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Mientras conducía por el Ring of Kerry de Irlanda, el fotógrafo Max Malloy no pudo resistirse a detenerse en un mercado junto a la carretera para fotografiar a este trío sonriente. "Parece como si el hombre hiciera una cruz con juncos mientras el perro ladra instrucciones y el asno supervisa su trabajo", dijo.
Fotografía de MAX MALLOY.
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La cascada de los Alpes brasileños.
La sierra Gaucha se encuentra en el Estado brasileño de Río Grande del Sur, a unas dos horas en coche de la ciudad de Porto Alegre. La carretera serpentea en continuo ascenso por la llamada Ruta Romántica, trasunto brasileño de la Romantische Strasse alemana, enhebrando bosques de araucaria y pueblos de aires centroeuropeos como Nova Petrópolis, Gramado o Canela, fundados en el siglo XIX por emigrantes alemanes que reprodujeron sus casas de tejados puntiagudos y vigas vistas, contraventanas con forma de corazones y macetas de hortensias.
Fotografía D. Grandi .
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Los búfalos blancos no son solo raros (solo uno de cada 10 millones de búfalos nace blanco), sino que muchos nativos americanos los consideran sagrados. Podrían ser albinos o tener leucismo.
Fotografía de Karen Bleier.
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Bosque de Orgi (Ultzama, Navarra).
Quienes visitan el valle de la Ultzama, a 25 kilómetros de Pamplona, se encuentran con verdes prados salpicados de pequeños pueblos con encanto y rodeados de bosques de robles y hayas. Las 80 hectáreas del bosque de Orgi (en la imagen), al sur del valle, son vestigios de los primitivos robledales que ocupaban el húmedo norte de Navarra, con ejemplares centenarios y un tupido sotomonte de acebo, saúco negro y espino.
Fotografía getty images.
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Un rinoceronte joven sale del barro en el Ziwa Rhino & Wildlife Ranch en Uganda. Un programa de adopción de rinocerontes quiere financiar el centro de conservación, que está cerrado al turismo durante la pandemia.
Fotografía de Amanda Voisard.
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Fageda de La Grevolosa (Barcelona).
Entre la Fageda d'en Jordà (hayedo de Jordá), en Girona, y la de La Grevolosa (en la foto), ya en la provincia de Barcelona, solo distan 22 kilómetros. Pero el primer hayedo es más famoso y recibe bastantes más visitantes que el segundo, además de por su belleza, quizás también porque el de La Grevolosa, en la Sierra dels Llancers, en el municipio de Sant Pere de Torello, tiene más pendiente, senderos no tan señalizados y es menos cómodo de caminar. Eso sí, el esfuerzo se ve recompensado por una espectacular diversidad de fauna y flora, con árboles monumentales entre los que destacan hayas de 40 metros de altura y troncos inabarcables.
Fotografía Carlos Sánchez Pereyra.
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Los trepadores canadienses (en la foto, un ave en el estado de Washington) pueden verse a menudo sobre los troncos de los árboles, buscando insectos en la corteza.
Fotografía de Vickie Anderson.
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Fragas do Eume (A Coruña).
Los 500 habitantes de Fragas do Eume (en la foto), una de las manchas de bosque atlántico de ribera mejor conservadas de Europa, tocan a 18 hectáreas por cabeza, lo que da idea de lo poco que este parque natural de la provincia gallega de A Coruña, que sigue el curso del río Eume, está tocado por la mano del hombre. Una vegetación tupida, a la que la luz del sol cuesta atravesar, tejida con ramas de robles, castaños, chopos, fresnos, alisos, líquenes, frutales silvestres y más de 20 especies de helechos.
Fotografía getty images.
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Sudán (a la izquierda) socializa en el área de conservación Ol Pejeta, en Kenia, con su nieta Fatu, una de las dos últimas hembras de rinoceronte blanco del norte.
Fotografía de Ami Vitale.
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Hayedo de Montejo (Madrid).
Desde mediados de la década de 1980, el hayedo de Montejo tiene sus visitas restringidas, en aras de su preservación. Las entradas se sacan en la web sierradelrincon.org o, presencialmente, en el centro de información (se reparten por orden de llegada), en Montejo de la Sierra. Las rutas son gratuitas y están guiadas por educadores ambientales. Solo a través de ellas se pueden conocer las maravillas de estas 250 hectáreas extendidas por las faldas de la sierra de Ayllón, dentro de la reserva de la biosfera de la Sierra del Rincón, al norte de la Comunidad de Madrid. Hay otras especies, pero las enormes hayas dominan el paisaje, algunas con nombre propio, como la de La Roca, con más de 250 años. Muy cerca, pero ya en otra provincia (Guadalajara), se encuentra el hayedo de Tejera Negra.
Fotografía alamy.
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Hayedos de Cameros (La Rioja).
Los altos valles de Tierra de Cameros, dividida entre Camero Nuevo (valle de Iregua, en la foto, la cascada de Puente Ra, en el parque natural de la Sierra Cebollera) y Camero Viejo (valle de Leza-Jubera), en las montañas que separan La Rioja y Soria, no son demasiado conocidos y, sin embargo, guardan un espectáculo de hayedos y bosques de ribera con mucho encanto prácticamente en cualquier época del año.
Fotografía Alberto Loyo.
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A diferencia de sus parientes más distantes, los leones africanos son felinos sociales. Viven en manadas dominadas por hembras emparentadas, como esta madre del parque nacional del Serengueti, en Tanzania.
Fotografía de MICHAEL NICHOLS.
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Faedo de Ciñera (León).
Pequeña mancha de hayas centenarias de unos pocos kilómetros cuadrados de extensión que en 2007 recibió el premio al Bosque Mejor Cuidado de España, otorgado por la organización Bosques sin Fronteras en colaboración con la Fundación Biodiversidad. Se encuentra dentro de la reserva de la biosfera del Alto Bernesga, en el municipio de La Pola de Gordón. La subida a Faedo de Ciñera (en la foto) sigue el antiguo camino que los mineros utilizaban para llegar a las minas de Ciñera de Gordón. Es un hábitat muy frágil, que necesita el máximo respeto, por lo que está prohibido, por ejemplo, subirse a los árboles centenarios, entre los que destaca Fagus, uno de los ejemplares más singulares y destacados de España, con más de 500 años de vida.
Fotografía Irene del Valle .
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Hayedo de Otzarreta (Vizcaya).
Es recomendable visitar el centro de interpretación del parque natural de Gorbeia, en Areatza (Bizkaia), antes de adentrarse en su bosque encantado, el de Otzarreta (en la foto), donde las ramas de las hayas centenarias crecen muy en vertical, y muy altas, mientras que la niebla de fondo crea una atmósfera mágica, irreal, sobre todo al amanecer. El serpenteante cauce del río Zubizabala completa uno de los paisajes naturales más llamativos (y fotografiados) del País Vasco. Pertenece a la localidad de Zeanuri, en el valle de Arratia.
Fotografía Juan Carlos Muñoz.
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Los aullidos de un lobo gris hacen que su cachorro salte de emoción en Montana.
Fotografía de Norbert Rosing.
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Sendero Bosque Encantado (Tenerife).
La reserva natural integral del Pijaral, conocida popularmente como el Bosque Encantado, en el macizo de Anaga (en la foto, una de sus arboledas), es un sendero circular de casi siete kilómetros que se adentra por un bosque de laurisilva envuelto en brumas. Son unas dos horas de recorrido bastante accesible entre laureles, tejos, sauces canarios o helechos de tres metros; troncos retorcidos y cubiertos de musgo; y una sensación de estar inmerso en un cuento de hadas, con un toque irreal. Esta reserva canaria tiene una limitación de visitantes diarios de 45 personas. Se puede solicitar autorización, de manera gratuita, a través de la sede electrónica del Cabildo de Tenerife.
Fotografía Alena Paulus.
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Bosques del Ambroz (Cáceres).
Paisajes de montaña, bosques de robles y castaños, de encinas y alcornoques, de alisos, chopos y olivos. El valle del Ambroz (en la imagen), en el norte de Cáceres, es un espectáculo de la naturaleza que puede recorrerse, del tirón o por tramos, mediante un sendero de 24 kilómetros que parte de La Garganta, a 1.100 metros de altitud, y termina en Segura de Toro, a unos 600 metros, pequeñas localidades de montaña ambas. Es la ruta de los Bosques del Ambroz, una de las más transitadas de este territorio, popular sobre todo en noviembre, cuando el valle celebra su otoño mágico.
Fotografía getty images.
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Reserva integral de Muniellos (Asturias).
Muniellos es, por definición, el bosque de Asturias. El mayor robledal de España y uno de los mejores conservados de Europa se ubica en el parque natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, y solo recibe a 20 visitantes al día —la autorización se solicita a través de la web del del Gobierno del Principado de Asturias—. Sus dos rutas, circulares, arrancan y terminan en Tablizas, el centro de recepción, también conocido como la Casa del Guarda: la del río es más sencilla, y la de Fuenculebrera, más larga y difícil. Son rutas de montaña, con tramos con desnivel y sin elementos de sujeción o seguridad, desaconsejadas para niños o personas sin una adecuada preparación física.
Fotografía getty images.
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La juventud de la foca de Groenlandia es pasajera, como este momento que comparten una madre y su cría en el golfo de san Lorenzo, en Quebec, Canadá.
Fotografía de Jennifer Hayes.
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El Kingdom Centre, de 302 metros de alto, es un reflejo de su ciudad: Riad, la capital de Arabia Saudí, un reino construido con petróleo barato y abundante. Cuando se terminó en 2002 fue el rascacielos más alto del país y ahora es el quinto de la lista.
Fotografía de George Steinmetz.
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Una cría de nutria marina de solo tres días flota sobre su madre en la bahía de Monterrey, California. Aunque para esta cría la vida parece fácil, la madre no tiene tiempo para relajarse.
Fotografía de Suzi Eszterhas.
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El manto de hielo de Groenlandia está menguando conforme sus bordes se desploman en el mar y la superficie de 3,2 kilómetros de alto se derrite con el calor estival que, según los investigadores, es el factor principal que impulsa la pérdida de hielo. En 2017, dos glaciólogos usaron tinte para rastrear los flujos del agua del deshielo cerca de Ilulissat cuando se introducía en las grietas y formaba agujeros llamados molinos. En algunos lugares, este agua parece lubricar la interfaz entre el hielo y el lecho de roca y aumentar la tasa a la que el hielo se desliza hacia el mar. Después de la Antártida, Groenlandia es el mayor almacén de hielo y, por consiguiente, puede aumentar el nivel del mar.
Fotografía de GEORGE STEINMETZ.
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Los pingüinos barbijos van hacia sus terrenos de anidación en Baily Head, en la isla Decepción, la caldera de un volcán activo en la costa norte de la península antártica. Cuando anidan, las aves viajan a diario hasta el mar para alimentarse y tiñen la nieve de rosa cuando vuelven con el excremento del kril digerido hace poco. En las últimas décadas, esta colonia de las islas Shetland del Sur ha sufrido un profundo descenso poblacional debido al desplazamiento de las poblaciones de kril hacia el sur.
Fotografía de GEORGE STEINMETZ.
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La terminal de ferri principal de Daca, capital de Bangladés, es un foco de tráfico en el río Buriganga. Daca, que alberga más de 18 millones de habitantes y es propensa a las inundaciones, recibe cientos de miles de migrantes cada año procedentes de zonas costeras donde la tierra está desapareciendo por la erosión y el aumento del nivel del mar.
Fotografía de George Steinmetz.
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La mina Grasberg en Timika, Indonesia, es la mina más grande del mundo, la mayor productora de oro y la segunda mayor productora de cobre. La mina, que ha beneficiado la economía indonesia, ha sido una fuente de tensiones entre el gobierno y los ciudadanos, quienes la culpan de inundar sus tierras. Aún alberga reservas por valor de unos 14 millones de dólares.
Fotografía de George Steinmetz.
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