Cuando tenía 14 o 15 años, un amigo me dejaba una PUCH minicros con la que disfruté como un enano y aprendí a gozar de las dos ruedas. Años después, muchos, le compré una a mi hijo con la que se lo ha pasado pipa. Todavía la tengo, funciona como un reloj y en cuanto a potencia, no se queda atrás con las modernas de 50. Ahora me da pena deshacerme de ella. ¡que gran cacharro!