Pepegaditano
Curveando
UN DOMINGO CUALQUIERA….
Te despiertas por la mañana. Abres un ojo, luego el otro y de pronto, tu mente salta como un resorte: HOY TOCA MOTO….
Se inicia todo un proceso especial, un RITO:
-Sacar el mono de la percha.
-Botas, guantes, casco, camiseta, calcetines…..
-Se ordena todo y, lentamente, como hacen los toreros, mirándonos al espejo, con ligeros temblores, nos equipamos.
Acto seguido, vamos a buscarla, a ELLA, a nuestra amiga, a nuestra fiel amante, A NUESTRA MOTO.
La encontramos tranquila, preciosa, expectante, acomodada en su rincón. Se nos va la mano y acariciamos su depósito. Quitamos esa mota de polvo que afea su colín y sentimos una voz interna que no para de repetir: LLÉVAME, LLÉVAME, LLÉVAME..
Asimos manillar con la mano izquierda y aferramos el colín con la derecha, la enderezamos y tiramos de ella hacia atrás para, maniobrando, colocarla en posición de salida. Es como un pequeño homenaje: primero te empujo yo, te sitúo y luego ya es cosa tuya…..me llevas tú…
Con los coches no se hace lo mismo. Abrimos la puerta, subimos, puesta en marcha del motor y…. A nadie se le ocurre acariciar su capó, besarlo y dedicarle ese piropo silencioso, mental, que le hacemos a nuestra moto: VÁMONOS MI NIÑA.
Los moteros somos “gente rara”. En principio somos “la moto y yo”, pero luego resulta que nos juntamos 10, 15 20,…y decidimos compartir el mismo camino; lo llamamos RUTA. Que RUTA hacemos hoy????.
Momento importante, la quedada. Previamente, a través de las redes (Wasap, Face, Teléfono;….) hemos quedado en la gasolinera tal, o en el aparcamiento cual, o donde puñetas sea, el caso es ver llegar a los integrantes, acumular las motos y el saludo y abrazo mañanero. Sonrisas (hipócritas?????....) que siempre esconden un : “Te vas a enterar hoy que llevo gomas nuevas y vengo a tope….”.
Arranca la ruta y, a paso lento, como meditando en lo que va a llegar, encaramos las carreteras de enlace, hacia las primeras curvas de interés. Por el retrovisor y mirando hacia delante valoramos la “serpiente “de colores, motos, monos, cascos…que forma nuestro grupo. Aquí empieza a aparecer un valor añadido al espíritu motero. Sin decirlo, sin expresarlo, sin proponerlo…..nos sentimos grupales (estos son los míos, son mi equipo, son cojonudos) y un pequeño sentimiento de orgullo nos va asomando en nuestra sonrisa bajo el casco.
EL ALMUERZO. No hay RUTA sin almuerzo como no hay MISA sin comunión. Paramos las motos agrupadas, en orden, separándolas de otros grupos (o cocheros) y comentamos las primeras escaramuzas de la mañana.
-Te he visto como me metías rueda y cuando he abierto….me ha pegado un latigazo de atrás!!!!!, ufff, no veas…..
- Si, si , ya te he visto!!!!!, se me han puesto por corbata, pero has rectificado muy bien!!!, Vaya susto!!!.
Ocupamos mesas rodeados de cascos, chaquetas, bolsas y, sin darnos cuenta, vamos subiendo el volumen de nuestras voces. Es una forma de distensión, como queriendo aflojar la concentración a que nos somete la moto (y nuestro propio orgullo)…..
Comemos como lobos, sin dejar de reír y compartir todas aquellas ideas divertidas que se nos ocurren sobre el mundo de las motos, sobre el carácter de este o aquel y lanzando puyas (cariñosas….o no???) sobre cada uno de los comensales.
De pronto, alguien se levanta, mira al respetable y lanza el aviso.
-Que….., hemos de ir en moto o no….?.
Todos sentimos el “clic” en nuestras mentes: Ha llegado el momento, ahora ya toca. Nos “miramos” para dentro, recogemos, cascos, chaquetas, llaves….y, en un tono más bajo de voz, nos dirigimos a pagar, cigarrillo los fumadores y puesta en marcha de motores.
También, ahora, el arranque es lento. Nadie se anima a ser el que abre la marcha y, como en cámara lenta, concentrados, pensativos, nos decimos: A por ella, a por la RUTA…..
Ahora viene lo serio, ahora viene lo bueno, ahora empieza de verdad….
Motores que suben de vueltas, estripadas y apuradas de frenada “in crescendo”….y ahí aparece el milagro: -Que cabrón!!!!, que plegada se ha metido!!!!.
Apretamos fuerte el manillar y tenemos la sensación de estar viendo un espectáculo único pero…., desde dentro. Estamos en uno de esos juegos 3D que tanto gustan hoy en día, pero sin mentiras, con nuestras habilidades y fuerzas, sintiendo aceleraciones, frenadas y (constantemente) comparándonos con el que nos precede y atisbando, por el retrovisor, a quien nos sigue.
Permitirme una pequeña anécdota particular:
Hace un tiempo, unos años (dos o tres), propuse desviarnos, en Castelltersol, hacia Granera. Conocía la carretera y su paisaje ya que la había hecho en varias ocasiones en coche y con la familia. Unos 20 km. deliciosos hasta llegar a la entrada del pequeño pueblo.
-Habéis visto el pantano?????..... (fue mi pregunta al descender de la moto….)
-Pantano?, que pantano????.....contestaron todos a coro y con los ojos muy abiertos…..
La moto tiene esto, la moto sólo ve carretera, arcén, curva, frenada aceleración y emoción. El paisaje está……pero no se le contempla.
Ya de vuelta, mucho más relajados, decidimos hacer la última parada antes de despedirnos y volver a ser sólo uno (cada uno y su moto) hasta la próxima RUTA.
Las voces sosegadas, la mirada todavía perdida en las imágenes de las curvas transcurridas, como con un hartazgo, como (perdonarme por la expresión) la relajación que sigue a un polvo bien culminado.
Seguimos ruta hacia casa y poco a poco, uno hacia la derecha, el otro en el siguiente cruce, en la próxima variante nos vamos desperdigando siempre acompañados con el brazo en alto del adiós y tocando el pito en señal de “te quiero…hasta la próxima”.
Si, un domingo cualquiera, si, pero todos y cada uno diferentes y siempre, siempre, siempre….EL ULTIMO EL MEJOR.
Te despiertas por la mañana. Abres un ojo, luego el otro y de pronto, tu mente salta como un resorte: HOY TOCA MOTO….
Se inicia todo un proceso especial, un RITO:
-Sacar el mono de la percha.
-Botas, guantes, casco, camiseta, calcetines…..
-Se ordena todo y, lentamente, como hacen los toreros, mirándonos al espejo, con ligeros temblores, nos equipamos.
Acto seguido, vamos a buscarla, a ELLA, a nuestra amiga, a nuestra fiel amante, A NUESTRA MOTO.
La encontramos tranquila, preciosa, expectante, acomodada en su rincón. Se nos va la mano y acariciamos su depósito. Quitamos esa mota de polvo que afea su colín y sentimos una voz interna que no para de repetir: LLÉVAME, LLÉVAME, LLÉVAME..
Asimos manillar con la mano izquierda y aferramos el colín con la derecha, la enderezamos y tiramos de ella hacia atrás para, maniobrando, colocarla en posición de salida. Es como un pequeño homenaje: primero te empujo yo, te sitúo y luego ya es cosa tuya…..me llevas tú…
Con los coches no se hace lo mismo. Abrimos la puerta, subimos, puesta en marcha del motor y…. A nadie se le ocurre acariciar su capó, besarlo y dedicarle ese piropo silencioso, mental, que le hacemos a nuestra moto: VÁMONOS MI NIÑA.
Los moteros somos “gente rara”. En principio somos “la moto y yo”, pero luego resulta que nos juntamos 10, 15 20,…y decidimos compartir el mismo camino; lo llamamos RUTA. Que RUTA hacemos hoy????.
Momento importante, la quedada. Previamente, a través de las redes (Wasap, Face, Teléfono;….) hemos quedado en la gasolinera tal, o en el aparcamiento cual, o donde puñetas sea, el caso es ver llegar a los integrantes, acumular las motos y el saludo y abrazo mañanero. Sonrisas (hipócritas?????....) que siempre esconden un : “Te vas a enterar hoy que llevo gomas nuevas y vengo a tope….”.
Arranca la ruta y, a paso lento, como meditando en lo que va a llegar, encaramos las carreteras de enlace, hacia las primeras curvas de interés. Por el retrovisor y mirando hacia delante valoramos la “serpiente “de colores, motos, monos, cascos…que forma nuestro grupo. Aquí empieza a aparecer un valor añadido al espíritu motero. Sin decirlo, sin expresarlo, sin proponerlo…..nos sentimos grupales (estos son los míos, son mi equipo, son cojonudos) y un pequeño sentimiento de orgullo nos va asomando en nuestra sonrisa bajo el casco.
EL ALMUERZO. No hay RUTA sin almuerzo como no hay MISA sin comunión. Paramos las motos agrupadas, en orden, separándolas de otros grupos (o cocheros) y comentamos las primeras escaramuzas de la mañana.
-Te he visto como me metías rueda y cuando he abierto….me ha pegado un latigazo de atrás!!!!!, ufff, no veas…..
- Si, si , ya te he visto!!!!!, se me han puesto por corbata, pero has rectificado muy bien!!!, Vaya susto!!!.
Ocupamos mesas rodeados de cascos, chaquetas, bolsas y, sin darnos cuenta, vamos subiendo el volumen de nuestras voces. Es una forma de distensión, como queriendo aflojar la concentración a que nos somete la moto (y nuestro propio orgullo)…..
Comemos como lobos, sin dejar de reír y compartir todas aquellas ideas divertidas que se nos ocurren sobre el mundo de las motos, sobre el carácter de este o aquel y lanzando puyas (cariñosas….o no???) sobre cada uno de los comensales.
De pronto, alguien se levanta, mira al respetable y lanza el aviso.
-Que….., hemos de ir en moto o no….?.
Todos sentimos el “clic” en nuestras mentes: Ha llegado el momento, ahora ya toca. Nos “miramos” para dentro, recogemos, cascos, chaquetas, llaves….y, en un tono más bajo de voz, nos dirigimos a pagar, cigarrillo los fumadores y puesta en marcha de motores.
También, ahora, el arranque es lento. Nadie se anima a ser el que abre la marcha y, como en cámara lenta, concentrados, pensativos, nos decimos: A por ella, a por la RUTA…..
Ahora viene lo serio, ahora viene lo bueno, ahora empieza de verdad….
Motores que suben de vueltas, estripadas y apuradas de frenada “in crescendo”….y ahí aparece el milagro: -Que cabrón!!!!, que plegada se ha metido!!!!.
Apretamos fuerte el manillar y tenemos la sensación de estar viendo un espectáculo único pero…., desde dentro. Estamos en uno de esos juegos 3D que tanto gustan hoy en día, pero sin mentiras, con nuestras habilidades y fuerzas, sintiendo aceleraciones, frenadas y (constantemente) comparándonos con el que nos precede y atisbando, por el retrovisor, a quien nos sigue.
Permitirme una pequeña anécdota particular:
Hace un tiempo, unos años (dos o tres), propuse desviarnos, en Castelltersol, hacia Granera. Conocía la carretera y su paisaje ya que la había hecho en varias ocasiones en coche y con la familia. Unos 20 km. deliciosos hasta llegar a la entrada del pequeño pueblo.
-Habéis visto el pantano?????..... (fue mi pregunta al descender de la moto….)
-Pantano?, que pantano????.....contestaron todos a coro y con los ojos muy abiertos…..
La moto tiene esto, la moto sólo ve carretera, arcén, curva, frenada aceleración y emoción. El paisaje está……pero no se le contempla.
Ya de vuelta, mucho más relajados, decidimos hacer la última parada antes de despedirnos y volver a ser sólo uno (cada uno y su moto) hasta la próxima RUTA.
Las voces sosegadas, la mirada todavía perdida en las imágenes de las curvas transcurridas, como con un hartazgo, como (perdonarme por la expresión) la relajación que sigue a un polvo bien culminado.
Seguimos ruta hacia casa y poco a poco, uno hacia la derecha, el otro en el siguiente cruce, en la próxima variante nos vamos desperdigando siempre acompañados con el brazo en alto del adiós y tocando el pito en señal de “te quiero…hasta la próxima”.
Si, un domingo cualquiera, si, pero todos y cada uno diferentes y siempre, siempre, siempre….EL ULTIMO EL MEJOR.