Francamente no pensaba continuar con este asunto, pero ciertas afirmaciones y descalificaciones personales me obligan a dar algunas puntualizaciones, para no incurrir en atribuciones erróneas no personalizo la respuesta:
1º. Creo que en el legitimo uso de mi derecho, expreso una opinión personal sobre un colectivo, el de de los miembros de la DGT. Dichas opiniones están fundadas en mi experiencia personal y por supuesto nadie esta obligado a compartirlas, pero también creo que nadie esta en condiciones de arrogarse el derecho descalificar a otro por expresarlas.
2º. Como cualquier otro colectivo, su actuación es susceptible de ser juzgada por el resto de ciudadanos, o no vemos todos los días durísimas críticas sobre la actuación profesional de jueces, controladores aéreos, pilotos de Iberia, periodistas y un largo etcétera. No se me alcanza a comprender que bula pueden tener los miembros del citado colectivo que les exime de cualquier crítica.
3º. No critico a la GC por ir en un Mercedes, critico a la persona responsable de tal decisión y creo que no es necesario ir en un vehículo tan ostentoso para realizar sus funciones, sobre todo teniendo marcas nacionales magnificas con las que cumplir su cometido con igual solvencia. Caso distinto es el de las motos, por desgracia en España no tenemos una industria capaz de suministrar una moto como las BMW, Honda…, por tanto me parece muy bien que utilicen dichas marcas. ¿Pero que pensarían los japoneses si su policía utilizase BMW o los alemanes si la suya utilizasen Hondas? Y en ambos casos estamos hablando de precios similares. Lo que no es el caso de un Mercedes respecto de un SEAT, Citroen o Renault que aunque marcas extranjeras en origen, se montan en España y dan trabajo a españoles.
4º. El argumento de que su penoso pasado laboral justifica los derroches presentes, francamente no se sostiene. Que decir de los camioneros en aquellos terribles Barreiros y Pegasos o de los taxistas con los no menos terribles motores Perkins y así un largo colectivo de trabajadores.
5º. En cuanto a su abnegación efectivamente no te la niego, pero no creo que sea mayor que la de los mineros, pescadores o albañiles, por poner algún ejemplo.
Aprovecho para comentar que es muy lamentable el fallecimiento de cualquier persona realizando sus funciones profesionales, pero la de cualquier trabajador insisto, o es que es menos dolorosa la pérdida de un pescador, o de un policía nacional, o de un camionero, por que si esto es así, ruego se me explique cuales son los criterios seguidos.
6º. Por supuesto que a nadie le gustan que le multen, pero yo no me refería a ese particular, me refería al trato con el ciudadano, por que creo que independientemente de la infracción cometida, las normas de buena educación y respeto se han de mantener siempre, vamos creo yo. Y lo dice alguien que en casi 40 años de carné conduciendo motos y coches ininterrumpidamente desde un lejano 1971 en que obtuve el A1 con 16 años, solo ha tenido tres denuncias, dos recurridas y ganadas y la otra abonada, que aunque discutible, el importe no merecía las molestias del recurso.
7º Efectivamente, a estas alturas hay muchas cosas que no tengo claras, cada vez más, pero algunas si las tengo meridianamente traslucidas, pero no creo que sea el sitio ni el momento de exponerlas. Y en cuanto a la afirmación de que si soy o no un motero, ¿qué quieres que te diga? Primero deberíamos definir que entiende cada cual por dicha expresión, pues no existe una definición unánime del termino, si prefieres podemos usar la palabra compañero o cualquier otra que tu quieras, en cualquier caso empleemos la que empleemos, te puedo asegurar que yo no los considero compañeros, moteros o el concepto que consideres oportuno. Por supuesto que solo es mi opinión y tú tienes todo el derecho de no compartirla, pero no creo que la descalificación personal sea la línea a seguir, con cualquiera que no comulgue con nuestras ideas, esa actitud tiene un nombre.
8º. Para terminar con el ladrillo. Efectivamente la seguridad jurídica es el fundamento de todo Estado de derecho y no se puede dejar a la discrecionalidad de los poderes públicos la aplicación de las leyes. Pero no se si estarás de acuerdo en que su aplicación, sin un mínimo de tolerancia, convertiría este mundo en más invivible de lo que ya es.
Te imaginas al conductor de autobús que arranca, aunque vea a un pasajero acercase a la parada a todo correr. Al medico que se va a su casa, dejando al paciente en la mesa de operaciones por que ha llegado su hora. O al bombero que no socorre a la victima de un incendio por que se ha acabado su turno. Todos estos comportamientos puede que sean legales, pero creo que son inaceptables moralmente. Lo mismo ocurre con el absurdo limite (a mi entender) de los 120 Km./h. Por cierto, limite que se estableció, si no recuerdo mal, en 1974, no crees que en estos 36 años las carreteras, los vehículos y la técnica en general han cambiado. O entonces era un límite temerario o ahora es ridículo o ambas cosas a la vez y que no se me diga que es por mi bien y por la seguridad vial y por las focas de la Antártida, por que ejemplos de países con límites más razonables y con menor número de siniestros los hay.
Por tanto todo ese entusiasmo, escondiendo los trípodes o colocándose en lugares inverosímiles o ese finísimo ajuste del radar para que salte la foto con tolerancias nulas, obedece no ha razones de seguridad vial si no a estrictamente económicas.
Y no me digas que hay que estarles agradecidos por que nos prestan su ayuda, a mi JAMAS me la han prestado. En aquella heroica época de las 250 c.c. nacionales que te dejaban tirado cada dos por tres con un cable de acelerador roto o una cadena partida JAMAS se detuvieron para preguntarme si necesitaba ayuda, y la única vez que lo hicieron fue para pedirme los papeles y ver si podían denunciarme por algo y que mala suerte lo llevaba todo, por supuesto se fueron sin preguntarme siquiera que me pasaba.
Por supuesto otros habrá que su experiencia sea la contraria, me alegro por ellos, pero que no se me pida que yo la tenga. Francamente cuando los veo lo único que me viene a la cabeza son los recuerdos de unos comportamientos arrogantes e intransigentes y todo ello adornado de una arbitrariedad digna de juzgado de guardia. Quizás las cosas hayan cambiado algo, no creo pero quizás…, en cualquier caso, el único sentimiento que me siguen produciendo es el del miedo.