Pon una imagen que te guste.

  • Autor Autor CO1637P
  • Fecha de inicio Fecha de inicio
Vivir entre la ventisca.
A más de 3.000 metros de altitud, en las montañas de Mongolia occidental, una familia avanza entre la nieve junto a su rebaño. No hay carreteras, ni señales, ni refugios a la vista: solo un horizonte blanco que borra los caminos y cubre de escarcha a personas y animales por igual. Están migrando, como cada año, en busca de mejores pastos. Con temperaturas extremas y escasa visibilidad, esta familia sigue adelante como lo han hecho generaciones antes que ellos. Y una vez más, una ventisca inesperada los envuelve durante horas.
La escena es sobrecogedora: camellos, caballos y cabras apenas visibles entre la ventisca; y los pastores montando a lomos de los camellos para mantener el grupo a la vista, protegiendo especialmente a los más vulnerables: los cabritillos y potros recién nacidos que, en medio del caos blanco, pueden extraviarse con facilidad. Lo que para ellos es una realidad anual, para el fotógrafo australiano que los acompañó fue una experiencia única: una muestra brutal de la dureza del clima estepario y de la resistencia humana.
Foto: Hirak Bhattacharjee.
27-pastores_158b423b_250805185511_1280x853.webp
 
La nave del viaje interestelar.
Esta es la iniciativa más viable para viajar a otra estrella, según el Project Hyperion. La nave todavía no existe y su misión podría tardar más de 400 años. Sin embargo, han diseñado un modelo con todos los detalles de cómo se podría realizar. Chrysalis mide 58 kilómetros, tiene capacidad para 2.400 personas y podría despegar desde el sistema Tierra-Luna. Un fascinante proyecto que nos ilusiona con conocer Alfa Centuari. ¿Lo conseguiremos?
Foto: Chrysalis - project hyperion.
chrysalis-nave-a-alfa-centauri_aaec2e5d_250814143718_1538x1076.webp
 
El gigante que regresó del abismo de la muerte.
Escenas como esta, un rebaño pastando en el Parque Nacional de Białowieża, en Polonia, son testimonio de uno de los esfuerzos de reintroducción más importantes que se han llevado a cabo en Europa. Hace apenas un siglo, el bisonte europeo (Bison bonasus) estuvo al borde de desaparecer para siempre. Cazado sin tregua y desplazado por la expansión humana, el último ejemplar salvaje cayó en 1927 en el Cáucaso. Todo parecía perdido, pero este gigante se salvó gracias a un puñado de individuos que sobrevivieron en zoológicos y a uno de los esfuerzos de conservación más ambiciosos de Europa.
A partir de solo doce bisontes, se inició un programa de cría en cautividad que permitió su reintroducción en bosques protegidos. Białowieża, uno de los últimos fragmentos de naturaleza virgen de Europa, fue el lugar elegido para darles una segunda oportunidad. El camino no fue fácil debido a la escasa diversidad genética, los conflictos con las actividades humanas y las enfermedades, pero contra todo pronóstico, este gigante logró regresar del abismo. En la actualidad, Polonia alberga la mayor población de bisonte europeo del mundo, con aproximadamente 3 000 ejemplares según el censo de 2025.
Foto: Ondrej Prosicky.
30-bisonte-europeo_0133b6c4_250805222006_1280x853.webp
 
Haciendo el pino.
Con la agilidad de una gimnasta y un cierto descaro, esta ardilla roja fue captada en pleno salto entre las ramas de un bosque en Diepenbeek, Bélgica. Su postura parece coreografiada al milímetro y a más de uno le traerá malos recuerdos de las clases de gimnasia en la escuela. Pero captar esta imagen no fue nada fácil: el fotógrafo Niki Colemont, especializado en fotografiar estos animales, tuvo que recurrir a una tienda de camuflaje y a toneladas de paciencia para capturar este momento fugaz.
Más allá del espectáculo, esta fotografía nos habla de una increíble habilidad de las ardillas rojas: estos roedores cuentan con una articulación única en los tobillos, llamada "articulación rotativa", que les permite girar los pies casi 180 grados, lo cual les ayuda a moverse con un sorprendente equilibrio y precisión. Esta ventaja evolutiva es clave para huir de depredadores y encontrar alimento.
Foto: Niki Colemont.
29-ardilla_5fb59c3c_250805211300_1280x2276.webp
 
El juego de las sombras.
Esta imagen fue tomada unos días después de la víspera de Año Nuevo de 2019 en Lisboa, Portugal.
Siempre quise tomar una fotografía de este famoso puente cubierto de niebla, y ese día resultó ser perfecto. Tomé esta foto cuando me sorprendieron las formas creadas por la luz y las sombras, las líneas perfectas y las siluetas de las personas. Lisboa es famosa por su luz increíble, y las nieblas como esa son una vista común. Ocurren cuando el aire húmedo pasa sobre una superficie fresca del río Tajo, creando esta vista impresionante.
Foto: Jacek Patora.
the-game-of-shadows_e0611b4d_1333x2000.jpg
 
El círculo de la vida y de la muerte.
Como un gran orbe dorado, el sol se despide tras los árboles de acacia en la sabana africana. Esta imagen fue tomada cerca del campamento de Seronera, en el Serengueti. Este espectáculo no es solo belleza: también marca el final de un día de caza y supervivencia para los animales, que aprovechan las últimas horas de luz para alimentarse o encontrar refugio. Y, para los visitantes, es un recordatorio de que la naturaleza sigue su propio ritmo, ajena al reloj humano.
El Parque Nacional del Serengueti, en Tanzania, es famoso por su inmensidad y por albergar una de las mayores concentraciones de fauna salvaje del planeta. Tras las lluvias, las llanuras se llenan de vida: manadas de ñus, cebras y gacelas se desplazan buscando los pastos frescos, seguidas muy de cerca por leones, leopardos y hienas. En este momento del año, la luz cálida del atardecer baña todo el paisaje, realzando el perfil inconfundible de las acacias y creando escenas dignas de una postal.
Foto: Graham Purse.
1-serengueti_2566bf60_250813194751_1280x854.webp
 
Pelea de gigantes.
Los osos pardos de Alaska son aproximadamente 2.200 y hay alimento suficiente para todos en el enorme Parque Natural Katmai, de 1,6 millones de hectáreas. No son agresivos, pero a veces suceden excepciones. Cuando huelen la presencia de caminantes prefieren tomar distancia.
Foto: Cordon Press.
osos-almuerzo-peces_8b46b5c0_250716145737_2000x1334.webp
 
Solo arréglame las puntas.
Con su cresta amarilla al viento y una mirada que parece decir “¿me queda bien así?”, este pingüino de penacho amarillo ha decidido posar para un primer plano digno de una portada de moda. La fotografía, tomada en una isla del Atlántico Sur, muestra a la perfección sus llamativas plumas cefálicas, que utilizan como parte de su cortejo.
Estos carismáticos pingüinos, conocidos también como rockhopper (“saltarocas”) por su peculiar manera de desplazarse, son expertos navegantes y buceadores. Aunque su aspecto simpático invita a la sonrisa, en tierra viven en colonias ruidosas y bastante teatrales, donde las disputas por territorio o pareja se acompañan de movimientos de cabeza y despliegues de plumas que parecen coreografías. Y, por supuesto, un buen peinado ayuda: en el mundo de los pingüinos, las apariencias importan y mucho.
Foto: Michelle Risi.
2-pinguino_559260ab_250813195712_1280x1920.webp
 
Escucha, escucha, que traigo chisme.
En la orilla de una playa de Alaska, dos oseznos grizzly parecen ocupados en algún cotilleo. Uno extiende la pata como si estuviera explicando algo interesantísimo, mientras el otro parece escuchar con atención. La escena, captada en el Parque Nacional Lake Clark, combina a la perfección la ternura y el humor que solo la naturaleza sabe regalar. Los grizzly son animales solitarios en su madurez, pero en sus primeros años dependen totalmente de su madre, que los protege y enseña dónde encontrar comida.
Los osos suelen tener camadas de uno a tres cachorros, pero lo más habitual son dos. Durante los primeros dos o tres años de vida, los hermanos están muy unidos. Esa relación fraternal también les aporta seguridad emocional: cuando la madre sale a buscar alimento o hay una amenaza cerca, se reconfortan mutuamente. Sin embargo, cuando la madre los desteta y se separan, el vínculo no se mantiene a largo plazo; al llegar a la edad adulta, los grizzly son territoriales y solitarios. Si dos antiguos hermanos se cruzan años después, no se comportan como familia: pueden ignorarse o incluso competir de forma agresiva por comida, territorio o pareja.
Foto: Laura Romin & Larry Dalton.
3-ositos_76653085_250814170145_1280x854.webp
 
Montaña más alta del sur de Vietnam.
Con una elevación de 996 metros, la Montaña Ba Den, en Tay Ninh, es la montaña más alta en el Delta del Mekong, en Vietnam. Además, aquí se encuentra la estatua de Buda en bronce más alta de las cimas de Asia. Se hizo fundiendo más de 170 toneladas de bronce rojo y tiene 72 metros de altura.
Foto: Tran Tuan Viet.
highest-mountain-in-the-south-of-vietnam_0925e2e4_240212111039_2000x1333.jpg
 
Crepúsculo polar.
En Ilulissat, en la costa oeste de Groenlandia, las estaciones son extremas. Durante la noche polar, en los meses de invierno, el Sol apenas llega a asomar por el horizonte y el Ártico vive sumido en un crepúsculo perpetuo. A veces, durante unas pocas horas, el cielo se tiñe de rojos, naranjas y violetas, como si el amanecer y el atardecer hubieran decidido quedarse congelados en el tiempo.
La vida aquí se adapta a este peculiar ciclo. Las calles permanecen iluminadas casi todo el día, los horarios dependen más del reloj que de la claridad, y la vista se acostumbra a un mundo en la penumbra. Para los habitantes del Círculo Polar Ártico, este periodo no es sinónimo de oscuridad absoluta: es una transición de colores suaves y cielos dramáticos, un recordatorio de que la luz, incluso escasa, sigue marcando el pulso de la vida en el Ártico.
Foto: Emilio Morenatti.
4-noche-polar_2db1e426_250814171358_1280x853.webp
 
La soledad de los caribúes.
El cambio climático está alterando el hábitat de los caribúes en todo el mundo y, especialmente, en América del Norte. En los últimos 20 años, algunas manadas han perdido hasta el 90% de su población. El paisaje helado y la niebla dan un toque fantasmagórico. Esta imagen Vanishing Caribou (“caribúes que desaparecen”) fue presentada al concurso Visa pour l’image 2024.
Foto:
18-vanishing-caribou-visa-pour-limage_82b4021f_250718131624_2000x1333.webp
 
Los señores del lago.
En las tranquilas aguas del norte de Grecia, los pelícanos dálmatas exhiben sus colores con elegancia. A pesar de su aspecto imponente, estas aves son sorprendentemente gráciles y despliegan sus mejores galas durante el cortejo. El fotógrafo Sean Weekly ha dedicado más de una década a retratar la vida de esta especie, viajando cada invierno a Grecia para captar escenas que muestran tanto su majestuosidad como sus momentos más curiosos.
Durante buena parte del siglo XX, el pelícano dálmata estuvo en peligro de extinción, con poblaciones cada vez más reducidas en Europa y Asia. Sin embargo, los esfuerzos de conservación y la protección de sus humedales han permitido que hoy prospere en lugares como el lago Kerkini. Allí, estos gigantes alados no solo encuentran alimento abundante, sino también un refugio seguro para anidar y criar a sus polluelos. Las fotografías de Weekly capturan a la perfección la grandeza de un ave que, contra todo pronóstico, ha regresado con fuerza del abismo de la extinción.
Foto: Sean Weekly.
8-pelicanos-v1_bdd3f357_250814175914_1280x1600.webp
 
"Guía local, muy amable. Le doy 5 estrellas"
En las aguas templadas y tranquilas del Caribe, los manatíes parecen cumplir un curioso papel: el de anfitriones submarinos. Estos apacibles mamíferos acuáticos, conocidos también como “vacas marinas”, suelen acercarse con calma a los buceadores, como si estuvieran guiándolos por su hogar acuático. Su naturaleza confiada y su lentitud de movimientos hacen que el encuentro sea sereno y casi hipnótico. Nadar junto a ellos es como seguir a un guía local dispuesto a mostrarte lo mejor de su mundo.
A pesar de su imponente tamaño, los manatíes son inofensivos. Se alimentan de hierbas marinas y algas, y pasan buena parte del día pastando en el fondo o descansando cerca de la superficie. Su curiosidad natural los lleva a interactuar con personas, siempre que estas respeten su espacio y no interfieran en su comportamiento. Observar a un manatí de cerca es un recordatorio de que la convivencia pacífica entre humanos y fauna marina es posible.
Foto: Ken Kiefer.
6-natacion-sincronizada-v4_0bb1d299_250814173444_1280x853.webp
 
El Aletsch, en peligro.
No, no es una carretera. ¿Has observado bien la imagen? Este icónico glaciar de los Alpes suizos es el más grande de Europa y cada verano retrocede 50 metros. El famoso "río de hielo" se prolonga por 20 kilómetros con un espesor que puede superar los 800 metros. Sin embargo, en el último siglo, perdió 3 kilómetros y los científicos temen que desaparezca antes de finales de este siglo, a causa del cambio climático.
Foto: Nature / Cordon Press.
5-aletsch_9085aba2_250829105649_2000x1340.webp
 
Estas gigantescas estructuras de nubes, con un núcleo que se eleva a kilómetros de altura, descargan lluvias torrenciales, granizo y vientos capaces de arrasar cosechas o paralizar temporalmente ciudades.
Foto: Shutterstock.
supercelula_4ddb059c_250901131511_1280x684.webp
 
La magia del otoño.
Cada otoño, el Parque Natural del Montseny, en Cataluña, se viste con sus mejores galas. Las hayas, robles y castaños del bosque tiñen sus hojas de tonos dorados, rojizos y ocres, y reflejan ese estallido de color en las aguas tranquilas del embalse de Santa Fe. El resultado parece sacado de un cuento: un espejo natural que multiplica la belleza de este rincón mágico situado a apenas una hora de Barcelona.
El Montseny es una de las joyas naturales de Cataluña: su biodiversidad es extraordinaria y, en pocos kilómetros, uno puede pasar de un bosque templado a un paisaje de media montaña. Esto se debe a su orografía variada, que crea microclimas y acoge especies muy distintas en un solo macizo. En otoño, además, todo cobra un aire de calma melancólica. Es una estación breve, pero intensa: el momento perfecto para perderse por sus senderos, respirar hondo y dejarse abrazar por el bosque.
Foto: Sergi Reboredo.
26-montseny_3de89c21_250805183655_1280x959.webp
 
Ten hijos decían, te alegran la vida decían…
En la vida de un leopardo del Amur, el descanso es un lujo… y para Esra, madre de dos cachorros, una misión imposible: sus hijos Anya y Akovi convierten a mamá en un parque infantil. Uno le trepa por la espalda, el otro por la cara, y ella aguanta estoica, como si estuviera acostumbrada a ser un mueble. La escena, captada en el zoológico de Colchester, es divertida y tierna a partes iguales.
Pero más allá de la ternura y el humor de la situación, este tipo de nacimientos en cautividad son pequeñas victorias para la conservación. En libertad, los leopardos del Amur apenas suman un centenar de individuos, todos ellos en la región rusa que les da nombre. Akovi y Anya son parte de un programa oficial de cría para una de las especies más raras y amenazadas del planeta. Por eso, a Esra no le queda otra que armarse de paciencia.
Foto: Paul Meek.
7-leopardo-v2_038f08a8_250814174300_1280x1024.webp
 
Atrás
Arriba