Nuestro amigo el viento...

El problema del viento es un asunto de vectores, el de la moto, con su velocidad y dirección y el del viento. Si el viento sopla oblicuo al desplazamiento de la moto, algo habitual en vientos racheados y por los cambios de dirección de la carretera, su vector se divide en dos componentes, una que se opone (frena) o ayuda (acelera) a la moto y otro perpendicular a ella, que intenta desplazarla de su trayectoria.

La gravedad de una colisión frontal entre dos vehículos depende de la velocidad a la que se desplacen, ya que sus velocidades se suman en el momento del golpe. Del mismo modo, cuanto más rápido va la moto, mayor es la fuerza del viento. La deducción lógica es que con viento fuerte hay que disminuir la velocidad. Motoristas expertos pueden sentirse cómodos yendo más deprisa, igual que un funambulista no tiene problemas andando por una cuerda a 100 metros de altura, aunque no sea lo más prudente.

Hoy circulaba en coche por autovía con un viento muy fuerte, hasta el punto que las turbulencias resultaban incómodas y obligaban a agarrar con fuerza el volante. He probado la intensidad de las turbulencias a 100 y a 120 km/h y sin duda aumentaban considerablemente con la velocidad. Los carteles electrónicos en los que Tráfico pone sus avisos decían: Viento lateral fuerte, modere la velocidad y aconsejaban no pasar de 100 km/h, lo que cuadra con la deducción del primer párrafo.

Mi consejo sería: Con viento fuerte, si puedes, evita viajar en moto. Si no puedes, modera la velocidad y utiliza una marcha mas corta de lo habitual, para tener mayor aceleración en caso de ráfaga sorpresa. Evita las zonas boscosas (caídas de ramas) y las autopistas, por este orden. Por ultimo, aunque te lo pida el cuerpo, no te agarres fuerte al manillar, deja que la aerodinámica de la moto haga su trabajo. El cuerpo del motorista se opone al viento y actúa como una vela. Si te agarras muy fuerte a los mandos las ráfagas del viento sobre tu cuerpo se van a transmitir a la dirección de la moto, lo que aumentará la sensación de turbulencias y la inseguridad.
 
Última edición:
Arriba