Sinceramente, me dais envidia los que nunca habéis tenido problemas con El Venta y disfrutáis de todo ese buen hacer, profesionalidad y trato exquisito. Por desgracia, yo no he tenido tanta suerte... o será, como alguien ha dicho, que siempre he entrado con el pie equivocado y en mal día, lo que ya tiene mérito teniendo en cuenta mi historial con ellos y que me considero una persona razonablemente educada y respetuosa con los empleados de cualquier establecimiento.
Porque no se trata de una pifia ni de dos ni de tres. En fin, quien tenga paciencia para leer este ladríllo, entenderá lo que digo.
Moto nueva, comprada en El Venta en 1998.
Todo empieza con una serie de "detalles" sin demasiada importancia por separado, pero que por acumulación abararon por mosquearme.
Durante los primeros años pasé las revisiones con ellos religiosamente. Hacía muchos km, por lo que en un año podía pasar hasta tres revisiones (cada 10.000 km). En cada revisión me cambiaban sistemáticamente el líquido de frenos, hasta que me dio por fijarme en la tabla de mantenimiento y vi que indica cambiarlo cada año.
Bueno, tampoco es que me fuese a arruinar por ello. Como digo, un detallito. Estarían demasiado ocupados atendiendo a sus clientes preferentes como para consultar el historial de mi moto y ver cuándo había pasado la última revisión.
Una vez la llevé a que le cambiasen los rodamientos de la dirección. Me los cambiaron y no había pasado un mes que empezaron a fallar otra vez. Como poco, es de suponer que simplemente no los habían apretado correctamente. Por fortuna, estaba dentro de la garantía de la reparación y me los cambiaron de nuevo.
Por cierto, que en uno de esos cambios, que lógicamente implican desmontar la dirección, me devolvieron la moto con el manillar desalineado.
En una ocasión, al pasar la revisión les dije que no me cambiaran el aceite de la horquilla. A los dos días de recoger la moto, veo que está perdiendo por uno de los retenes. A ver, que nadie piense que insinúo que me lo fastidiaron a posta, no soy tan paranoico; pero como poco resulta chocante que en una revisión oficial no se fijen en el estado de la horquilla. Tal vez fue sólo casualidad, pero el mosqueo no me lo quita nadie.
Hasta aquí nada demasiado grave o concluyente (como digo, lo de la horquilla pudo ser casualidad), salvo la progresiva acumulación de "detallitos".
Al cabo de un tiempo, la moto empezó a petardear al reducir. En la siguiente revisión les dije que me lo miraran. Cuando la recogí seguía igual. El petardeo por entonces no era excesivo, así que esperé a mi siguiente visita y les volví a decir que lo miraran. Cuando recogí la moto seguía igual. Todavía lo dejé para la próxima vez, y como además el petardeo cada vez era más fuerte y frecuente, ya les insistí en que por favor me lo arreglasen. Pues bien, nuevamente recojo la moto y allí sigue el problema. Directamente volví al taller, y moderadamente indignado (más que nada por ver si así me hacían algo de caso) les pregunté qué pasaba con aquello. Explicación, ninguna (supongo que por no decirme simplemente que pasaban de mí); tan sólo que dejase allí la moto otra vez y que lo mirarían.
(A todo esto, aclaro que la moto es mi único vehículo, y que además vivo en otra ciudad, por lo que cada vez que la dejaba en el taller era un trastorno).
A los dos días fui a recogerla. Salió el dueño y me empezó a explicar que no daban con el problema, que ya habían mirado las
juntas de los colectores (ojo a este dato), la carburación, el CDI y no sé cuántas cosas más. Que podía ser un problema eléctrico y que necesitaban más tiempo. Como me hacía falta la moto, quedé en llevársela la semana siguiente. Pues bien, dos o tres días más tarde, aquello ya no era petardeo, sino que la moto empezó a sonar casi como a escape libre. Me bajo, me fijo en los colectores y veo una de las juntas saliendo a trocitos... sí,
justo una de esas juntas que me aseguraron que habían revisado.
Y para mayor escarnio, nada más entrar al taller con la moto atronando, me ve (o más bien me oye) el hijo del dueño, se acerca, y me dice con aire de mecánico consumado que las pilla al vuelo: "ese sonido es porque tienes mal la junta del colector". En fin.
Bueno, directamente compré la junta, me juré que no volvía por allí ni a comprarles ni un tornillo, y la cambié yo mismo. A partir de entonces me fui arreglando entre hacer yo las revisiones, Todomoto para recambios originales y las reparaciones fuera de mi alcance, y algún que otro taller de mi ciudad.
Pero aquí no acaba la cosa. Al cabo de unos dos o tres años, cuando ya casi había consegido olvidar a El Venta, para mi asombro recibo una carta de ellos diciéndome que mi moto debe pasar una campaña (una de esas reparaciones para subsanar algún defecto de fabricación que han detectado). Me quedé con los ojos a cuadros, pues por entonces mi moto ya tenía por lo menos 6 ó 7 años. Directamente pasé de ellos y me fui a Todomoto para ver si podía pasar la campaña allí. El jefe de taller se extraña dada la edad de mi moto, pero me dice que si es una campaña oficial no hay problema; consulta de qué campaña se trata y, efectivamente, ve
que era una campaña de hacía varios años
Podría parecer que, después de todo esto, ya no iba a tener nada más que contar de El Venta. Pero no es así. Pasó el tiempo y por este foro me enteré de que por lo visto El Venta se había renovado y que había gente muy contenta con ellos. Me alegró, la verdad, sobre todo por el alivio de no tener que ir tanto a Sevilla.
Total, que un día me pasé por El Venta a comprar unos recambios. Y tengo que reconocer, y en esto coincido con lo que han dicho otros foreros, que el servicio de recambios es impecable. Lo malo es que me confié y decidí llevar un día la moto a que le reglasen las válvulas y de paso le cambiasen el aceite.
Cuando la recogí, vi que en la factura me habían cobrado 3 litros de aceite, cuando mi moto lleva 2,1. Bueno, aunque me parece fatal, ya sé que es práctica habitual de más de un taller cobrar por unidades de un litro, así que simplemente les reclamé el sobrante. No me pusieron pegas (faltaría más), pero cuando el recepcionista del taller consulta cuánto era el sobrante, me dice que le han puesto 2,7 litros de aceite. Le digo que eso no puede ser, que para mi modelo son 2,1. Consulta no sé qué en el ordenador y me asegura que son 2,7. Pensé que sería un error (no me imagino cómo se pueden meter tal cantidad en mi motor), y no discutí más. Pues bien, al cabo de unos días, me fijo que la moto está echando cantidades industriales de aceite por un respiradero que conduce a la caja del filtro del aire. Ya está -me dije-, otra vez el famoso "buen hacer" de El Venta:
todo un concesionario BMW que no sabe ni la cantidad correcta de aceite que lleva uno de sus modelos.
Idiota de mí, ni se me ocurrió ir a montar la bulla. Tan gilipollas me sentí por haber vuelto a picar, que yo mismo extraje el exceso de aceite y decidí que -esta vez sí- El Venta no volvía a tocar mi moto. Y me arrepiento de no haber reclamado entonces porque, al cabo de un tiempo, empiezo a observar que el consumo de aceite ha aumentado considerablemente y que, a pesar de llevar la cantidad correcta, sigue echando algo por el respiradero. Consulto información sobre las consecuencias de una cantidad excesiva de aceite en el motor, y me entero de que uno de ellos es la rotura de retenes internos. Consulto información específica de mi moto, y me entero de que, efectivamente, hay un retén que si se deteriora produce una fuga de aceite justo como la que tengo.
Y para finalizar, unos meses después del reglaje de válvulas, abrí la culata (lo único buen que han tenido mis experiencias con El Venta es que ha hecho que me decida a hacer por mí mismo reparaciones cada vez más complicadas) y me dio por comprobar el juego de válvulas. Pues bien, como digo, tan sólo unos meses y unos 3.000 km después de que me las reglasen, compruebo que hay algunas que tienen
una holgura de más del doble que la preconizada.
Atando cabos, llegué a la conclusión de que tanto para el reglaje de válvulas como en al cantidad de aceite
habían utilizado datos de un modelo posterior al mío. Esto es profesionalidad y lo demás son tonterías. Sí señor.
Una vez es casualidad; dos es coincidencia; y tres... llámalo X.
Quejarse es gratís, sí, en el sentido de que no cuesta dinero. Pero eso no quiere decir que los que nos quejamos lo hagamos gratuitamente, en el sentido de que no tengamos motivos para ello.
V'sss
Picander