Bueno, pues os explico una historia REAL:
Salía yo con mi C de Reus, dirección Falset, y al coger la autovía se me pone a rueda una R6 con intención de adelantarme. Como uno a veces se "pica" pues le dí gas a fondo. El caso es que me adelantó por poquito ya que se terminaba la autovía y me puse su a rueda al empezar las curvas. Y joder que curvas.
Porqué la R6 estaba pilotada por una moza que madre mía que moza. Por debajo el casco le salía una melena rubia alborotada al viento y la pose "al ataque" que exibía le hacía salir un culito respingón de espanto embutido en unos legins.
Curva a derecha, curva a izquierda, una detrás de otra. Los dos con el cuchillo en la boca. La rueda delantera de mi C recogía las pelotillas de goma que dejaba la R6. A rueda. Hasta que llegamos al Coll de la Teixeta. Veo la curva a derechas que tanto conozco. Me pongo a rebufo de ella. Apuro la frenada y zas! adelanto a la rubia haciéndole un "x fuera" como los de Lorenzo en sus mejores años.
Ella apura su R6 hasta Falset poníendose a tocar de mi rueda trasera pero no consigue rebasarme. En esto que se enciende la reserva de mi C ,que veo la salida hacia Falset, reduzco velocidad para dejarme adelantar y así entrar en la población a repostar y dar por zanjado el "pique". Pero la R6 reduce también y coge la salida como yo. Enfilo hacia la gasolinera para repostar y ella me sigue.
Paramos en la gasolinera. Menudas curvas tiene la moza. Se quita el casco. Coño! Es Scarlett Johanson! En un perfecto catalán con acente prioratino me dice que ha alucinado con las prestaciones de la C y con las prestaciones del piloto de la C. Le digo que mis prestaciones son sublimes más allá incluso que las del pilotaje de una motocicleta. Me guiña un ojo, me coge de la mano y nos adentramos en un viñedo.
Nos desnudamos y hacemos el amor, a pelo, con tesón, con la misma pasión con la que nos adelantamos en nuestra reyerta C600Sport vs. R6.
Al terminar ella se montó en su moto y, después de mirar lacónicamente la afilada silueta de mi C y la afilada silueta de mi entrepierna, engranó primera, me tiró un beso al aire, desembragó y desapareció para siempre.
Mi conclusión en este debate: mil veces mejor hacer el amor con una rubia despampanante que jugarse la vida con la moto.
Y os juro que la historia es CIERTA, y quien no se lo crea que me ponga a una rubiaca ligera de cascos a lomos de una R6 en el tramo que va de Reus a Falset y le demuestro de lo que soy capaz por acostarme con una rubia