Recuerdo un profesor, un tipo ilustre del que ya no recuerdo su nombre - nótese la ironía- que hablaba de los tigres asiáticos entusiasmado. Salíamos de sus clases magistrales con los ojos achinados y un tatu Mugunghwa. Imagínate. Hablaba de la "productividad", la cosa, marcando cada sílaba. La paladeaba, la masticaba, le aparecían chiribitas en los ojos mientras elevaba la mirada hacía el cielo. Puro éxtasis era ese hombre. Cuando le bajaba la fiebre, el efecto estupefaciente de su monólogo, decía, en baja voz, lo prohibido en la época: proteccionismo.Creo que lo mejor a estas alturas de la película tan complicada que tenemos sería seguir los modelos de las economías que mejor funcionan. Y dejarnos de inventos teóricos.
A ver si alguien se digna.
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Recuerdo una conferencia. Los rojos también vamos a conferencias cuando nuestras obligaciones habituales, tocar la flauta, barrer bajo el puente, etc... no deja algo de tiempo. Decía, recuerdo una conferencia en la que el ponente, esta vez era una mujer, creo recordar, nos contaba los males del Sur. El sur es esa cosa exótica, decía, que el turista visita perplejo porque su moneda rinde mucho más que en el norte y sus gentes, por eso del exotismo, hacen cosas raras. Bueno, nos decía que el problema venía, que la cosa no funcionaba lo bien que debía funcionar por, precisamente, su gente. "Su" no de suya, sino de ellos, digo. Ecuánime la "pro", sí. jajaja
Bueno, que me lio. Ahora estamos en eso de "que hemos hecho para merecer esto" porque resulta que, al contrario de lo que decía la ponente de arriba, los suyos ahora parecen ser los otros. Y claro, eso es intolerable. Antes se arreglaba con un bombardeo, pero ahora ya me dirás si se atreven con unos que pueden devolver el golpe. Vamos, que nos encontramos interrogando a la "cosa" como el Santo Job interrogaba a Dios por su malestar en el mundo. Pero al contrario que el Santo, -"Dios ha muerto"-, lo que buscamos es un culpable. Los "loser" siempre son los otros.
La cosa funciona? razonablemente bien, estupendamente bien. Producimos sin parar, y si lo producido no rinde lo esperado tiramos lo producido para seguir produciendo. Hay tanta riqueza que hay que destruirla. Sobra comida, mercancías. Desarrollamos máquinas y tecnología para trabajar mas, para producir más. La cadena de valor no hace más que aumentar. La cosa engorda, crece, es un Carpanta tragaldabas con apetito infinito. Es un éxito. Todo un éxito para la "cosa". No se puede negar. Y nosotros? pues eso depende de nuestra posición en su tracto digestivo.