Yo trabajo en el sector tecnológico industrial. En la industria, cada cambio de tecnología que se implementa sólo busca una razón; la rentabilidad.
Ninguna instalación incorpora o modifica su tecnología "porque mola" si no hay un beneficio en ello.
Así que vivo de y con la tecnología y, desde ese punto de vista, ésta me encanta.
El mundo de la moto es una parte ínfima de lo que nos rodea. Determinar si alguien es negacionista tecnológico por cómo le gustan sus motos es observar el mundo a través de un agujero muy, muy pequeño.
Para mí una moto es una máquina esencial. Para mí. Para tí puede ser otra cosa. Cuando voy en moto, sólo quiero pilotar, concentrame en su conducción... y sentir. Y para disfrutar de una máquina esencial, necesito únicamente lo esencial.
No escucho música en la moto, lo hago en el sofá de mi casa. No necesito suspensiones electrónicas, no las tuve cuando rodaba en circuito, tampoco las necesito ahora para ir como una tortuga por carretera. No necesito modos de potencia, controles de tracción ajustables, controles de crucero, pantallas molonas, responder llamadas de teléfono mientras conduzco, escuchar spotify, calentarme el culo o las manos... Algunas de estas cosas me encanta hacerlas, pero cuando no ando en moto. Y el que lo necesite o le guste, tiene el mayor de mis respetos, porque cada uno vivimos la moto (y la vida) a nuestra manera.
Yo no llamaría negacionista a quien prefiere la mecánica un Patek Philippe, en lugar de los chips de un Apple Watch, por ejemplo.
Ahora bien, todos estos elementos para mí inútiles, las marcas se ven obligadas a introducirlos. Primero crean la necesidad (porque molan a algunos) para poder venderla dejando obsoleto lo anterior (aquí el factor rentabilidad del usuario no se aplica) y luego tienen que seguir el ritmo de la competencia y el mercado. BMW es un claro exponente de cómo una marca de motos ha tenido que evolucionar con los tiempos para sobrevivir. Los buques insignia de cada marca ya no se librarán jamás de una alta carga tecnológica, no pueden.
Disculpen ustedes tan infame tocho