¿Quién tiene dos GSF400??
La GS500 es el Jeep de las motos. Es un icono, es un mito, es esa moto en la que miles de motoristas aprendieron. Robusta, sencilla, polivalente, cumplidora, económica... introdujo la moto mediana en muchos hogares. Se merece la ola, aunque ahora pase desapercibida y sea menospreciada.
La GSF400, la Bandit 400, es una deportiva en miniatura, una superbike encogida para sortear la rígida legislación japonesa de la época. En aquellos años, salieron en Japón varias deportivas de 400 cc por temas normativos. La Bandit 400 fue una de las que llegó a España. Y amigos... en aquella época aquí no había nada igual.
En comportamiento me recuerda un poco a las dos tiempos. Muy poco abajo, pero en cuanto la animas, a partir de 4.000 - 5000 vueltas, la moto se desmelena con su sonido de turborreactor y sin vibrar casi nada. Una delicia conducirla, que tiene su aquel. Las marchas se reducen a pares para entrar en curvas o en rotondas si no quieres quedarte colgado, ¡pero es tan manejable, el ruido es tan embriagador y vas tan cerca del suelo que es divertidísima!! Y de punta va sobrada para la cilindrada. Cruceros de 160 son posibles. A 140 ni se entera, vas cómodo un poco tumbado sobre su precioso depósito con tapón asimétrico y el motor rugiendo sin signos de sobre esfuerzo. Yo la mejoré en frenos y suspensiones y la tengo justo en el punto que me gusta.
Es una moto del siglo pasado, para pilotos del siglo pasado. La GS500 es más una moto escuela que todavía está vigente para aquellos que empiezan. La Bandit 400 es una pequeña joya que encierra mucho más de lo que la máquina te dice por su aspecto y cilindrada. Solo tienes que saber tocar sus teclas y ella te lo da todo, que es mucho.