Un día seré viejo y no podré conducir más una moto; ella se quedará en el garaje como el símbolo de mis recuerdos o en manos de otra persona como yo...
He conocido a personas con el mismo espíritu, algunas me han enseñado mucho,otras poco o nada...
Me he mojado algunas veces,otras he pasado frío, he sentido calor, miedo, me he caído y levantado, hasta me he herido, pero también me he reído mucho dentro del casco, he hablado incontables veces con mi moto, he cantado y he gritado como un loco, y ha habido veces en las que he llorado, he visto lugares maravillosos y he tenido experiencias inolvidables, he hecho curvas, de las que ni yo mismo sé.. como he salido de ellas..., he parado mil veces para observar un paisaje y he hablado con totales desconocidos, olvidándome de la gente y el entorno que veo a diario.
He rodado con desconocidos,conocidos y en solitario,he regresado a casa con mucha paz en mi corazón. Cada vez que conduzco mi moto, pienso lo maravilloso que es tomar un camino, sin tener un destino trazado.
He dejado de hablar con quien no me entiende...y me he dedicado a ser feliz con lo que me gusta de verdad...
Es muy cierto: No es el medio de transporte mas cómodo ni seguro, en definitiva, es un pedazo de hierro con dos ruedas, pero también es la parte perdida de mis sueños y espíritu. Hay quienes me preguntan como ahora una moto ?,no respondo, sólo sonrío y pienso: vosotros no entendéis esto, y no hay ninguna explicación que les sea suficiente, pero también están los que si me entienden y para ellos ¡ninguna explicación es necesaria!.
Es imposible describir la paz y libertad que se siente al conducir una moto a quien nunca la ha llevado, sólo lo sabemos quienes los hemos hecho y los que seguimos haciendolo...