¡Me encantan estos posts!
Allá por el 92, con 5 añitos, empecé mis andadas con una
Italjet Victory 49cc que me regalaron mis padrinos, heredada de mi primo. Una pasada de moto de la que tengo buenísimos recuerdos. Con esa moto aprendimos todos los primos y amigos a montar en moto. Ha estado parada por una avería durante 15 años hasta que la hice reparar la Navidad pasada. Me costó un pastón pero volver a oír rugir su motor en 2021 me puso los pelos de punta.
Cuando se me quedó pequeña, tendría unos 10 años, los domingos en el campo empecé a robarle a mi padre la
Honda Vision 75cc que tenía para la ciudad. Una moto muy suave y fina comparada con la Italjet. Con ella empecé a hacer las primeras perrerías (caballitos, invertidos) y a meterle caña por los caminos, a pesar de ser un scooter.
Algo más tarde, con 12-13 años, empecé a pedirle prestada a mi hermana (sin que ella lo supiese) su
Peugeot Vivacity 49cc, la cual le habían regalado mis padres por sacar buenas notas. Ella no la usaba mucho pero yo estuve dándome vueltas por el pueblo sin carnet como si lo tuviera. Me pillaron varias veces mis padres e incluso la policía con sus correspondientes broncas pero me gustaba tanto desplazarme con ella que volvía a recaer una y otra vez.
Ya por fin con 14 años me saqué el permiso y, por pesado, mi padre me dijo que me compraría una moto de marchas solamente si sacaba todo sobresaliente (3º de ESO por aquel entonces). Si no era así me tocaba heredar la Vivacity de mi hermana, la cual no me gustaba nada. Pues con un par me lié a estudiar como un loco y en Navidad le llevé el boletín de notas con todo sobresaliente. Se quedó tan flipado que no le quedó otra esa tarde que llevarme al concesionario para elegir moto. Estuve entre la Derbi Senda 49cc y la
Rieju RJ Spike 49cc. Al final me quedé con esta última, a la cual le hice 23.000 km en 14 meses y mis primeros viajes por carretera y pista (aquí se puede decir que empezó mi afición por el trail).
Por tonterías de adolescente me empeñé en una moto de 49cc con estilo de deportiva, concretamente la
Yamaha TZR 49cc que acababa de salir (¡con marcador digital!). Trabajé un tiempo para poder cambiarla y al final lo logré, pero el cambio resultó ser una autética cagada. La moto la gripé 2 veces, tuve un accidente con ella y encima echaba mucho de menos el campo. Para ligar muy bien pero esa moto estaba gafada y además como la Rieju ninguna. Ojalá nunca la hubiera cambiado.
Por fin cumplí 18 años en el 2005 y tocaba sacarse el carnet de coche y sobre todo ¡el de moto! Pero había un problema: me iba a la universidad y mis padres me dijeron que no me adelantaban el dinero para el carnet de moto, que no se querían sentir responsables en un futuro en caso de accidente y que no era tan imprescindible como el de coche. Mi gozo en un pozo. Estuve 3 años en dique seco (entre otras cosas porque la TZR le tocaba disfrutarla a mi hermano pequeño) hasta que el carnet B me permitió coger las motos de 125 cc. Convencí a mi padre y me compró una
Piaggio X7 125cc (que ahora conserva él) que me vino muy bien para desplazarme en la universidad.
Por fin acabé la carrera y con el dinerito de mi primer trabajo me saqué el carnet A. Y por fin me compré una BMW, tantos años esperando una moto germana con la cual había soñado miles de veces. Compré una
BMW F800R aconsejado por unos amigos. ERROR, echaba de menos el pisteo y la comodidad, look y confort de una trail. Tocaba cambiar de moto.
Vendí la F800R y me compré una
BMW F800GS. Aquí empezaron los viajes de verdad: Alpes, Dolomitas, Francia, Picos de Europa, Andalucía... y todo eso en los 6 meses que la tuve. Fue como una droga, quería más y más. Pero hubo un problema: un amigo me prestó su BMW R1200GS LC un fin de semana...
Vendí la BMW F800GS a un desconocido que más tarde resultaría ser un gran amigo y compañero de muchos viajes. Compré una
BMW R1200GS LC roja full equip preciosa y seminueva que a día de hoy se puede decir que es la mejor moto que he tenido y la que más satisfacciones me ha dado. Le hice 80.000 km por prácticamente toda Europa (Cabo Norte, toda España, toda Centroeuropa, Córcega y Cerdeña, Balcanes, etc) y la cambié solamente porque empezaba a tener achaques (suspensiones, riesgo de rotura de alternador, etc). Tonto de mí porque me debería haber invertido en ella y haberla exprimido al máximo. Cuando la vendí iba mejor que nunca en lo que a motor se refiere. A día de hoy me acuerdo mucho con ella.
A finales de 2019, se me ocurrió que cambiar la 1200 por una
BMW R1250GSA recién salida del horno era una buena idea. Sería mi prime moto "gorda" nueva a estrenar. Gran ERROR: es la peor moto que he tenido, se pasó más tiempo en el taller que circulando. Además, a pesar de la protección aerodinámica y depósito, echaba de menos la ligereza y manejor de la GS normal. La tuve sólo 6 meses y 16.000 km (demasiados para todos los problemas que me dio).
En paralelo me hice con una
Vespa 125L de 1962, una moto de la 1ª serie de motovespa Madrid que es una preciosidad. Siempre había querido tener una. La restauré entera y, aunque la uso muy poco, me encanta verla en la cochera.
Tras mucho batallar con BMW, me cambiaron la 1250GSA por una
BMW 1250GS HP que tenían en stock. A día de hoy tiene 20.000 km (maldita pandemia) y 0 problemas. Menos mal porque estuve a punto de pasarme al lado oscuro harto de BMW. Espero que me dé tantas satisfacciones como la 1200 y que así pueda olvidarme de ella
Siento el tocho pero es que me emociono hablando de mis anteriores motos. De hecho las recuerdo todas como si fuera ayer, y por suerte conservo fotos de todas y cada una de ellas.
Le dedico este post a mis padrinos y especialmente a mis padres a los cuales les debo la pasión que tengo por esta afición.