¡¡Ay Pedrotaxi!!. No me tires de la lengua ;D ;D
Porque Cadiz es la luz. La luz de Cadiz. Eso es lo que emociona así de golpe cuando uno llega a Cadiz. Y si llueve, porque llueve, qué para eso esta ante el Atlántico; si un rayo de sol se escapa entre las nubes para dorar sus piedras, entonces uno entiende casi todo. Es difícil comprender la luz si no se estuvo en Cadiz.
La risa es otra cosa. Esa hay que vivirla. En Cadiz, claro. Si a un andaluz se le pregunta cual es la gente más abierta, más simpática, más amable, incluso más allá de los topicazos de la "grasia", no lo dudan: los gaditanos. No se sabe por qué, pero es así. Uno llega a Cadiz y se harta de reir. Será un virus o un gen raro.
Ese pedazo del Atlántico, por un lado abierto al oleaje, y esa bahía calmosa como un beso, que inundó los ojos lacrimosos de Rafael Alberti, tal vez tengan algo que ver. Y la luz, claro.
Tal vez por eso los fenicios, que llegaron de Tiro allá por el año 1100 A.C., decidieron que aquel peñon varado entre dos aguas podría ser un lugar maravilloso para fundar una ciudad, a la que llamarían Gadir, que significa "recinto cerrado" (Otros dicen que el fundador fue Hercules, ve tu a saber). No se equivocaron. Hoy Cadiz sigue ahí. Es la capital más meridional de Europa y la ciudad más antigua de Occidente. Una "tacita de plata" que guarda las esencias de las grandes culturas del Mediterraneo y de Europa.
¡¡A disfrutarla!!
Vssssssssssssssssssssssssssssss