que vuelva la inquisición (no hay que perder las tradiciones)
si en lugar de centollos los torturados fueran los perros, nuestras mascotas :
NO A LA TORTURA DE LOS TOROS O CUALQUIER OTRO ANIMAL TANTO DE 4 COMO DE 2 PATAS
esto de las tradiciones me recuerda a
ablaciones, lapidaciones..... señores que estamos en 2010 y nos estamos cargando el mundo......
¿Qué hay de creación, de belleza, de genialidad, de originalidad en la TORTURA de un ser vivo? ¿Podemos ver arte en la tortura, en el sufrimiento que lleva a la muerte? Es escandaloso e indigno del ser humano que algo así se considere arte.
Y ¿qué decimos de ese magnífico y demoledor argumento que expone que las corridas de toros son o forman parte de nuestra tradición española? ¿Desde cuándo las apologías a la violencia, a la destrucción de la vida y a la tortura son dignas de perpetuación histórica? Durante siglos la esclavitud fue una práctica continuada que se consideraba como lógica y tradicional pero ¿hay alguien que se atreva a decir que debe mantenerse porque es parte de la historia más ancestral del ser humano? Pongamos otro ejemplo, llevamos muchas décadas oyendo como en otras culturas, por tradición, se produce lo que conocemos como “ablación” femenina. ¿Por qué luchar contra esa práctica que se encuentra sustentada por siglos de cultura y tradición? y no digamos si alguien intenta justificar que las mujeres no deberían votar puesto que tradicionalmente no lo hacían, debido a la cultura históricamente machista que ha dominado nuestro mundo conocido durante siglos. Afortunadamente el ser humano ha “evolucionado”, ha luchado y todavía lucha contra esas barbaries que difaman la naturaleza humana. ¿Deberíamos cambiar de punto de vista solo porque hablamos de un animal? Las tradiciones deberían ser un soporte de lo que nos define como seres humanos, deberían ser un soporte del mundo justo que queremos construir, deberían ofrecer una expectativa de lo que esperamos para nuestro mundo en el futuro. ¿Vamos a cimentar nuestro futuro en la tortura de animales para recreo? ¿En qué hemos avanzado como sociedad con respecto al tiempo, por ejemplo, del imperio romano? También era una tradición de muchos años arrojar una cabra desde un campanario y sin embargo se prohibió por razones tan obvias que no merece la pena seguir explicando. ¿Qué diferencia hay con la brutalidad de una corrida de toros?
No hay "arte" en la TORTURA
Algunos afirman que el toro no sufre. No cabe duda que hay gente ‘pa tó’ y gente que ’sabe de tó! aunque no tenga ni p… idea de nada. Pues bien, ¿sabías que la piel del toro es tan sensible que cuando una mosca se posa en su lomo lo percibe e intenta espantarla? Pero analicemos algunos aspectos de la lidia, por ejemplo, la pica o puya con la que pincha el picador al toro está concebida con una punta de acero de unos 14 CMS. de largo que debería penetrar un máximo de 3 pero en la práctica los picadores la hunden hasta casi los 10 CMS. para perforar el pulmón, provocar hemorragias y limitar la capacidad de lucha del toro, y luego dicen que es una lucha en igualdad de condiciones entre el hombre y el animal ¡qué hipocresía!. Y si no qué decir de las banderillas, afilados arpones de 7 CMS. que son clavadas en un número no inferior a cuatro, dentro de las heridas del puyazo. Imagínate, tienes una herida y en lugar de vendarla te la retuercen un poco más o te pinchan en ella por cuestión de ¿arte?, ¿nobleza taurina?. Pues bien, estos arpones actúan como palanca a cada movimiento del toro, horadando y desgarrando los músculos del cuello. ¿Sabías que cuando el valiente torero se arrima al toro no es por ese pretendido “amor al arte” o por “torero valiente”, sino con el objetivo de rozarse con las banderillas para que se acentúe el efecto palanca y así aumentar la hemorragia del toro? Hablemos ahora del conocidísimo arte de “entrar a matar”. El torero debe intentar clavarle la espada entre las vértebras del cuello para llegar al corazón y fulminarle pero esto no ocurre casi nunca por eso hay que recurrir a la “tristemente famosa puntilla” que consiste en un puñal corto destinado a seccionar la médula espinal lo cual está concebido para acabar, ¡qué grandeza! con el sufrimiento animal. Pues tampoco ocurre, la mayoría de las veces que vemos cómo el toro es arrastrado por los caballos fuera del coso sigue viviendo y sufriendo. ¿Sabías que varios veterinarios han denunciado que además de las lesiones múltiples recibidas durante la lidia el toro padece de secretas manipulaciones previas destinadas a envalentonar a los mansos (aguarrás en las pezuñas, alfileres en los genitales, pequeñas descargas eléctricas, etc.) o debilitar a los excesivamente bravos (purgas con sulfato de sosa, sulfato paralizante en los ojos, algodón en la garganta, etc.) ¿Esto es arte? Además de una vergüenza nacional es una estafa.
Es tristemente gracioso que aún hoy, en el siglo XXI afirmemos que las corridas de toros son un “hecho diferenciador” con respecto a otras culturas. ¡Estupendo!, el trato a la mujer en la ‘cultura’ árabe ¿también es un hecho diferenciador? ¿Lo aceptamos?. Si estas cosas nos definen como personas y definen nuestra cultura yo me borro, yo protesto, yo no quiero que me identifiquen con la barbarie de la tortura y muerte injustificada de un ser vivo. Por favor, en España ya hay más cosas, más importantes, más y mejor identificativas de nuestra cultura que las aborrecibles tradiciones sangrientas con animales. ¡Ya está bien de bromear con la España profunda! Cuando nos interesa (me refiero a la sociedad en general), bien que la damos de palos, nos burlamos de ella como si nosotros fuéramos de otra generación superior, pero cuando nos tocan el estómago o el dinero bien que la defendemos o simplemente miramos a otro lado.
Según afirman algunos el ‘maltrato a los animales no es razón suficiente para su prohibición’. No, si ahora resulta que como la prostitución es el oficio más antiguo del mundo y algunas lo hacen porque quieren ganar mucho dinero, debemos justificar la explotación sexual de mujeres que por desesperación, incultura, etc. terminan en redes de prostitución. Podríamos decir que no es razón suficiente para prohibirla porque al menos las personas que lo hacen pueden comer.
Atención al argumento: ‘si las prohibimos (las corridas de toros) luego vendrán diciendo que si maltratamos a los cerdos en el matadero, a los pollos en los criaderos o a las terneras en los lugares creados para tal fin……. y qué será de nuestros chuletones, de las ricas costillitas, del jamón, etc.’.
La última afirmación es muy interesante, expresa: ’son animales que se crían para matarlos’…. ¡exacto!, para matarlos ¿por qué? porque sirven de alimento al ser humano, pero, repitamos la idea, es muy sencilla: ‘para matarlos’, ¿dónde entra aquí la idea de la tortura? Matar para comer no implica torturar, matar no implica que se reúnan veinte mil personas para recrearse y regodearse en el dolor y sufrimiento de un ser vivo que sabe que está siendo torturado sin saber por qué. El hombre, desde sus orígenes, siempre ha cazado para sobrevivir, para alimentarse y como criatura más inteligente (muchas veces cuesta creerlo) se ha impuesto al resto de criaturas llegando a la cima de lo que se conoce como pirámide alimenticia, no obstante el origen de comer a otros animales no nació con la idea de la tortura. Ningún animal, cuando mata, previamente tortura, su único objetivo es alimentarse. El hombre lo hacía así al principio de los tiempos y ahora, aún en lo que llamamos era moderna, seguimos haciendo de la tortura a un animal un espectáculo, una fiesta, un acontecimiento nacional.
Me voy a poner en plan Dr. House: yo también estoy en contra de prohibir nada, que cada cual haga de su capa un sayo. Si no afecta a mis derechos y libertades cada quien es muy libre de hacer lo que le plazca, por eso, si nos gusta despellejar vivo a un animal para que sea más fácil de tratar su piel y utilizarla para vestir, pues hagámoslo, y si no me gusta pues no miro. ¡En fin!, ¡qué fuerte!, ¡qué pena! ¡Qué escándalo!, ¿qué tendrá que ver el hecho de prohibir con el respeto a la vida?, sí, el respeto a la vida incluso de los animales que puedan servirnos de alimento. Vuelvo a puntualizar por si no queda claro, no estamos hablando de no matar animales para alimentarnos, estamos hablando de NO TORTURAR animales, de no hacer del sufrimiento, del dolor y de la tortura un espectáculo. Me parecen muy cínicas las posturas que argumentan que es contradictorio y falso defender la dignidad de la vida de los animales cuando nos los comemos. La broma de” hola señora vaca, que yo la aprecio mucho pero si no le importa voy a matarla porque el solomillo está para comérselo…”. El comentario queda gracioso pero me pregunto ¿justificamos la tortura por el mero hecho de que luego nos lo comemos?. Mezclar los temas para defender o minimizar las corridas de toros me parece poco inteligente y distorsionan el fondo de la cuestión.
Este tema, me temo, está por encima del dinero, por encima de esos poderes fácticos que intentan mantener esta “vergüenza” nacional como parte de nuestra historia presente, me temo que depende del grado de concienciación e implicación que las personas mostremos y respecto a esto, tengo buenas noticias, casi un 70% de los españoles desaprueban las corridas de toros y más de un 80% no ha pisado nunca una plaza de toros para ver una lidia. ¿Todavía alguno se atreve a afirmar que forma parte de nuestra tradición o de nuestra más profunda idiosincrasia?
NO a la tortura animal
Desde mi punto de vista, mi postura ante este tema no pretende ser bandera de nada y menos de nadie, ni pretende ser un adalid o dechado de virtudes en la defensa de este argumento, pero qué menos que llamemos a las cosas por su nombre, qué menos que califiquemos las cosas horribles del mundo como tales. Es cierto que a veces poco o nada podemos hacer a nivel individual, es también cierto que hay tantos problemas en el mundo más importantes y más graves que este, pero no justifica que trivialicemos el tema o miremos a otro lado con la indiferencia, por cierto, más contraria a la tradición más pura e histórica del hombre: la revolución.
Nuestra historia se caracteriza por la rebelión constante contra usos y costumbres que atentaban contra la justicia, la vida, el buen gusto, la equidad, etc. No concibo un mundo que no luche contra el hambre, contra las guerras, contra la injusticia social solo por el mero hecho que son cosas que hemos tenido siempre. Nadie las considera por lo tanto una tradición, más bien es un lastre del que no conseguimos librarnos pero no por ello lo aceptamos ni dejamos de gritar, aunque sea interiormente, en contra de cosas así.
Pero no solo nuestra actitud ante los grandes problemas definen a los seres humanos, también las pequeñas cosas, el cómo tratamos nuestro entorno, cómo utilizamos el planeta en el que vivimos definen a las personas y a las sociedades. Quisiera hacer mía la frase de Gandhi sobre el tratamiento que hacen los seres humanos con respecto a los animales: “Un país, una civilización se pueden juzgar por la forma en que tratan a sus animales.” No creo que nadie pueda negar que este hombre fuera un luchador activo por los derechos y libertades de los seres humanos, pues bien, no dejaba en el olvido el trato a los animales. Si un país, una sociedad, justifica las corridas de toros me temo que se define por sí sola. A veces pasivamente y otras activamente milito contra la barbarie y la tortura contra cualquier forma de vida.