llampdasfalt
Acelerando
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………….los hechos me están superando y creo que a alguien puede interesar. Nunca había pensado colgar este hilo porque es un hecho particular y no tiene la mayor importancia. Sé que alguno pensará: "si no querías colgarlo, no haberlo hecho". Pero me he decidido porque hay algunos casos que son dignos de mención. El mío es simplemente una gota en el oceano. Le ha ocurrido a cientos de miles de personas en este país: confías en alguien y te engaña. A mí me ha ocurrido y para resolver este problema diseñé un plan de actuación. Y al ponerlo en práctica se han ido desencadenado una serie de hechos que no esperaba y que a continuación os relato cronológicamente.
RESALTAR QUE TODOS LOS CASOS AQUÍ DESCRITOS TIENEN POR AFECTADOS A PERSONAS QUE SON CLIENTES DESDE HACE MUCHOS AÑOS EN ESTA ENTIDAD. POR LO TANTO, EL COMERCIAL BANCARIO SE HA APROVECHADO DE LA CONFIANZA QUE EN ÉL HABÍAN DEPOSITADO, OFRECIÉNDOLES UN PRODUCTO QUE NO HABÍAN SOLICITADO DISFRAZÁNDOLO DE IPF.
1.- Primer día (2/7/2012)
Hoy a las 9:00 horas he decidido comenzar una protesta ante los atropellos producidos por la CAM & Banco Sabadell, al colocar productos financieros muy complejos a personas con un perfil totalmente contrario a los mismos. Ahora pretende cambiar esos productos por acciones del Banco Sabadell perdiendo, en el mejor de los casos, el 40% del dinero empleado en los mismos.
He entrado en las oficinas de la entidad principal de Elche y la sorpresa para todo el mundo ha sido mayúscula. ¡No daban crédito a lo que estaban viendo! Me dirijo a la máquina que expende números y espero mi turno para realizar un reintegro. En menos de un minuto, me llama el “2º de abordo” para convencerme de que desistiera en mi actitud. Le digo que no, y que mi actitud no se verá modificada hasta que accedan a mis peticiones. Me levanto, realizo mi reintegro, salgo de la entidad y me quedo en la entrada. Transcurrido una hora vuelvo a entrar y tomo turno para realizar un nuevo reintegro. No había pasado ni un minuto cuando un empleado, acompañado de la guardia de seguridad, me dice que el Director quiere hablar conmigo en su despacho. Una vez allí empieza a contarme “milongas”: que si yo te doy unas acciones………que si te doy tanto de interés……..que si te doy “nosécuanto” de dividendos………..que si van a subir sí o sí y en menos de 4 años ha recuperado su capital…… Le exclamé: “¡Joder que chollo!” ¿Cuántas acciones ha comprado usted? Como es natural obtuve el silencio por respuesta. Le dije que estaba ahí porque quería lo que era mío y me lo iba a dar sí o sí. Me contestó que eso era imposible. Acto seguido le desvelo algunas de las medidas que iba a adoptar para conseguir mis objetivos. ¡Joder! Dio un salto, salió del despacho y me dejó a mí solo con la guardia jurado. Resulta que había ido a consultar con el departamento jurídico de la entidad. Cuando regresó, no quiso entrar a su despacho (el muy cobarde), hizo salir a la guardia jurado para indicarle que debía comunicarme que había consultado el caso con sus superiores y yo tenía que abandonar la entidad o llamaba a la autoridad. Nos estuvimos riendo un rato la G.J. y yo dentro del despacho del director. Después salgo y me lo encuentro de pie al lado de la puerta de su despacho y le dije: “Usted está muy mal asesorado. Ya puede estar llamando a la policía, que de aquí no me muevo”. El muy imbécil la llamó. Cuando ésta llegó y vio “el percal”, dio media vuelta y se marchó. ¡Menudo espectáculo se montó en el interior de las oficinas! ¡Y menudo ridículo hizo el director de la entidad!
Después esperé mi turno, saqué el dinero y salí a la puerta del banco. Allí un señor de unos 60 años me contó su caso:
Hacía unos años le había tocado la lotería. Se gastó una parte del dinero y con la otra, junto con el resto de sus ahorros, decidió abrir una IPF para ayudar con ese dinero, si fuera necesario, a su hija en el pago de su hipoteca. Tras resistirse a contratar ningún producto con riesgo, es finalmente convencido, por la comercial, de la garantía de las cuotas participativas (100%) y su disponibilidad (48 o 72 horas). Muy poco tiempo tardó su hija en tener problemas para hacer frente a la hipoteca, murió. Por desgracia no tenía contratado el seguro para estos casos. Pero bueno, ahí estaba el padre dispuesto a pagar con el dinero que tenía ahorrado. Menuda sorpresa se llevo cuando fue a la CAM a por su dinero y le dijeron: “Señor, usted tiene el dinero en cuotas participativas y ahora no se las podemos hacer efectivas”. El afectado hizo frente a las mensualidades de la hipoteca como pudo durante un año. Pasado este tiempo le comunican que se las canjean por acciones del Sabadell perdiendo una fuerte suma de dinero (aproximadamente el 77% de sus ahorros). Con la cantidad que le queda no puede hacer frente a la hipoteca. ¿Sabéis que le contestaron en la CAM & Banco Sabadell? ¡¡¡Que vendiera el piso!!! ¡Los muy hijos de …….!
2.- Segundo día (4/7/2012)
Día muy tranquilo. El director y el resto de empleados se han resignado a mi presencia. Hoy han adoptado la estrategia de aparentar la máxima normalidad. Por mi parte mantengo conversaciones tanto dentro como fuera de la entidad, con mucha gente afectada y con otra que muestra interés por saber qué está ocurriendo.
De entre todos los casos que me han contado hoy destacaré el de una señora cercana a los 60 años que estaba realmente afligida, por decirlo de alguna forma, porque tenía PPs y lo que más lamentaba era que el dinero no era suyo, sino de su madre. Era cotitular en la cuenta de su madre y, con toda la buena voluntad, se encargaba ella de gestionarla. La engañaron y ahora es incapaz de mirar a los ojos al resto de la familia.
RESALTAR QUE TODOS LOS CASOS AQUÍ DESCRITOS TIENEN POR AFECTADOS A PERSONAS QUE SON CLIENTES DESDE HACE MUCHOS AÑOS EN ESTA ENTIDAD. POR LO TANTO, EL COMERCIAL BANCARIO SE HA APROVECHADO DE LA CONFIANZA QUE EN ÉL HABÍAN DEPOSITADO, OFRECIÉNDOLES UN PRODUCTO QUE NO HABÍAN SOLICITADO DISFRAZÁNDOLO DE IPF.
1.- Primer día (2/7/2012)
Hoy a las 9:00 horas he decidido comenzar una protesta ante los atropellos producidos por la CAM & Banco Sabadell, al colocar productos financieros muy complejos a personas con un perfil totalmente contrario a los mismos. Ahora pretende cambiar esos productos por acciones del Banco Sabadell perdiendo, en el mejor de los casos, el 40% del dinero empleado en los mismos.
He entrado en las oficinas de la entidad principal de Elche y la sorpresa para todo el mundo ha sido mayúscula. ¡No daban crédito a lo que estaban viendo! Me dirijo a la máquina que expende números y espero mi turno para realizar un reintegro. En menos de un minuto, me llama el “2º de abordo” para convencerme de que desistiera en mi actitud. Le digo que no, y que mi actitud no se verá modificada hasta que accedan a mis peticiones. Me levanto, realizo mi reintegro, salgo de la entidad y me quedo en la entrada. Transcurrido una hora vuelvo a entrar y tomo turno para realizar un nuevo reintegro. No había pasado ni un minuto cuando un empleado, acompañado de la guardia de seguridad, me dice que el Director quiere hablar conmigo en su despacho. Una vez allí empieza a contarme “milongas”: que si yo te doy unas acciones………que si te doy tanto de interés……..que si te doy “nosécuanto” de dividendos………..que si van a subir sí o sí y en menos de 4 años ha recuperado su capital…… Le exclamé: “¡Joder que chollo!” ¿Cuántas acciones ha comprado usted? Como es natural obtuve el silencio por respuesta. Le dije que estaba ahí porque quería lo que era mío y me lo iba a dar sí o sí. Me contestó que eso era imposible. Acto seguido le desvelo algunas de las medidas que iba a adoptar para conseguir mis objetivos. ¡Joder! Dio un salto, salió del despacho y me dejó a mí solo con la guardia jurado. Resulta que había ido a consultar con el departamento jurídico de la entidad. Cuando regresó, no quiso entrar a su despacho (el muy cobarde), hizo salir a la guardia jurado para indicarle que debía comunicarme que había consultado el caso con sus superiores y yo tenía que abandonar la entidad o llamaba a la autoridad. Nos estuvimos riendo un rato la G.J. y yo dentro del despacho del director. Después salgo y me lo encuentro de pie al lado de la puerta de su despacho y le dije: “Usted está muy mal asesorado. Ya puede estar llamando a la policía, que de aquí no me muevo”. El muy imbécil la llamó. Cuando ésta llegó y vio “el percal”, dio media vuelta y se marchó. ¡Menudo espectáculo se montó en el interior de las oficinas! ¡Y menudo ridículo hizo el director de la entidad!
Después esperé mi turno, saqué el dinero y salí a la puerta del banco. Allí un señor de unos 60 años me contó su caso:
Hacía unos años le había tocado la lotería. Se gastó una parte del dinero y con la otra, junto con el resto de sus ahorros, decidió abrir una IPF para ayudar con ese dinero, si fuera necesario, a su hija en el pago de su hipoteca. Tras resistirse a contratar ningún producto con riesgo, es finalmente convencido, por la comercial, de la garantía de las cuotas participativas (100%) y su disponibilidad (48 o 72 horas). Muy poco tiempo tardó su hija en tener problemas para hacer frente a la hipoteca, murió. Por desgracia no tenía contratado el seguro para estos casos. Pero bueno, ahí estaba el padre dispuesto a pagar con el dinero que tenía ahorrado. Menuda sorpresa se llevo cuando fue a la CAM a por su dinero y le dijeron: “Señor, usted tiene el dinero en cuotas participativas y ahora no se las podemos hacer efectivas”. El afectado hizo frente a las mensualidades de la hipoteca como pudo durante un año. Pasado este tiempo le comunican que se las canjean por acciones del Sabadell perdiendo una fuerte suma de dinero (aproximadamente el 77% de sus ahorros). Con la cantidad que le queda no puede hacer frente a la hipoteca. ¿Sabéis que le contestaron en la CAM & Banco Sabadell? ¡¡¡Que vendiera el piso!!! ¡Los muy hijos de …….!
2.- Segundo día (4/7/2012)
Día muy tranquilo. El director y el resto de empleados se han resignado a mi presencia. Hoy han adoptado la estrategia de aparentar la máxima normalidad. Por mi parte mantengo conversaciones tanto dentro como fuera de la entidad, con mucha gente afectada y con otra que muestra interés por saber qué está ocurriendo.
De entre todos los casos que me han contado hoy destacaré el de una señora cercana a los 60 años que estaba realmente afligida, por decirlo de alguna forma, porque tenía PPs y lo que más lamentaba era que el dinero no era suyo, sino de su madre. Era cotitular en la cuenta de su madre y, con toda la buena voluntad, se encargaba ella de gestionarla. La engañaron y ahora es incapaz de mirar a los ojos al resto de la familia.