Este término está presente en muchos ámbitos de la financiación de bienes y la adquisición de vehículos no escapa a ello. La reserva de dominio es un acuerdo pactado entre comprador y vendedor que viene incluido en los contratos de financiación a plazos y que, básicamente, estipula que la persona o entidad que vende el coche sigue siendo la propietaria del mismo mientras no se termine de pagar la deuda.
En este caso el comprador puede hacer uso del coche en cuestión, pero
no tiene la autorización para venderlo, cambiarlo de titular o darlo de baja sin el consentimiento de la financiera, que generalmente no llega hasta que se ha terminado de pagar el vehículo.
Por ello, cuando se afronta la compra de un vehículo usado, es altamente recomendable pedir un informe en la
Dirección General de Tráfico que indique si existen cargas administrativas pendientes o reserva de dominio. En caso afirmativo, hay que negociar la venta también con la financiera.
Cancelar la reserva de dominio
Siempre y cuando hayamos pagado íntegramente nuestro vehículo, liberarlo de la reserva de dominio es posible y relativamente sencillo, además de recomendable. Y es que, aunque hayamos terminado de pagar la financiación, la reserva
no desaparece por sí sola y debemos tramitar su baja para poder actuar con libertad en el futuro:
- Solicitar una nota simple en el Registro de Bienes Inmuebles.
- Solicitar la carta de pago a la financiera.
- Solicitar el levantamiento de la reserva de dominio en el Registro de Bienes Inmuebles.
- Acudir a la Dirección General de Tráfico pasados 15 días para certificar que el vehículo está a nuestro nombre.