Hacia el cuello del caimán.
Avanzaba río abajo con una actitud firme. A su paso, los caimanes se sumergían y huían metros antes de que llegara, como si reconocieran el peligro. En un tramo, una de las barcas quedó atrapada en la vegetación. El jaguar pasó a escasos metros, observó a uno de los miembros del equipo y continuó su trayecto sin detenerse, recordándonos hasta qué punto estos animales pueden interactuar con quienes trabajamos en su territorio.
Poco después, en una curva del río, centró su atención en un caimán aparentemente inmóvil. Se deslizó dejando solo los ojos fuera del agua. Tras unos segundos, se lanzó con precisión hacia el cuello de la presa. Ambos animales desaparecieron bajo la superficie.
El jaguar emergió sujetando al caimán por la garganta. Tras un breve forcejeo, arrastró al reptil hasta la orilla y trepó un talud de casi dos metros con una fuerza que impresionaba en directo. Desapareció entre la vegetación llevando la presa, en una de las escenas más difíciles de documentar en estado salvaje.
Foto: Gotzon Mantuliz y Rafa Fernández Caballero.