Y el tocho, no lo olvides, que de nuevo empieza a subir.
De todas formas, yo voy a decir algo que seguramente suena ingenuo, pero amigos, la vida es más rara y compleja de lo que nos pensamos.
Yo soy de la generación que vivió durante décadas con una selección de fútbol que jamás pasó de octavos en un Mundial. Si a mí me preguntas hace 15 años, ni en mis sueños más calenturientos hubiera supuesto que nuestra selección ganaría dos europeos y un mundial. Al que me lo hubiera dicho le hubiera contestado que era un ingenuo o algo peor. Parecía que nuestro ADN no valía para los deportes de equipo: individualistas, desorganizados, poco competitivos. Pues no.
Tampoco hubiera supuesto que en la década de 2000 en España bajaríamos la accidentalidad en la carretera a los niveles de los años 60, con un parque móvil 10 veces mayor. Parecía una cuestión ancestral de educación, algo también grabado a fuego en nuestros genes: poco cívicos, indisciplinados, egoístas, temerarios. Pues no.
Por eso he aprendido que los comportamientos pueden cambiarse hasta en este país, es cuestión de trabajo y de dar con las teclas correctas. Por eso, ¿lograremos algún día una economía fuerte y competitiva? Quien sabe, ahora mismo contesto lo mismo que pensaba sobre nuestra selección, pero es que igual me equivoco como me equivocaba entonces.