al tema logístico, lo teníamos más o menos controlado. Solo un problema mecánico, un movimiento político en la zona o una situación física adversa nos hubiera hecho cambiar de planes (Que los cambiamos, ya veréis)
 
Día 27 / Irán “Descubriendo Persia” (Borujerd- Behistum – Kermanshah - Sanandaj)

Exploramos las tierras kurdas a lomos de la Taca escoltados por una nube en forma de ave Fénix. Percibimos valiosas diferencias con el Irán ya recorrido… los coloridos trajes holgados y anchos de sus gentes, las conversaciones en kurdo sentados en la alfombra… sentimos en nuestra piel como el clima se vuelve más fresco, los paisajes más verdes y abruptos… Después de recorrer cientos de kilómetros por zonas áridas y silenciosas barnizadas en tonos ocres y castaños… el aire gélido de la alborada y los inmensos valles del Kurdistán emocionan nuestros sentidos.

A media mañana alcanzamos la primera parada en ruta, el impresionante complejo histórico de Behistún. Un lugar sagrado Patrimonio de la Humanidad.

Recorremos el recinto, ya bajo un sol de justicia y una luz impoluta que refuerza los colores y contrastes del horizonte, equipados con el traje de la moto. Calor seco en estado puro. Una escarpada vereda nos conduce hasta la famosa inscripción de Darío I. La existencia de estas elevadas montañas fue la razón principal por la que el rey Darío dispuso esculpir esta inscripción en un lugar inaccesible para evitar su manipulación a través de los siglos. De hecho, el rey ordenó destruir las cornisas de roca que habían permitido a los artesanos el acceso al lugar, para que nadie pudiera volver a ascender hasta ella.

La inscripción de Behistún es un imponente grabado de 25 metros de ancho tallado a 100 metros de altura en el año 500 a.C. Está ubicado en un acantilado de piedra caliza en el monte Behistún (el lugar donde habitan los dioses). Lo peculiar del texto es que está escrito en tres idiomas diferentes: persa antiguo, elamita y babilonio. Un documento en piedra que permitió transcribir el texto cuneiforme a persa antiguo, descifrando un sistema de escritura que se creía perdido.

Contemplando absorta este libro de historia tallado en la piedra no puedo evitar pensar lo difícil que tuvo que ser realizar un grabado de esas proporciones grandiosas con las herramientas de la época en el que se cuenta las victorias del rey. Un poco más abajo del camino nos encontramos con un bonito caravanserai restaurado, fue un punto clave de descanso y fonda en la mítica Ruta de la Seda. A la salida de la zona monumental, junto a la Taca, nos encontramos con una amplia y amable familia kurda que quiso conocer de nuestras vidas y se hizo mil fotos con nosotros. Un rato muy divertido entre risas y conversaciones gestuales a pleno sol.

Seguimos en dirección a Taq-i Bostan, a 5 kms de Kermanshah en el corazón de los Montes Zagros. Es un bello paraje que atesora en la roca dos bóvedas conectadas con relieves, algunos policromados, muy bien conservados y que detallan minuciosamente el material de la ropa de los reyes, las joyas, peinados, el lenguaje corporal o la importancia de las escenas de caza o de música durante la era Sasánida.

Este lugar frecuentado por las caravanas de camellos extiende en la base de la montaña un manantial de verdes aguas sagradas que refrescan el ambiente.

La gente que pasea por el recinto se acerca a preguntarme de donde soy y qué hago en su país, les sorprende que me interese conocer su cultura y su historia y que hayamos venido en la Taca desde tan lejos. Se ofrecen a invitarnos a degustar un té en un chiringuito instalado sobre un riachuelo donde se reposa el calor disfrutando de una buena charla.

Dada la hora, decidimos comer en un restaurante típico de la zona refrigerado por un curioso aparato rotatorio que proporcionaba aire frío utilizando el agua del arroyo. Pedimos un kebab de pollo con arroz, azafrán y ensalada que en el momento me supo a gloria pero que trastocaría en breve nuestros planes. Coste: 4€. Visitamos fugazmente la mezquita de Kermanshah y partimos, algo acalorados, dirección a la ciudad de Sanandaj, a dos horas de camino y punto final de la ruta de hoy.

La carretera se encuentra en un estado “regulero”, con baches profundos y mucha gravilla suelta. Cada pocos kilómetros nos topamos con destartaladas glorietas adornadas con extravagantes motivos de productos de la zona… un racimo de uvas, una calabaza, un jarrón, una cesta de frutas, libros, un pavo real o figuras de niños como los que se dibujaban en la antigua enciclopedia Álvarez.

Llegamos al hotel “Sanandaj”. Nos reciben dos maniquíes ataviados con la tradicional ropa kurda y una recepcionista muy amable que tramita la documentación con mucha diligencia. El hotel es de 10 pero algo se rebulle en mi interior inquietantemente.

La noche me atrapa en un sinfín de pesadillas que no vaticinan nada bueno. Seguimos trabajando el sueño.

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Día 28 / Irán “Descubriendo Persia” (Sanandaj - Bukan)


Amanece un día radiante en Sanandaj. Tempranito nos vamos a desayunar al sencillo comedor del hotel. Huele a huevos fritos y salchichón de cordero. Al ver la comida presiento que algo va mal. Soy incapaz de probar bocado sin que un escalofrío me recorra la piel. Necesito subir con urgencia a la habitación, me siento mal, un sudor frío empapa mi camiseta y todo el cuerpo comienza a protestar. Ya en la habitación empiezo a vomitar alimentos que ni siquiera recordaba haber ingerido. Una sensación de debilidad va tomando fuerza hasta hacerme temblar. Necesito tumbarme un rato mientras el estómago se estabiliza.

Me preocupa la ruta de hoy. Tendremos que recorrer, durante más de tres horas y media, una transitada carretera colapsada por camiones que se inicia con más de 50 kilómetros de curvas pronunciadas. Ya sé que no son muchos kilómetros y a los moteros viajeros nos encantan las carreteras de curvas, pero en mi estado físico iba a ser una pesadilla. Me recupero un poco y a las 11h estamos en marcha. Llevo abiertas las ventilaciones del traje y la visera del casco alzada, solo con las gafas, para que el aire me refresque la cara y los pensamientos.

Intento no rumiar malos augurios y voy contando mentalmente los minutos… en silencio. Empiezo a notar pequeñas convulsiones en el abdomen y las náuseas vuelven a la carga. Le pido a Manolo tome la primera salida cuanto antes. En un segundo, cientos de chispitas multicolores me apagan la luz y el ruido se va… solo siento paz. Estoy en la playa jugando con mis niñas, saltando olas y riendo a carcajadas… ¡cuánta paz!…

Un golpe de agua me despierta y me veo en el suelo desplomada como una muñeca de trapo. Una señora con cara de preocupación me está mojando la cara con su pañuelo. No entiendo nada. Veo a Manolo arrodillado a mi lado, decenas de personas me rodean en corro… y la Taca reposa vencida en un terregal. Pregunto, sin tener la conciencia clara, si nos hemos caído. Manolo me dice -Te has desmayado, menos mal que he podido sujetarte antes de caer. Le he quitado a la Taca las marchas y la he soltado hacia el otro lado… ¡qué susto me has dado!

Sus lágrimas empiezan a sacar el miedo acumulado… Intento levantarme, pero estoy muy muy cansada. La señora sigue amablemente echándome agua en la cara. Le sonrío con debilidad, le doy las gracias y pregunto dónde estamos. En Abbasabab, responde.

Veo a la Taca tendida como una enorme yegua amiga… me impresiona su tamaño. ¡Qué máquina más extraordinaria! Pienso…

Llega la ambulancia.

Dos jóvenes enfermeros se acercan acelerados y me preguntan en Farsi… No entiendo nada. -¿Inglés por favor?- No.

Me palpan los brazos y las piernas con dificultad al estar equipada, No quieren quitarme el casco. Les respondo un “I´m OK” que entienden y les hago gestos evidenciando dolor de estómago y náuseas. Manolo les explica, utilizando el traductor del móvil, que no nos hemos caído de la moto, sino que me he desmayado. Me suben a la camilla y me dicen “Hospital”, asiento con la mirada y tras una primera exploración en la ambulancia estamos en marcha, este vehículo carece de cualquier tipo de equipamiento salvo la camilla y la buena voluntad de estos enfermeros.

Llegamos a una casa de emergencias, nos descalzamos en la entrada y nos sentamos en el suelo. Me ofrecen agua y una jugosa sandía. No quiero comer nada, pero insisten. Hago un esfuerzo para tomar una pequeña tajada que me sabe a gloria. Me dan una diminuta pastilla mientras sonríen – is good for you-. Asiento y me la trago sin pensar qué será. Cinco minutos después vomito la sandía y la papilla de mi primer día. No puedo más. Me siento realmente mal. Necesito tumbarme. Mohammad me dice que me va a poner dos inyecciones y que avisa a una médica para que me reconozca. Horror, les tengo pánico a las agujas, pero ya no puedo ni protestar. Le pide permiso a Manolo para apartarme la ropa. Pasado un buen rato noto una muy leve mejoría. Los enfermeros desatan su curiosidad y nos hacen mil preguntas… Nos hablan de su cultura y la belleza de su tierra. “Somos kurdos” insisten… y nos enfrascamos en un interesante y compleja conversación, con el traductor de por medio, en la que nos hablan, con mucha tristeza, de la escasez de recursos que padecen, los bajísimos salarios… no llegan a 200€/mes, la falta de libertad a la que están sometidos y la desatención de su pueblo por parte del gobierno. -No tenemos derechos- afirman.

Son casi las dos del medio día y Mohammad nos dice que su mujer viene de camino con una rica “comida saludable” que nos ha preparado. Nos ofrece un bol de arroz con verduras y una ensalada muy picadita. Saludable sí, el problema es el intenso sabor de las especias… me siento obligada a comer un poquito para agradecer tan generoso gesto por su parte, tomamos un té y un poco más recuperada decidimos ponernos en ruta. Nos hacemos un montón de fotografías con sus móviles para su Instagram y nos despedimos con un sincero agradecimiento y la mano en el corazón. Fueron los ángeles de la guarda del Kurdistán.

Aún me cuesta subir en la Taca, evidentemente algo sigue mal, pero tenemos que avanzar.

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Madre mía!!! vaya trago, UFFFF!!!! Espero que te durase poco ese malestar, por llamarlo de alguna manera.
 
Pufffff... no nos habéis contado el desenlace y espero que la cosa se normalizase en un tiempo razonable...

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Pues la verdad es que, aún no sabemos qué fue lo que le produjo ese desajuste gastro intestinal, si la comida del día anterior, ella comió pollo y yo ternera, o que justo después de comer se fue a hacer fotos (hacía muchísimo calor) y al volver se puso delante de un cañón de aire acondicionado y le produjo un enfriamiento. Lo cierto es que este día que os acabos de relatar ha sido para mí el peor con una gran diferencia de todos los viajes que hemos realizado.

Cuando se produjo el desmayo, apenas habíamos recorrido 40 kilómetros, el puesto de socorro donde nos llevó la ambulancia, estaba apenas a tres kilómetros y estuvimos ahí hasta pasado el mediodía, mientras carolina se recuperaba a base de pastillas, inyecciones y líquido.
Nos quedaban aún casi tres horas de carretera y la incertidumbre de si se volviera a desmayar. Por suerte no sucedió de nuevo esa situación y si muchas paradas para ir al baño y reponer líquidos.
De Bakan teníamos previsto pasar la frontera a Turquía por Esendere, pero la ciudad más hospitalizada y con aeropuerto internacional era Gaziantep a tres días según lo planificado... así que opté (con ella no podía contar, porque cada parada era para dormir, se encontraba muy cansada por el proceso sufrido) por Tabriz, una de las ciudades más grandes de Irán con varios hospitales y aeropuerto internacional, por si era necesaria su repatriación.
Por suerte al día siguiente, mejoró un poco y así los sucesivos días, por lo que optamos por desandar el camino recorrido al principio y volver a Erzurum, donde cogería un vuelo a Málaga. Ya recuperada del todo.
El momento en el que se desmayó, para mí será un recuerdo que no podré olvidar en la vida... Me dijo por el intercomunicador que cuando viera una sombra parara, no había sombras en ningún sitio a la vista, era una carretera bastante virada de doble sentido... al instante me dijo para que me encuentro mal y busqué un lugar donde hubiera espacio, mientras llegábamos ella empezó a gorgorear algo ininteligible y noté la flacidez de su cuerpo apoyándose en mi espalda, a la vez que iba inclinándose a la izquierda, así que antes de salirnos de la carretera, puse la moto en punto muerto y con la mano izquierda la iba sujetando para que no volcara, no sé cómo conseguí detener la moto y una vez parados la cogí del brazo y la dejé caer lentamente en el suelo mientras se desplomaba su cuerpo (a todo estos gritándole su nombre por el interfono y ella sin responder) después tiré la moto a la derecha y salte a levantarle la mentonera del casco, ella no respondía. cuando levanté la cabeza de nuevo, estaba rodeado de gente una mujer con un pañuelo y una botella de agua, otra con una manta, un hombre llamando por teléfono... por suerte abrió los ojos y me preguntó si nos habíamos caído... ya me pude "relajar" y ver la cantidad de coches y gente que había parado para ayudar o interesarse por nosotros....
El resto ya lo conocéis, llegó la ambulancia con los dos sanitarios, que la trataron con algodones, que siempre recordaré y jamás podré expresarles toda la gratitud que les guardo.
 
Ayer cuando leía el texto, aparte de la propia recuperación y la angustia del propio proceso, ese momento de parar la moto y evitar que un acompañante se caiga me pareció un momento delicadísimo y prueba de pericia técnica y de conocimientos bien interiorizados. Cuando hoy lo describes en detalle, me doy cuenta de lo mucho que me falta por aprender y de cómo cada uno podría actuar en una situación similar ¡Qué mal trago y qué bien lo hiciste!

El texto de este hilo está superando todas las expectativas. Gracias por contarlo.
 
Madre mía, que susto. Afortunadamente, sólo fue eso. A mí ese mal trago me habría quitado años de vida.

Enhorabuena por el hilo. Es un viaje apasionante.

Saludos,
 
Un mal rato tremendo en cualquier parte del mundo, pero mucho mas en un pais sin recursos como ese. Felicidades a los dos por superarlo y a ti por tu pericia con la moto en ese momento. Un saludo
 
Tremenda reacción la tuya. De diez.
Para lo que pudo haber sido si cae de la moto y quedó casi en nada, una gastroenteritis o similar.
Esta crónica me tiene enganchado.
 
Tiene pinta de haber sido una deshidratación brutal, a mi me ocurrió algo parecido.
De una gastroenteritis no te recuperas tan rápido y no suele ser tan inmediata. Pero lo bueno es que no fue a más y pudisteis continuar.
 
Menos mal que ibais conectados por el intercomunicador, te dio unos segundos para reaccionar, si te coge de sorpresa lo mismo no puedes controlar.
en situaciones limite sale el sentido de supervivencia que todos llevamos dentro....menos mal que todo termino bien.
 
Ayer cuando leía el texto, aparte de la propia recuperación y la angustia del propio proceso, ese momento de parar la moto y evitar que un acompañante se caiga me pareció un momento delicadísimo y prueba de pericia técnica y de conocimientos bien interiorizados. Cuando hoy lo describes en detalle, me doy cuenta de lo mucho que me falta por aprender y de cómo cada uno podría actuar en una situación similar ¡Qué mal trago y qué bien lo hiciste!

El texto de este hilo está superando todas las expectativas. Gracias por contarlo.
No te creas, mi pericia se limita a saber que las marchas son para arriba y para abajo :)
En serio, creo que cuando te encuentras en una situación como esa, te haces más fuerte y la mente trabaja mucho más rápido.
 
Madre mía, que susto. Afortunadamente, sólo fue eso. A mí ese mal trago me habría quitado años de vida.

Enhorabuena por el hilo. Es un viaje apasionante.

Saludos,
Creo que me los ha quitado, ayer mientras que escribía el relato de esos momentos, aún me emociono.
 
Un mal rato tremendo en cualquier parte del mundo, pero mucho mas en un pais sin recursos como ese. Felicidades a los dos por superarlo y a ti por tu pericia con la moto en ese momento. Un saludo
Gracias amigo ;)
 
Tremenda reacción la tuya. De diez.
Para lo que pudo haber sido si cae de la moto y quedó casi en nada, una gastroenteritis o similar.
Esta crónica me tiene enganchado.
Tienes razón, unos kilómetros antes habíamos dejado una carretera de dos carriles en ambos sentidos y la forma de conducir de esta gente es un tanto peculiar, la proximidad y el escaso espacio que te dejan para rodar son garantía de que hubiera sido otro el desenlace.
 
Menos mal que ibais conectados por el intercomunicador, te dio unos segundos para reaccionar, si te coge de sorpresa lo mismo no puedes controlar.
en situaciones limite sale el sentido de supervivencia que todos llevamos dentro....menos mal que todo termino bien.
El intercomunicador es primordial cuando van dos personas en una moto, no entiendo porqué la DGT ha tardado tanto en legalizarlos. De no haberlo llevado, como dices, a mi no me habría dado tiempo a la reacción y sobre todo a la anticipación.
 
Uffff

Vaya mal rato leyéndote :(

Y que alegría al saber que poco a poco tu señora se fué recuperando.
 
Se me han puesto los pelos de punta. Gracias por compartir, a pesar de que estoy seguro del esfuerzo que ha supuesto redactar la crónica, ya que nos permite aprender mucho en caso de que nos veamos envueltos en situaciones similares.
 
Uf vaya susto, por suerte parece que pudisteis continuar el viaje aunque con la intranquilidad de no saber que sucedió realmente.
Es de agradecer que en estos países la gente ayuda en todo lo que pueden aunque los recursos sean pésimos, de echo como menos tiene la gente más te da.
Salut !
 
Dentro de poco os subiremos el desenlace, perdonad el espaciado en tiempo últimamente, pero es verano y las vacaciones, como sabéis, fueron en mayo 😅.

Ahora, entre el trabajo y las actividades propias de esta estación, nos queda poco tiempo.
 
Tremendo episodio que cualquiera que monte en moto con su pareja sabe valorar.
La pericia y la capacidad de reacción que mostraste es digna de admirar.
Gracias por compartirlo
 
Días 28-29 / Irán “Descubriendo Persia” (Bukan - Tabriz)


Retomamos la ruta desde la casa de emergencias en Abbasabab hasta Bukan, donde descansaremos la noche. El medio día ha pasado muy de largo. Con el cuerpo resentido volvemos a equiparnos. La Taca espera impaciente en la puerta. Mohammad me observa con cierta inquietud, “es pronto para montar” me dice. Tenemos que avanzar. Después de agradecerle inmensamente los cuidados y el magnífico trato recibido nos despedimos con un “I feel very lucky, there are angels everywhere”… mientras nos subimos a la Taca con la mano puesta en el corazón.

Hace bastante calor y eso no me ayuda demasiado. Manolo se desliza por la carretera como si fuera de seda… a una velocidad moderada que evita los baches de la calzada y me permite ir refrigerando los pensamientos. Estoy muy cansada, dolorida y sin ganas… 50 kilómetros después necesito bajarme de la Taca… buscar una sombra, no puedo más. Manolo se detiene en el arcén derecho de la carretera. Cruzo la calzada buscando la espesa sombra de tres eucaliptos colosales que se refrescan junto a la acequia. Me quito el casco y la chaqueta que extiendo a modo de manta improvisada en la hierba… me recuesto con ansiedad. El sonido alegre del agua y la brisa fresca que zarandea las hojas afiladas de los árboles me sumerge en un sopor muy agradable… veo a Manolo consultar distancias en el móvil. Me sonríe con la boca, pero no con la mirada. Está visiblemente preocupado. La luz va desapareciendo en mi horizonte mientras el agua sigue traviesa su curso… ¡qué paz! En cinco minutos estoy profundamente dormida bajo la custodia de mi guardián. Despierto, casi una hora después, bastante reconfortada. ¡Arriba! me dice con un tono protector mientras espera que le diga que todo va bien… una sonrisa de alivio y continuamos la ruta del tirón por una carretera que discurre entre parajes solitarios quizás menos transitada de lo habitual hasta llegar a Bukan, 130 kilómetros después. No llevábamos alojamiento reservado así que paramos en el primero que vimos. Un hotelillo azulón a pie de carretera que se vislumbra humilde. El recepcionista me mira raro. No habla inglés, solo kurdo. El muchacho percibe que estoy regulera. Nos da las llaves de una habitación en la segunda planta, nos escribe en un papel “۲ ۰۰۰ ۰۰۰” (dos millones). Le pagamos y nos dirigimos hacia la habitación… no hay ascensor. Mientras subimos las escaleras empiezo a repasar los números en persa. Me parece interesante llevarlos aprendidos porque en las zonas más alejadas de las principales ciudades te los suelen garabatear en un papel y además, a los iraníes les gusta que hagas un pequeño esfuerzo y aprendas algunas palabras de su lengua.

La habitación es muy modesta, tiene dos camas individuales colocadas en forma de ele y una pequeña mininevera vacía. Corremos las cortinas y abrimos la ventana de par en par… son casi las siete de la tarde y la noche empieza a sombrear las calles. Tomo un buen trago de agua embotellada y algunas pastillas que siempre llevo conmigo para el malestar gastrointestinal. Caigo rendida en la cama hasta que los sueños me atrapan y empiezo a vagar por oscuros paisajes secos y fríos… Cuando abro los ojos, la luz atraviesa la ventana vistiendo de claridad el día. Manolo lleva tiempo despierto esperando que yo también lo haga. ¿Cómo estás? Me pregunta con ojos de niño bueno… sonrío, me estiro con prudencia para comprobar mi estado y dijo ¡BIENNNNN! Es increíble, me siento estupenda y tengo ganas de comer. Me abraza emocionado y bajamos a desayunar… un poco de pan con mantequilla y mermelada y un té clarito que, por primera vez, me sienta de escándalo. Miramos la ruta de hoy bastante animados. Apenas son cuatro horas en ruta. Nos equipamos y ponemos rumbo a Tabriz. Pasamos junto a las montañas coloreadas por una divertida carretera flanqueada por suaves montañas rojizas y ocres. El cielo está inmensamente azul y unas nubes en forma de ave fénix nos señalan el camino. La temperatura es agradable, la Taca va esquivando los baches y la gravilla suelta de la carretera. Adelantamos camiones harticos de vivir y camionetas azules que portan puertas abiertas… los niños salen al recreo en sus minúsculas escuelas mientras las madres cultivan la tierra. Alcanzamos Tabriz justo a la hora de almorzar. Tras varios intentos fallidos para encontrar habitación a un precio medio, finalmente nos hospedamos en el hotel Tabriz Internacional, un céntrico hotel de cuatro estrellas a 40€ la habitación con desayuno. Todo un acierto. Subimos el equipaje, un duchazo rápido y nos fuimos a un local cercano para tomarnos dos pizzas de verduras que sabían a gloria. A la vuelta, nos detuvimos en una tienda de productos locales para comprarle a la familia algunas delicatessen del país. Un amable señor de avanzada edad nos fue dando a probar sus delicias con visible orgullo. Todo estaba especialmente rico. Los pistachos picantes tostados en zumo de limón, “Sohan” que es un quebradizo dulce de caramelo hecho con huevos, mantequilla, agua de rosas, cardamomo, azafrán, y pistachos… Tras la compra nos deseó buen regreso a casa.

La noche viene de camino y como habíamos visitado Tabriz nos subimos al hotel para descansar. No conviene forzar la máquina, así que repasamos la documentación para el día siguiente y tras una cena ligerita nos vamos al país de los sueños. Mañana dormiremos en Bazargan, cerquita de la frontera.

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Día 30 / Irán “Descubriendo Persia” (Tabriz – Frontera - Agri)

Desayunamos temprano y en abundancia para llevar el espíritu fortalecido ante la gesta que nos espera… cruzar la frontera. El cielo está despejado, la temperatura es muy agradable y el asfalto bastante decente. Estamos de buen humor. La Taca sortea con alegría el tráfico caótico de Tabriz y nos da un repaso a lo ya vivido. La puerta de la ciudadela Arg-e, la mansión Amir Nezam y ya en ruta, los montes Aladaglar conformados por pliegues areniscos de colores rojos, amarillos y blanc0s pintados por la acción del agua que oxida los metales del terreno. Un águila solitaria sobrevolaba el intenso azul del cielo planeando sobre el paisaje surrealista.
Necesitamos poner gasolina con cierta urgencia. Vamos vigilando el camino para encontrar algún surtidor, pero nada. Preguntamos en un pueblito y nos dicen que la hemos dejado atrás. Será muy atrás porque no recordamos haberla pasado. Seguimos la ruta esperando que la suerte nos acompañe y tres kilómetros después nos topamos con una. Nos sorprende que no nos la indicaran hasta que vamos a pagar y el dueño nos cobra lo que quiere sin mirar el marcador del surtidor. Se lo hacemos ver con suma educación y nos dice que paguemos y sigamos nuestro camino sin más… Nos vamos con cierto enfado porque, si bien nos cobró más de dos euros extras, la actitud prepotente del dueño nos dejó un regusto amargo entendiendo que, hasta ese momento, todos los iraníes habían sido extraordinariamente amables y cercanos (se nota que vamos acercándonos a la frontera y como en cualquier otro país… estas zonas, suelen ser más “pícaras”). Seguimos nuestra ruta con la convicción de que personas así son las excepciones en este país fascinante.

La carretera bordea pequeñas colinas de piedra sobre campos sembrados de esperanza, en el horizonte lejano emerge una enorme montaña de cumbre nevada. Pienso que puede ser el monte Ararat, pero aún estamos a más de 200 kilómetros de su base. Conforme rodamos, la montaña va adoptando dimensiones colosales. Destaca, imponente, en ese cielo impoluto bañado de añil. No cabe duda, es el Ararat. No puedo dejar de fotografiarlo mientras avanzamos ante el temor de que se esconda en su nido de nubes confortables. Nos acercamos a la frontera y nos detenemos en Bazargán para llenar el depósito de gasolina mucho más barata que en Turquía, comprar agua, unos zumos, una bolsa de patatas fritas y un paquete de galletas de chocolate incomestible. Nos ponemos en marcha. Una cola de camiones de más de dos kilómetros presagia la cercanía de la frontera. Llegamos junto a la verja con la documentación (pasaportes y visados, carnet de passages, ficha técnica de la Taca, etc.) lista para entregarlo en las oficinas que están a tope de gente. Manolo y yo sonreímos a ver que de entre la multitud aparece el mismo muchacho facilitador de hace un mes y, nuevamente se ofrecer a tramitarnos el tedioso papeleo. Aceptamos sin dudarlo, conocedores ya de la excesiva burocracia del país. Veinte minutos después aparece sonriente con la documentación sellada. También aceptamos su propuesta para cambiarnos los riales sobrantes del viaje en liras turcas, aunque la verdad… el cambio no fue muy ventajoso para nosotros. La policía iraní revisa con detenimiento y curiosidad los papeles. En la puerta de salida estábamos Manolo, la Taca y yo junto una furgoneta tuneada por unos jóvenes viajeros turcos. Diez minutos después nos abren la verja y pasamos a territorio turco. Son las dos del medio día, el calor aprieta y la policía turca no tiene prisa. Nos insisten en formar cola junto a una estrecha ventanilla de la oficina donde reciben nuestra documentación. Nos revisan escrupulosamente el equipaje y cuando ya parece que vamos a pasar la frontera turca… nos informan que es la hora de almorzar y se van sin contemplaciones. Una hora después aparecen, nos sellan desganados el pasaporte y ponemos rumbo para repetir visita en el palacio otomano de Ishak Pasha situado a 5 Kms de la ciudad fronteriza de Dogubayazit, junto al bíblico monte Ararat que en realidad es un antiguo volcán elevado a más de 5.000 metros de altura. En el recinto palaciego echamos un ratico de charla con un motero suizo que estaba recorriendo la ruta de la seda. Siempre alegra el día compartir experiencias con otros moteros viajeros. Terminada la visita decidimos continuar la ruta hasta Agri, nos encontrábamos bastante bien y el día pedía marcha. Antes de partir nos detuvimos para comer unos deliciosos “pides”, son una especie de pizza turca elaborada con una masa fina, crujiente y deliciosa que nos supo a gloria. Durante el almuerzo hablamos de echarnos algunas fotos con la Taca y el Ararat de fondo. Al salir del establecimiento nos quedamos de piedra, la cumbre del Ararat se había recostado en su colchón de nubes y una espesa tormenta se conformaba en el horizonte. La carretera fue vadeando la lluvia hasta llegar a Adri. El camino discurría entre campos de refugiados albergados en las tiendas de campaña de Acnur. Apenas tenían nada, nos invadió una sensación impotencia y vacío al ver tantas personas acurrucadas en torno a un fuego sin esperanza, sin casa, sin patria. Malditas guerras.

Al atardecer llegamos a nuestro alojamiento en Adri. Un humilde hotel limpio y bien atendido. Al preguntar por el parking para dejar la Taca el recepcionista nos abrió, sin dudar, la puerta de entrada del hotel y guio a un sorprendido Manolo hasta el comedor, donde la Taca quedó resguardada a buen recaudo.

550 Kms de intensa ruta nos dejó el cuerpo listo para descansar en los brazos de Morfeo.

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Día 31 / Irán “Descubriendo Persia”

(Agri - Erzurum)

Hoy tenemos una ruta cortica de no más de 190 Kilómetros. Desayunamos tranquilamente pan con mantequilla, mermelada, aceitunas y probamos algunos de los quesos variados del buffet. Se me olvidaba lo salado que resultaban algunos de ellos. Siempre echo de menos el café con leche para desayunar. En Irán es prácticamente imposible encontrarlo en los alojamientos. Siempre suelo llevar una caja de sobrecitos de café soluble que me han hecho un buen apaño en este viaje. Pedir leche en Irán es casi un lujo, normalmente te dicen que no hay y la verdad es que no hay. Equipamos la Taca que ha dormitado plácidamente en el comedor del hotel y partimos rumbo a Erzurum, donde pasaremos la noche. El día amanece tristón, las nubes lloriquean despacio, pero sin pausa. Atravesamos suaves paisajes de colinas verdes y húmedas. La carretera es buena, pero se despereza entre enormes farallones de rocas engarzadas en la ladera que amenazan aplastarnos en cualquier momento. El asfalto es correcto y la temperatura roza el frío. Estamos a 15º.

La Taca va serpenteando el camino salpicado de minúsculos pueblos con mezquitas desproporcionadas que entretienen la mirada. Manolo y yo vamos repasando los detalles de mañana… llevar los intercomunicadores nos permite ir recordando momentos y anécdotas del viaje que va llegando a su fin… para mí. Llegamos a Erzurum sobre las 12h de la mañana.
Es una histórica ciudad rodeada por imponentes montañas aún nevadas, fue un importante enclave de la Ruta de la Seda y en la actualidad es un punto clave del esquí y los deportes de nieve.

Estacionamos la Taca en la céntrica plaza situada junto a la Madrasa Yakutia y nos damos un paseo para hacer hora de almorzar. Es una calle bastante comercial donde se sitúan estratégicamente los restaurantes y pastelerías locales. La calle está adornada con grandes pancartas aireando a su equipo de fútbol que ha sido campeón. Llueve a raticos así que nos metemos en el Cadde Café para degustar un exquisito café turco. Realmente delicioso, viene acompañado con unas bolitas de chocolate negro y un vasito de agua. Amaina la lluvia y salimos a pasear el fresco. Hacemos tiempo entretenidos en un parquecillo viendo a la gente pasar. Somos invisibles. Me resulta gracioso y hasta algo tierno que las cabinas de los teléfonos públicos tengan forma de margaritas, no me puedo resistir a fotografiarlos. Son casi las dos del medio día y los Kebabs llevan un rato aromatizando el ambiente.

Nos pedimos el famoso “Cag Kebab” que consiste en un rollo horizontal de carne de ternera cocinado a la brasa, lo sacan del pincho, lo filetean y lo mezclan dentro del pan junto a un montón de patatas fritas y una salsa de yogur. Está muy sabroso, pero es bastante denso. El camarero es casi un niño, se le nota las ganas de entablar conversación, pero su inglés no da para mucho, así que tiramos de traductor turco y nos hace mil preguntas del viaje. Nos invita a un té para mantener la amena charla. De vez en cuando se acercaba a la barra para contarle a sus compañeros nuestra conversación y venía de recadero con nuevas preguntas. Siempre es de agradecer que la gente quiera saber de ti sin más, por pura curiosidad de conocer.

Terminada la “entrevista“ nos despedimos amablemente para buscar nuestro alojamiento que será un apartamento de la villa olímpica de los juegos de invierno. La recepcionista es una joven muy simpática. Nos explica cómo llegar a la habitación por un entramado de pasillos bastante complicado. Le preguntamos por el parking y nos indica que está situado a la espalda del edificio. Al llevar la Taca al garaje la pobre se echa a temblar. Es un sótano lúgubre y oscuro lleno de telarañas donde nadie ha entrado en los últimos diez años. No nos convence dejarla allí solica pasar la noche… así que nos volvemos con ella puesta y le preguntamos a la recepcionista si podemos dejarla en la misma entrada. Nos dice que la subamos a la acera y la coloquemos justo debajo de la cámara de vigilancia y así lo hicimos. Me llama la atención que junto al edificio de apartamentos haya un molino de viento holandés… será cosa de la globalización.

Nos ponemos a rehacer el escaso equipaje. Mañana partiré en avión hasta Estambul, luego a Sofía y de allí a Málaga. Las obligaciones laborales requieren mi vuelta unos días antes que Manolo, me siento un poco triste. Compartir un viaje tan prolongado como este, viviendo cada segundo junto a tu pareja, establece un vínculo inalienable. Una relación en la que nos vamos adaptando al camino suavizando mutuamente los caracteres y tomándonos con buen humor los contratiempos… que los hay. Ser viajeros es mucho más que mirar una ruta… es sentirnos, ayudarnos, respetarnos, colaborar… ¿nos enfadamos? Si, para reírnos con más fuerza 50 kilómetros después. En estos viajes nos conocemos mucho mejor porque no todo son fotos y sonrisas, no todo son paisajes de ensueño y gentes cercanas… viajar es vivir lo que acontece, sin más… con una meta siempre… volver a casa.

Son las cinco de la mañana y ponemos rumbo al aeropuerto local de Erzurum… algunos padres despiden a sus hijos que marchan a estudiar a Estambul… los hijos con los ojos brillantes de la emoción que esperan, los padres de saber que nunca regresarán de la misma forma que abandonaron su regazo… Me invade una cierta tristeza, no me gusta dejar a Manolo y la Taca allí, mirando como mi avión me aleja de su lado… no puedo evitar que las lágrimas afloren sin control… es un rito de cada viaje. Un beso, un abrazo y un “cuídate cariño, no corras sin mí”. Nos separamos dejando que la punta de nuestros dedos añada espacio y salgo esperando que 6 días después pueda abrazarlo.

La vuelta de Manolo a casa, fue desandar el mismo recorrido que realizó y ya relatado, para la ida, incluyendo los mismos alojamientos


Ahora, ya estamos planificando el siguiente viaje de vida compartido. Espero poder contároslo de nuevo. ¡A soñar!

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Impresionante...pocas cosas como un viaje como este te enriquecen tanto. Mañana emprenderemos la Operación Noé que al parecer empezará con diluvio. Vuestro relato todavía me ha dado más ánimos todavía. Muchas gracias.
 
Fantástico, muy buen relato y buenas fotos.

Yo salgo para Iran en 4 dias y por lo que nos habéis contado en esta crónica seguro que lo disfrutaré mucho.

Gracias !!!
 
Fantástico, muy buen relato y buenas fotos.

Yo salgo para Iran en 4 dias y por lo que nos habéis contado en esta crónica seguro que lo disfrutaré mucho.

Gracias !!!
Gracias por todo, en breve subirré información y consejos sobre lo que hemos vivido en Irán, seguro que te servirán.
 
Impresionante...pocas cosas como un viaje como este te enriquecen tanto. Mañana emprenderemos la Operación Noé que al parecer empezará con diluvio. Vuestro relato todavía me ha dado más ánimos todavía. Muchas gracias.
Buen viaje!!! Seguro que el diluvio te importará poco... para emprender ese viaje ;)
 
Gracias por la crónica, por enseñarnos este hermoso país, por hacernos soñar. La lectura ha sido todo un disfrute.
 
Gracias por todo, en breve subirré información y consejos sobre lo que hemos vivido en Irán, seguro que te servirán.

Miraré de leerlo en ruta :)
Gracias !

Salgo mañana con el ferry Bcn-Civitavechia y al dia siguiente Bari-Durres y luego carretera y manta hacia Grecia, Turquia y Iran.
Preferiria hacerlo todo por carretera como suelo hacer habitualmente pero necesito que las gomas aguanten los 18.000 kms previstos sin hacer cambio, solo tengo previsto un cambio de aceite a mitad del camino posiblemente en Isfahan.

La ruta que tengo pevista:
cRQP7Y2.jpg
 
Veo que vas a Mashhad, para mi obligado ir por la noche al santuario del Imam Reza y aparte de mezclarte con la multitud simplemente sentarse en una esquina del patio central y contemplar.
 
Veo que vas a Mashhad, para mi obligado ir por la noche al santuario del Imam Reza y aparte de mezclarte con la multitud simplemente sentarse en una esquina del patio central y contemplar.

Como dices Mashad es interesante ver el complejo de santuarios del Imam Reza con miles de peregrinos rezando, llorando, hombres golpeándose el pecho rítmicamente.
Un lugar para deambular entre la gente intentando pasar desapercibido y sentarse a mirar.

Tengo muchas ganas de Iran, un país con paisajes muy contrastados, montañas, valles, desiertos, mezquitas, bazares, jardines, estructuras arquitectonicas antiquísima como los qanats, las torres del viento, ruinas de 5.000 años, religiones zoroástricas e islámicas, ...

A parte de que la gente parece que es muuuuuy acogedora.

Con ésta crónica de D3MIO y la información de otros viajeros aun entran más ganas de salir rápido hacia allí, seguro que lo disfrutaré mucho.
 
Miraré de leerlo en ruta :)
Gracias !

Salgo mañana con el ferry Bcn-Civitavechia y al dia siguiente Bari-Durres y luego carretera y manta hacia Grecia, Turquia y Iran.
Preferiria hacerlo todo por carretera como suelo hacer habitualmente pero necesito que las gomas aguanten los 18.000 kms previstos sin hacer cambio, solo tengo previsto un cambio de aceite a mitad del camino posiblemente en Isfahan.

La ruta que tengo pevista:
cRQP7Y2.jpg
Ramon si tienes prevé cambiar aceite o hacer algo en Isfahán, tenemos un contacto muy bueno.
Un chico que tiene un “taller” y te hace y arregla todo lo que necesites.

A la moto de mi mujer le soldó el caballete de aluminio, y a otros muchos viajeros les ha hecho muchas cosas.

Otra cosa. Ir más abajo de Shiraz es… abrasarte de calor.
Eso y el resto de ruta hasta Mashad.
 
Una magnífica crónica que nos acerca este fantástico país, gracias una vez más.

Por otra parte, intentemos no desvirtuar el espíritu de este hilo que es el relato de un gran viaje. Por ello, Ramón, te sugiero que abras uno nuevo en el que vayas poniendo todo lo que consideres; espero que sea también un gran viaje -como todos lo tuyos- y que nosotros disfrutemos con él (yo desde luego estaré muy atento a lo que pongas). Gracias.

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