Este caso esta claro, el motorista iba por su sitio y el coche hizo una maniobra rutinaria pero que se convierte en absurda e inexplicable si se hace cuando un vehículo viene en sentido contrario, sea una moto o un tren. Por la foto (día despejado, recta) y la hora (18:05) no hay excusas en situaciones climáticas, visibilidad, etc, ... el responsable tendrá que pagar las consecuencias de su imprudencia/error/despiste/ o lo que se determine que fué.
Pero no se debe generalizar, entre motos y coches no hay buenos y malos. Yo soy un enlatado la mitad de mi tiempo.
Como motorista he cometido errores y/o imprudencias que me han podido costar caros.
Como enlatado he sufrido imprudencias de otros motoristas que han querido meterse por un hueco que no había. También he dado algún susto sin querer por hacer un cambio de carril sin ver que en el angulo muerto estaba otro conductor y eso que soy de los que miran los retrovisores (los tres) cada 5 segundos.
Pero hay una cosa que no podemos cambiar:
- el motorista es el elemento más debil de todos los que hay en la carretera
- los coches, aparte de estar tan duros como un arbol o un quitamiedos, se mueven (la mayoría de forma lógica y previsible, algunos no tanto).
Lo que si podemos mejorar:
Los motoristas, llevar siempre abierto todos los ojos, incluido el de la nuca.
Los conductores de coches: no entrar en competencia con las motos; no cerrar "el hueco" cuando ven por el retrovisor al motorista porque les da rabia que llegue antes o que se ponga el primero en la línea de salida del semaforo; usar más los retrovisores y los intermitentes; etc, ..
Cuando voy en moto, reconozco a los motoristas que circustancialmente van enlatados, porque te ceden el paso de manera ostensible y te facilitan la circulación.
Tiene razón el compañero que propone que todos los enlatados deberían recibir formación específica sobre como comportarse con las motos. También se agradecen las campañas de los paneles informativos que piden respeto a los motoristas.
Perdón por el ladrillo, y un abrazo a todos los que han perdido algún ser querido en la carretera.