luigigs
Allá vamos
Tenía 25 años y se llamaba Iván Ferrer. Le conocía de toda la vida, le llevé al colegio infinidad de veces junto con mis hijos, le vi babear mirando las motos que mi hijo y yo nos fuimos cambiando hasta que un dia me presentó todo orgulloso su flamante R-1. Le aburrí a consejos, que si es mucha moto para ti, que si ten cuidado, que si protegete bien, y yo que sé más. Con la confianza que dan los muchos años de amistad, le abronqué hará unos cuatro meses por pegarse una chufa sin importancia en la carretera de Tossa y ayer, a 20 metros de casa, en la calle de al lado, no iria a mas de 30 un desalmado en direccion prohibida se lo ha llevado por delante.
Hecharé de menos tu escape cada día a las 9 de la mañana y a las 3 de la tarde, pero sobretodo te echare de menos a ti y a tu enorme sonrisa.
Ivan, hijo, que donde estés las carreteras tengan muchas curvas para que sigas disfrutando de tu pasión y seguras y sin descerebados que sieguen tu vida por lograr un aparcamiento (por lo visto es lo que andaba buscando el del coche).
Descansa en paz que cada kilometro que haga a partir de ahora será con tu recuerdo y con el ruido de tu escape grabado a fuego en mi cerebro.
Ráfagas al cielo para otro motero, por otro pedazo de corazón arrancado por la vida.
Hecharé de menos tu escape cada día a las 9 de la mañana y a las 3 de la tarde, pero sobretodo te echare de menos a ti y a tu enorme sonrisa.
Ivan, hijo, que donde estés las carreteras tengan muchas curvas para que sigas disfrutando de tu pasión y seguras y sin descerebados que sieguen tu vida por lograr un aparcamiento (por lo visto es lo que andaba buscando el del coche).
Descansa en paz que cada kilometro que haga a partir de ahora será con tu recuerdo y con el ruido de tu escape grabado a fuego en mi cerebro.
Ráfagas al cielo para otro motero, por otro pedazo de corazón arrancado por la vida.