El principal problema radica en que ahí lleva a sus alumnos, amigos y al que sea, porque es su casa, su terreno y allí hace y deshace, como no puede ser de otra forma. Desde que tiene equipo propio, se habrá aumentado el uso del circuito y, por ende, las molestias a los vecinos. En el artículo ya sospechan que ese ritmo se podría incrementar en cuanto se jubilase, pues ya sin riesgo de lesiones podría desfogarse más y mejor. Yo entiendo que no está solo en el mundo y que todos debemos respetar a los demás, seas quien seas. A lo mejor unas pantallas acústicas palían las molestias, igual que ponen en las autovías y autopistas al paso por poblaciones y urbanizaciones. De todos modos a mí no me gustaría estar en la piel de los demandantes, haberme gastado la pasta en un terreno idílico con casita para disfrutar de la tranquilidad y que venga alguien a fastidiarme la tranquilidad, escuchando ruidos de motores en vez de pajarillos. Cambia bastante. Eso sí, nada como comprarles otra casa a cada uno y que se vayan. En Valencia, de forma bastante frecuente, los dueños de pubs compran en cuanto pueden el primer piso para aislar de ruidos a los vecinos -que son los que les denuncian- y, de paso, usarlo de almacén y picadero. Pues algo así en versión Ranch'46.