Inicialmente, cara es. Pero resulta que como está hecha con una elaboración tan esmerada y con tanta delicadeza en los detalles, pues, comparativamente, no tanto. No tiene los elementos prácticos -soportes de maletas-, pues mejor. Más directamente pura. Sólo montar y buscar sensaciones.
Fernando, yo es que observo los detalles y me doy cuenta de lo concienzudamente resuelta que está (ya podrían tener unos estándares de calidad así en cualquiera de sus productos de serie). Es tan distinta a otras (algo aproximada a las café-racer; ligeramente clásica, fuertemente personalizable -aunque yo no lo haría-, exquisitamente sencilla...). Creo que todo ello tiene un valor que no la distancia tanto de, p. ej., sus hermanas R 1200 R. Prefiero tener esa tremenda calidad de detalles y de acabados que todo el elemento práctico-electrónico que yo llevo en mi R 1200 R, sinceramente. El hecho de restarle elementos superfluos no incide en una, aparente, merma, sino en una ganancia de particularidad.
Así que por poco más que la parecida a ella opte ud. a lo que su vecino no puede, no lo veo tan claro. A mi la R me costó también cara y ya he dado mi opinión sobre lo que valoro. Si de verdad alguien quiere algo exclusivo, puede optar por una moto personalizada, cierto es que suelen ser tipo cústom. Cualquier vecino no tiene una moto personalizada pongamos que a partir de 35.000 euros.
Otra opción de exclusividad prohibitiva la tenemos en la renacida Brough Superior. Tú, como amante de las clásicas, sabes de su extraordinaria cotización. Recientemente, un empresario francés la acaba de relanzar. También celebrará el 90 aniversario.