Vaya, vaya, vaya, si que se nota que es primavera... Hoy especialmente ha sido un día de mucho calor, sol y primavera.
He quedado con un comprador para enseñarle la motocicleta, y un par de semáforos antes del lugar donde habíamos quedado, desde un coche, un hombre con el pelo blanco y biogote mostacho me dice al tiempo que bajaba la ventanilla de su coche:
-Eso si que es una moto...
-Si, vaya, lo es- Contesto yo algo sorprendido.
-Eso es una moto -vuelve a decir él. - Y no lo que hay ahora circulando por ahí.
Evidentemente hoy en día existen motocicletas magníficas pero queriendo entender lo que el hombre me contaba, le respondí.
-Vaya que tiene Vd. razón, esto es una moto y lo demás son plásticos y ordenadores.
-¿Es de 75, o de 100?- Me pregunta.
-Es de 45, la más pequeña de la cilindrada- Le respondo.
-Entonces es una moto para ir tranquilo al fin del mundo- Concluyó el hombre en el instante en que se ponía el semáforo en verde.
Me despedí de él con un hasta ahora y una sonrisa, y si el orgullo tiene precio, en ese momento fui el hombre más rico del planeta. (Pensé en mi futuro viaje al Fin del Mundo).
Llegué al punto de encuentro con mi "curioseador" muy contento.
No se quedará la moto, lo intuyo, pero vamos es un hombre joven, muy majo que le gustan las clásicas. Y esta en concreo le favorece porque es alto y delgado, hacen un conjunto estéticamente bello. Y esto me hace sentir celoso.