Esta reflexión no tiene mucho sentido a mi parecer.
Un motor de una moto si no lo maltratas expresamente (o es para competición y lo llevas al límite) nunca debería de petar, sea de la marca que sea.
Y dicho esto si peta fuera de garantía pocas posibilidades hay que te lo reparen o compensen.
Aquí la única diferencia es si crees que una marca le va a dar por hacerse cargo o no del problema fuera de la garantía.
Y ahí te cuento en plan telegrama mi experiencia; BMW Adventure comprada en concesionario nueva, mantenida a rajatabla de revisiones en talleres BMW, usada casi siempre en viajes y sin tocar campo o exigirle, a los 4 años peta el motor y la marca me dice "mala suerte lo siento".
Son formas de verlo, claro.
Por ejemplo, a mí, me parece un resumen muy acertado:
"...gastarse a partir de cierta cantidad de dineros cuando hay incertidumbre… cuesta."
Me explico.
A fín de cuentas, bajo mi punto de vista, esto es una inversión.
Como comprarse un coche, un piso, invertir en acciones... y de todo ello esperamos un retorno.
Cuando compramos una moto el retorno es el disfrute que conseguimos con ella.
Para mí, el disfrute de la moto, aparte del enamoramiento que me produzca, consiste en subirme y partir con ella el día que quiera y a la hora que quiera, y no preocuparme de incidencias mecánicas. Punto.
Que una marca me asegure una garantía tranquiliza, pero lo que yo quiero es usar la moto y no la garantía.
En este caso, comprar la moto, primaré (yo) la fiabilidad contrastada (tiempo, usuarios, kilómetros recorridos...)
Ojo, lo que no quita para que en casos puntuales marcas muy fiables y con buena garantía la caguen de vez en cuando en ambos apartados, como comentas que te pasó a tí.
En un coche... lo mismo.
En un piso... calidad de construcción, comodidades, ubicación... todo esto lo puedes ver antes de pagarlo.
O en bolsa... tengo claro que si tuviera dinero para ello, invertiría en algo con la menor incertidumbre posible.
Tendría menos intereses, pero dormiría más tranquilo.
Entiendo que a las motos chinas les queda por recorrer el camino de ganarse al cliente a base de quitarse de encima esas incertidumbres que, de momento, generan en no poca medida.
Y lo conseguirán, porque lo conseguirán, a base de buenos productos y satisfacción de sus clientes.
¿No pasó algo así con las japonesas hace unos años? Y mira dónde están ahora.
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