rana verde dijo:
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La verdad es que no pensaba intervenir en el tema, y dejar que cada cual recogiese las firmas que pudiese.
Pero como este post 'amenaza' con quedarse entre los fijos, por el simple mecanismo de hacer una entrada de vez en cuando, querría dejar mi opinión sobre el mismo.
Creo que asistimos a una campaña obsesiva por el endurecimiento de las penas, a golpe de suceso, y que se realiza en medio de la total desinformación y manipulación.
Se ha propalado el infundio de que en españa las penas son tan benevolentes que los delincuentes apenas están unas semanas en unas prisiones que más parecen el hilton, antes de concederles amplísimos beneficios penitenciarios que dejan como simbólica una condena que ya era irrisoria.
Esto no es verdad.
Hemos comentado en otros temas, pero no está de más recordarlo, que las penas en españa son muchísimo más duras ahora que en toda su historia reciente. En la democracia se cumplen más años de cárcel que con franco. Podríamos poner ejemplos concretos, si fuese el caso.
Pero nada va a ser suficiente. Hemos entrado en un proceso de inflación punitiva: si mañana se señala una pena más grave, pasado nos parecerá poca y el día siguiente pediremos aún más dureza.
Por supuesto sabemos (creo que lo sabemos) que más dureza no implica en absoluto que los delitos se vayan a reducir; pero no es eso lo que interesa, sino la simple y pura venganza. Me parece más limpio decirlo con claridad.
Es habitual en estos casos, y así se hace en el mensaje que abre el tema, referirlo a la posibilidad de que esto nos pueda ocurrir a nosotros mismos.
Claro que sí.
Yo me pongo en esa situación. Y ocurre que tengo una hija de la edad de marta, pero también un hijo de la edad de su asesino. Me pongo en el lugar de los dos.
Como padre de marta querría que liquidasen a su asesino -preferiría hacerlo yo; no me gusta que me haga nadie el trabajo sucio.
Pero ¿y si fuese mi hijo el asesino? Por lo que he leído del asunto, en medio de una discusión golpeó a la chica con un cenicero. Si esto es así, no se trata de un asesinato premeditado, ni hay ensañamiento, ni ninguna otra otra circunstancia.
Desde luego, no creo que mi hijo, un chico de 19 años, mereciese pasar su vida completa, hasta su muerte, encerrado en la prisión; y ello además como pena absoluta, irremisible, irreducible, con independencia de si se arrepentía, de si remediaba algo el daño o de cualquier otra cosa.
Me parece excesivo.
Por eso no podría nunca firmar esa petición.
He leído el escrito y creo que mezcla dos cosas diferentes, la solicitud de cumplimiento íntegro de las penas y la imposiciónde la cadena perpetua.
Son dos medidas distintas, que sólo tienen en común la crueldad que las anima.
Ninguna de las legislaciones de los países de nuestro entorno contempla esas medidas; en todos es posible reducir pena, en función de diversos requisitos, y en ninguno la cadena perpetua lo es de verdad, porque la pena se revisa cada cierto tiempo.
Por no extenderme más os dejo un resumen de un artículo que ya cité en otro mensaje; en él se dice cómo las penas se han endurecido, cómo cada día es más difícil obtener un beneficio penitenciario y reducir la condena, y cómo la llamada cadena perpetua no lo es de verdad.
¿Cadena perpetua? Peor: 40 años de cárcel
España endurece su Código Penal a golpe de suceso - Las penas efectivas son más severas que en países con condenas vitalicias revisables - El debate pendiente es el de la reinserción
MÓNICA C. BELAZA 25/02/2009
El tiempo medio de estancia en prisión se ha duplicado en 10 años
El acceso a la libertad condicional es más difícil con la nueva legislación
Francia, Italia, Reino Unido y Alemania revisan las condenas
Un castigo sin límite de tiempo supone descartar la reinserción
"Que se incluya la palabra cadena perpetua en el Código Penal". "La cadena perpetua habría evitado muchas muertes". "Hace falta un referéndum". "Si hay que cambiar la Constitución, que se cambie". Los padres de Marta del Castillo, la joven asesinada en Sevilla por un ex novio, y los de Mari Luz, la niña muerta a manos de un pederasta en marzo del año pasado, han abierto de nuevo el debate sobre la necesidad de incluir la cadena perpetua en la ley. Una vez más, se alzan voces quejosas por la benevolencia del sistema penal español. Sin embargo, la benevolencia no es tal. El Código Penal de 1995, sus sucesivas reformas y su aplicación han supuesto que España tenga uno de los porcentajes más altos de presos en toda Europa; que los internos cumplan prácticamente toda su pena dentro de la cárcel y que haya, de hecho, una cadena casi perpetua, de 30 o 40 años.
A pesar de la convicción contraria de parte de la opinión pública, lo cierto es que las leyes penales llevan endureciéndose sin pausa desde principios de los noventa, como explica el profesor de Derecho Penal de la Universidad Autónoma de Barcelona José Cid en El incremento de la población reclusa en España entre 1996 y 2006. La Constitución de 1978 obliga a que las penas estén orientadas "hacia la reeducación y reinserción social", incompatible con meter a alguien en la cárcel el resto de su vida, pero el Código Penal de 1995 prevé en estos momentos penas muy largas: de 30 años si el reo ha sido castigado por dos o más delitos y alguno de ellos tiene prevista una pena de más de 20 (como el asesinato) o de 40 años si al menos dos de los delitos cometidos tienen una pena de más de 20.
Las penas son largas, pero ¿se cumplen o salen los presos enseguida a la calle? Las estadísticas contradicen esta creencia popular. El número de personas encarceladas aumentó un 43% en apenas 10 años, entre 1996 y 2006. Y este dato no supone que entren más personas en prisión, sino que pasan más tiempo dentro. El tiempo medio de estancia en prisión casi se ha duplicado desde la entrada en vigor del nuevo Código Penal. Pasó de 9 meses en 1996 a 16 meses en 2004. La razón: el incremento de la duración de las condenas, la abolición de la redención de penas por el trabajo, el poco uso que dan los jueces a las penas alternativas y la cada vez más escasa aplicación de algunos mecanismos importantes de reinserción social como la libertad condicional.
La libertad condicional no es fácil de conseguir en estos momentos. En 2006 se concedieron, en proporción al número de condenados, menos de la mitad que en 1996. Se ha pasado, en 10 años, de 26 libertades condicionales por cada 100 condenados a 11. El Código Penal de 1995 ya endureció las condiciones para obtenerla, y en 2003 hubo una reforma específica para dificultarla aún más. Como explica José Cid, "sólo una minoría de personas, en torno a una cuarta parte de la población reclusa condenada, se beneficia de los principales instrumentos de reinserción establecidos en la ley penitenciaria mientras que aproximadamente tres cuartas partes de las personas extinguen su pena sin que exista un regreso escalonado a la comunidad".
En países de nuestro entorno como Francia, Reino Unido, Italia, Holanda o Alemania, donde se supone que existe la cadena perpetua, en realidad es una pena que se puede -y debe- revisar y que difícilmente dura más de 30 o 40 años. "Nominalmente ellos tienen cadena perpetua y nosotros no", explica el magistrado de la Audiencia Nacional Ramón Sáez. "Pero el cumplimiento efectivo de las penas al final es mayor en España que en muchos de estos países, porque aquí no hay revisión posible de la condena impuesta".
En Alemania, la condena tiene que revisarse a los 15 años, tras los cuales se podría conceder la libertad condicional -la media de cumplimiento de este tipo de pena era de 19 años en 1998-. En Francia también existen varias posibilidades para analizar la situación del reo después de los primeros 15 años, y Reino Unido y Holanda también tienen mecanismos de revisión que, en la práctica, hacen muy inusual que una persona pase en la cárcel hasta el fin de sus días.
Vsss
Hola,
Rana Verde:
Siempre he seguido tus post de cerca, entre otras cosas, porque siempre me han parecido bastante coherentes y en la mayoría de ellos he estado bastante de acuerdo en tus exposiciones, pero en este caso he de decirte que desde el respeto que me mereces, estoy en total desacuerdo.
No voy a entrar a valorar si hoy en día las penas son más duras que en la época de Franco, más que nada, porque es una época que la viví siendo muy niño y por tanto todo lo que sé es más de oídas que de otra cosa, pero si que voy a comentar sobre la actualidad, ya que me pilla de lleno.
En tu exposición dices que la petición de aumento de condenas se debe más a una especie de venganza, más que a una petición lógica, para tratar de que ciertos crímenes se reduzcan. Tengo bastante claro, que el delito no va a desaparecer, pero opino, que personas como el asesino que mató a Marta, es posible, y digo posible, que en otra ocasión en la que se vea envuelto en una discusión, se lo piense mejor y no le de por atizar a su pareja con un cenicero, ¿Qué su acción no es de un asesino premeditado? Puede que sí, pero creo que eso no le exculpa del grave daño que ha ocasionado. A mí, jamás, me ha dado por atizarle a nadie con un cenicero por una discusión, y menos a una persona que posiblemente tenga menos opciones de poder defenserse que yo, por muy encendida que esta discusión fuese. Creo que este chico, ya tiene la edad suficiente para saber controlarse, y para saber que es lo que puede matar o no y si no, que aprenda a contar antes de coger un cenicero y estamparlo en la cabeza de alguien. Además, ya no es sólo el hecho del asesinato que, incluso, podemos quitarle el agravante de la premeditación, sino son los hechos posteriores donde hay si que ha habido total premeditación y pocas ganas de asumir sus culpas. De hecho, aún no se le ha escuchado pedir perdón por su pérdida de nervios.
Por otro lado, yo también tengo una hija que curiosamente está en una edad que tanto puede ser víctima de un desaprensivo de estos, como también podría ser verdugo y que quieres que te diga, pero jamás, toleraría tener bajo mi techo a un hijo con las manos manchadas de sangre. ¡JAMÁS! Y, desde luego, que sería el primero que en caso de saber que mi hija ha asesinado a alguien y que no haya sido en defensa propia, en conducirla a la comisaría más cercana para que fuese detenida.
En cuanto a las penas a cumplir, nadie ha dicho que todo el que tenga una muerte en su debe, ha de cumplir cadena perpétua, sino que lo que, sobre todo, se pide es que la pena que se le imponga se cumpla a rajatabla. Aunque, desde luego, a los asesinos con premeditación, violadores (especialmente los de menores), pederastas, terroristas, etc., si que estoy de acuerdo que se les aplique la cadena perpétua.
Y volviendo al ejemplo que decías en que a todos nos puede pasar, es posible que mañana en una discusión de tráfico se me caliente la cabeza más de la cuenta y me cargue a alguien, es posible que, tal vez, no sea merecedor de una cadena perpétua, pero por respeto a sus familiares, si que soy merecedor de cumplir la pena íntegra que me correspondiese. Aquí no sólo vale ponerse en el lado del verdugo o de la víctima, también hay que ponerse en el lado de las familias y pensar que una acción descontrolada, puede destrozar a ambas. En cualquier caso, si una persona mata por un calentón tendrá que ser internado en algún sitio donde aprenda que una acción descontrolada puede traer consecuencias fatales y que este tipo de gente no utilice esta excusa como eximente. ¿Te has parado a pensar la cantidad de asesinos en potencia que podían quedar con penas reducidas si a todos les diesen por decir que su asesinato fue producto de un calentón? Vuelvo a insistir, que todos tenemos que saber cual son nuestros límites y que traspasar los mismos pueden acarrear consecuencias que después debemos asumir con todas las de la ley.
En cuanto a las cárceles estamos de acuerdo que ninguna de ellas es el Hilton, pero convendrás conmigo que para muchos delincuentes es un paraíso, teniendo en cuenta que en su entorno están mucho peor. No sé si sabrás que hay presos, que prefieren estar en la cárcel antes que volver a salir a la calle, donde lo único que le espera es misería, y malvivir. En cualquier caso, y al igual que te comenté en el post que trataba sobre la cárcel de Picasent, sigo pensando que una de las claves sería agrupar a los presos por el tipo de delito cometido y no poner en un mismo centro penitenciario a un violador o un asesino confeso, junto a una persona que ha matado por un calentón, lo cual no quiere decir que para este último no haya que condenarle de la manera más enérgica que la ley permita.
Y para finalizar con mi opinión, yo no creo que estemos asisitiendo a una campaña obsesiva para el aumento de penas, sino que, por el contrario, me parece que es más producto de una desazón del ciudadano de a pie, que ve como, día tras día, aumentan los delitos y, en cambio, no ve aumentado los mecanismos de defensa en proporción a los mismos.
Saludos

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