Cada día me cuesta más ir al hospital pero las ganas de estar con el me hacen ir, llego, lo veo y se me cae el alma a los pies, eso si siempre me sonríe, esto hace que haya valido la pena todo el esfuerzo de arreglarme, lo mínimo, salir y esperar al taxi, le leo los labios y me cuesta mantenerme serena, no quiero que me vea mal, ya no es el mismo, el que yo conocía, tiene destellos que me indican que está en algún lugar de su cerebro, esto me genera muchas dudas, como se gira la vida en un momento, una pu........ñetera caída, hay que vivir sin miedo, sin intentar prever o anticiparse a lo malo, cuando te toca te toca, hay que ver cómo era/mos y como es/somos.
Nunca le han gustado las motos y menos cuando hizo amistad en el hospital de Toledo con un accidentado de moto que se quedo en silla de ruedas, algo de miedo les cojio, solo me lo dijo una vez, cuando nos conocimos al decirle que era motera, nunca intentó coartar me mi forma de vida, para mí es mucho más que una afición, en mi tiempo libre nunca he hecho otra cosa que no sea rodar, he vivido por y para la moto, todo a girado en torno a ella, lo sé me he perdido infinidad de cosas y con ello experiencias pero la moto lo era todo para mí, lo que me hacía feliz y seguir viviendo una vida que nunca he entendido, a cambio tengo innumerables experiencias con la moto y también experiencia claro.
Al principio de estar con el me iba de vez en cuando noches fuera y el se quedaba solo, le gusta comer, me da mucha pena ahora con la sonda y se daba banquetes almorzando, comiendo y cenando por ahí, pero dejé de hacerlo y de comer fuera, me sentía muy mal, no era justa con el, casado y dejándolo solo.
No podía, ni hubiera querido subir atras, sabía como conducía yo, mis hijos siempre han subido pero me contenía bastante, íbamos a los sitios cada uno en su vehículo, algo absurdo, yo disfrutaba de la moto y estábamos juntos al llegar, en una ocasión iba detrás de él, el muy respetuoso con todas las normas y no le gustaba correr, yo lamentablemente no soy así, decidí acelerar fuerte y adelantarlo llegando a una rotonda cerca de casa y calcule mal, me pase de velocidad y la rotonda se acercaba deprisa, frene fuerte, la horquilla se hundio, yo mantenía la dirección pero la rueda trasera se iba a la derecha, solté frenos, la moto se recolocó y volví a frenar moviendo el cuerpo para que la trasera se fuera a la izquierda y así entrar de lado en la rotonda, vi que por una salida entraba una lata, me ceñi al exterior de la rotonda y pensé en salir por la primera salida, que no era la mía, para no molestarle, una vez dentro me di cuenta que me había dado tiempo a colocarme delante, abrí gas fuerte pero no de golpe mientras tumbaba y la trasera insinuaba con derrapar y coji la siguiente salida, la mía, Víctor que lo vio todo en primera fila se paró dejo pasar a la lata y continuo a su marcha, yo aumente la velocidad porque hay la subida a un puente con curva a la izquierda, que son las mías, que me gustaba cojer lanzada, llegué a casa con el corazón acelerado y lo esperé, llegó, bajo la ventanilla, asomo la cabeza y me dijo, te ha ido justo, le contesté, un poco si, su comportamiento al entrar fue el habitual y nunca hablamos más de eso, cuando de vez en cuando me iba por la mañana a rodar un poco solo me decía, ten cuidado y yo le decia comeré contigo como siempre y así lo hacía.
Jo paso menos tiempo en aquello que lo que me ha costado escribirlo.
Un día entre pasé a la parte de atrás donde guardo la moto, el al oírla siempre salía a esperarme con la puerta de donde está abierta, la metí, cerró la puerta y no se si al día siguiente o al siguiente o a los pocos días cayó y se acabó la moto, hasta hoy que así estamos.