McBauman
Curveando
- Registrado
- 27 Oct 2004
- Mensajes
- 3.640
- Puntos
- 113

Acostumbrado a utilizar neumáticos con mucho más dibujo, incluso taco, en todas las motos que he tenido, me apetecía probar estos Pirelli tan asfálticos en mi 1200 ADV LC, para ver lo bueno y lo malo de unos neumáticos así.
La propia marca los cataloga como “sport-turismo” y es muy habitual verlos montados en motos de ese sector, pero también hay medidas para las trail.
Un vistazo al catálogo de Pirelli para ver qué iba a montar, al menos en teoría:
- Más duración
- Desgaste regular
- Más manejable
- Banda de rodadura derivada de los neumáticos de competición de lluvia.
- Bi-compuesto trasero
- Huella consistente en cualquier ángulo de inclinación
- Y mucho más.

Pero como yo soy motero más práctico que teórico allá vamos después de casi 6000 kilómetros (y los que quedan).
Lo primero que me llamó la atención fue antes de arrancar la moto: el cambio estético. Es un neumático totalmente asfáltico y se nota visualmente. Ya no parezco un viajero-aventurero-overlander-molón, claro.
Lo siguiente que llamó mi atención, mucho más importante que lo anterior, fue a los primeros metros de andadura: ¿Y esa suavidad de rodaje? ¿y ese silencio?
Y es que uno lleva muchos kilómetros con neumáticos mixtos o incluso de campo, así que los GT II sorprenden mucho por su suavidad al no tener dibujos tan marcados y, por consiguiente, se ve afectado, para bien, la ausencia de ruido. A mí ya no me molesta el ruido de otros neumáticos, pero hay que reconocer que gusta mucho conducir sin el continuo ulular de la goma contra el asfalto.

Una vez en marcha, el Angel II calientan rápidamente, fácil en los cambios de dirección y sujetan la moto sin rechistar en todo lo que yo soy capaz de tumbar, puntos todos estos que no me han sorprendido porque se esperaban de unos neumáticos así.
Y llegó uno de los días que a mí me importan mucho para poder valorar el comportamiento de cualquier neumático: llovía. Llovía mucho. Y a mí me gusta mucho conducir cuando está lloviendo, aunque sea mucho.

Uno va probando poco a poco por si notara algún extraño, primero tumbando un poco, después otro poco, más tarde tumbando y abriendo gas y después, tumbando y abriendo gas con alegría (y tacto, claro). Y la verdad es que las gomas me sujetaban al asfalto estupendamente, al nivel de las que más me gustan en esas condiciones que hasta el momento eran las Pirelli Rally STR (que desbancaron a las TKC 70 en mi ranking particular).
Otro aspecto al que yo doy mucha importancia cuando hablamos de neumáticos es la duración de los mismos. Aquí los números son muy personales porque dependen de la moto de cada uno, de la manera de acelerar y frenar y de muchos otros aspectos, pero cada uno tiene unos baremos para que la duración sea insuficiente, razonable o magnífica.
En mi caso, llegar a 10.000 kilómetros me parecen razonable, llegar a 14.000 kilómetros me parece muy bien y por encima de esa cifra me siento feliz.
De momento es pronto para sacar conclusiones al respecto. Llevo casi 6.000 kilómetros y no muestran signos de fatiga así que estoy seguro de que llegaré a los 10.000 y veremos si también a los 14.000.
No se asuste nadie con estas cifras, yo soy más de viajar lejos que de viajar rápido.

Y dejo para el final el punto débil de los Angel GT II, que en el fondo no es flaqueza de los mismos sino una consecuencia lógica de su concepto: en off road, cero patatero, claro.
Era evidente que iba a ser así, a nadie puede sorprender, pero si estamos hablando de maxitrail, tenemos que valorar también esta opción.
Y este último punto, que para muchos es totalmente intrascendente, es la única razón por la que no montaré estos neumáticos una y otra vez, porque en todo lo demás son magníficos pero a mí me gusta mucho liarme cuando desaparece el asfalto.
Pero tengo muchos amigos que no quieren meter sus trails por pistas y, de verdad, a todos ellos les recomiendo encarecidamente estos neumáticos.
PD: Neumáticos cedidos por Pirelli.

Enviado desde mi iPhone utilizando Tapatalk