D
Dr._Infierno
Invitado
Leo con frecuencia que el freno se debe de utilizar en dos fases: primero un tacto inicial para desplazar peso hacia la rueda delantera y, luego, accionar con la energía que requiera la frenada.
Me parece correcto. La primera fase aumenta la presión del neumático contra el asfalto y, por tanto, el agarre cuando la rueda está vertical, disminuyendo la posibilidad de bloquear la rueda si el piloto se empleara a fondo desde el primer instante... pero se suele olvidar algo: no soltar la maneta con brusquedad al final de la frenada... una tercera fase que reivindico como esencial, por dos motivos:
1. Evitar la descompresión brusca del amortiguador delantero en un momento en el que se va a volver a comprimir por efecto de la entrada en tumbada: un bamboleo que no le gusta nada a la estabilidad de la moto.
2. Por no perder la geometría favorable de la moto para entrar en tumbada.
Una descompresión del amortiguador progresiva hasta dejarla en el punto en el que la fuerza centrífuga la va a comprimir, en los primeros metros del giro, provoca una tumbada estable y homogénea... y eso solo se logra aflojando la presión sobre la maneta de forma suave y progresiva.
En conducción deportiva, en especial se no se conoce bien la carretera, es difícil acertar con la velocidad de paso por curva y, en ocasiones, se tiene que continuar frenando la moto mientras se dirige al ápex. Es un ajuste residual que debe de precisar de poco freno, pero ese poco debe de disminuir de forma progresiva conforme aumenta el grado de tumbada. La relación es inversa: a más tumbada menos freno. Esto está en concordancia con que cuanto más agarre necesita el neumático en el giro, menos sobrecarga se debe de echar sobre él. Aquí, aflojar progresivamente la maneta -tercera fase- adquiere una importancia más trascendente si cave.

Me parece correcto. La primera fase aumenta la presión del neumático contra el asfalto y, por tanto, el agarre cuando la rueda está vertical, disminuyendo la posibilidad de bloquear la rueda si el piloto se empleara a fondo desde el primer instante... pero se suele olvidar algo: no soltar la maneta con brusquedad al final de la frenada... una tercera fase que reivindico como esencial, por dos motivos:
1. Evitar la descompresión brusca del amortiguador delantero en un momento en el que se va a volver a comprimir por efecto de la entrada en tumbada: un bamboleo que no le gusta nada a la estabilidad de la moto.
2. Por no perder la geometría favorable de la moto para entrar en tumbada.
Una descompresión del amortiguador progresiva hasta dejarla en el punto en el que la fuerza centrífuga la va a comprimir, en los primeros metros del giro, provoca una tumbada estable y homogénea... y eso solo se logra aflojando la presión sobre la maneta de forma suave y progresiva.
En conducción deportiva, en especial se no se conoce bien la carretera, es difícil acertar con la velocidad de paso por curva y, en ocasiones, se tiene que continuar frenando la moto mientras se dirige al ápex. Es un ajuste residual que debe de precisar de poco freno, pero ese poco debe de disminuir de forma progresiva conforme aumenta el grado de tumbada. La relación es inversa: a más tumbada menos freno. Esto está en concordancia con que cuanto más agarre necesita el neumático en el giro, menos sobrecarga se debe de echar sobre él. Aquí, aflojar progresivamente la maneta -tercera fase- adquiere una importancia más trascendente si cave.
