Mi idea de un gran viajero es la de aquel que se desplaza fuera de su entorno, para experimentar de forma activa cómo se vive en una cultura muy diferente a la suya; y de forma ocasional. Cuanto más diferente es esa otra cultura, más gran viajero me parece.
Os contare lo que quiero decir, con un pequeño rollo que explica porqué yo no soy un viajero... y menos, por supuesto, un gran viajero.
Estando en cierta ocasión de viaje en moto por Rumanía, me encontraba sentado en una sombra a las afueras de un pueblo, tomando unas notas sobre mi viaje y comiendo unos frutos secos... la felicidad absoluta, vamos.
Frente a mí, al otro lado de la carretera, estaba la última casa del pueblo.
Y de repente alguien grita desde el otro lado asomando la cabeza por una tapia: ¡Sspaniaa!
Mis motos siempre llevan la pegatina del antiguo distintivo del país, el óvalo blanco con la "E", y eso me ha asegurado un buen puñado de anécdotas en mis viajes.
Me río, y digo ¡Siiii, España!
Enseguida sale un hombre alegre de unos 60 años a hablar conmigo. Me cuenta que trabajó hace 12 años en Madrid (aún hablaba muy bien el castellano). A mi, aunque viajo solo, me encantan las personas y creo que por mi carácter soy capaz de transmitir confianza en ellas; así que le dí un poco de palique y le tiré de la lengua.
Quise saber cómo le habíamos tratado y, aunque le costó, me acabó reconociendo que le pasó de todo. Conoció gente fantástica y también a algún indeseable. Lo normal, por otra parte. Como en todos lados.
Al final se empeña en invitarme a comer a su casa. Para entonces su mujer ha salido a saludarme también...
Un viajero hubiera aceptado sin dudarlo, puesto que estaría ante la oportunidad de vivir un rato con una hospitalaria familia rumana de verdad (encontré a más de una)... pero yo no. Yo decliné la invitación.
¿Por qué? Porque yo no soy un buen viajero, y probablemente nunca lo sea. Yo solo soy un observador, y aquella tarde tenía que llegar a Sighetu Marmatiei, ya en la frontera con Ucrania, y visitar el cementerio alegre de Spanta... ¡yo ya tenía planes!
...Y viajar de verdad, es dejarse llevar sin muchos planes y aprovechar las oportunidades que se te ofrecen para vivir como (o con) aquellos a los que has ido a visitar...
Por eso... No. Yo nunca seré un viajero y, menos aún, un gran.
Fin del ladrillo.