A Barberá le tengo especial simpatía, supongo que porque es ex-trialero y coincidí con él en algún trial en Valencia cuando ya empezaba a despuntar en velocidad. Es el típico ejemplo de piloto con un talento excepcional que no acaba de cuajar ganando títulos (porque el palmarés que tiene no está nada mal, 10 victorias, 32 podios, 2 subcampeonatos...).
Este comentario sobre Barberá está sacado de uno de los mejores blogs en español (en mi opinión) sobre el mundial de motociclismo.
"Héctor Barberá. Soy consciente de que, por distintas razones, hay mucha gente que le critica, pero desde la perspectiva personal puedo asegurar que es un tipo especial, de los pocos que no ha cambiado en su manera de relacionarse con la gente del paddock desde que le conocí allá por 2003 hasta hoy, con todo lo que haya ocurrido por medio.
En 2004, estando yo en la escudería Seedorf Racing, pude convivir mucho con él, sufrir y cabrearme con alguna de sus cosas, y disfrutar de su inmenso talento. Y de sentir lo que es pelear por un Mundial, porque aunque no sea uno el que se sube a la moto, el efecto empatía que se produce en estos casos es total.
En ‘The Age of 27’, cuando se pasa por la etapa 125cc de Stoner, sobre todo en 2004 cuando corría con KTM –la marca austriaca debutó en 2003 con dos campeones del mundo, Roberto Locatelli y Arnaud Vincent, y los dos naufragaron; a mitad de año, Vincent se quedó sin sitio y su lugar lo ocupó Mika Kallio, que por entonces asomaba con la Honda de Aki Ajo, y que sumó el primer podio para KTM, lo que le garantizó un sitio en 2004, con el australiano de compañero-. Ahí, en el reportaje, si uno no ha vivido ese periodo, oyendo las declaraciones de Jorge Lorenzo, uno de los pilotos que intervienen junto a Valentino Rossi, Dani Pedrosa, algo Nicky Hayden, Chaz Davies, y ex como Mick Doohan, Wayne Gardner y, por encima de todos, Alberto Puig, se puede imaginar un duelo pre MotoGP entre el mallorquín y el número 27. El listado de pilotos que disputaron aquella lista deja entender el nivel que había: los dos citados, Locatelli con la Aprilia de Lucio Cecchinello, Pablo Nieto, Álvaro Bautista, el citado Kallio, Marco Simoncelli y, por encima de todos, Andrea Dovizioso y el que fue su máximo rival por el título, Héctor Barberá. Porque, 2004, no fue una pelea Lorenzo-Stoner, lo fue de todos estos, unos contra otros, con Dovi y Héctor dominando en el campeonato –el hierro de Derbi de Jorge, la adolescente KTM de Casey, la potente Aprilia de Héctor, la precisa Honda ex Pedrosa de Andrea-.
Viendo las imágenes de ‘The Age of 27’ pensé en Lorenzo en Yamaha fábrica, lo que logró Stoner y dónde estuvo, dónde ha estado y está Dovizioso, hasta lo que está viviendo Bautista en MotoGP, y cuál ha sido la trayectoria de Héctor en la categoría. Porque si en ese 2004 alguien hubiese hecho un listado por talento, dudo que su sitio hubiese sido el último. Y lo es ahora. También se peleó con Hiroshi Aoyama en 250, entrando el japonés en la clase reina vía HRC, con Simoncelli… Todos han pasado por encima suya –y eso que con aquella Ducati versión 0 que Rossi y Hayden sólo usaron en la primera prueba de pretemporada, llegó a pelear de tú a tú con estos en algunas carreras de sus periplos con Aspar y Pramac en MotoGP, con el tercer puesto de la parrilla de Mugello de 2011 como mejor chispazo de su talento-. Y que conste que hablo de hechos, no de injusticias o quejas. Seguro que está donde está en gran parte porque es lo que él ha cosechado. Aún así, no puedo evitar pensar en el desperdicio de talento.
También sé que Héctor piensa a veces que se precipitó dando el salto a dos y medio. Y sé que este año ha pensado más de una vez si no debería bajar un escalón, a Moto2, para tratar de volver a sentir lo que casi siempre sintió en su carrera, el subidón de adrenalina del que puede pelear por los puestos de honor. Sé que como compañero de equipo de Lorenzo en Fortuna no lo tuvo fácil, y que sufrió una especie de mobbing interno, sobre todo en el momento en el que estaba ‘mojando la oreja’ al mallorquín, un piloto muy irascible por entonces y al que Héctor, con su manera hippie de afrontar las cosas sacaba en cierta medida de sus casillas –mientras Barberá terminaba segundo en Turquía y ganaba en China, Lorenzo se caía en esa primera carrera y sólo podía ser quinto en la segunda-; recuerdo cómo en la carrera en que cambiaron las cosas para Jorge en esa temporada, en Mugello, Héctor rompía el motor de su moto en la misma salida, sin recibir explicaciones ni consuelo por parte de Giampiero Sacchi, máximo responsable de Aprilia por entonces, y muy cercano a Dani Amatriain, manager por entonces del mallorquín. De ahí en adelante Héctor perdió peso, incluso en las siguientes temporadas con el equipo húngaro Toth primero y con Sito Pons después, cuando acumuló 17 podios, tres de ellos victorias. Barberá terminó su vida en el dos y medio ganando en Valencia, un triunfo que, además, le sirvió para terminar como subcampeón del mundo. A partir de ahí, un pequeño paseo por la periferia –Ducati y FTR Kawasaki- que cada vez pinta peor, contando con la llegada de las Yamaha de Forward y las carreras cliente de Honda, que deberían relegarle a los últimos puestos en cada GP del año que viene. Con 26 años.
E, insisto, no es queja, porque entiendo que muchos dirán que cada uno, al final, tiene lo que se merece. Es sólo que no pude dejar de pensar en ese enorme talento a raíz de ‘The Age of 27’, y en cómo podrían haber sido las cosas."
El blog lo escribe Borja González con fotos de Jaime Olivares:
MGP23
Saludos