Queridos amigos y familia de Álvaro: el tiempo sigue su curso y todos seguimos igual de tristes. Son pocos los que nos vamos animando a escribir y, especialmente para los que, de un modo u otro, tenemos contacto con vosotros querida familia, es bien difícil dar mensajes de ánimo.
Resulta imposible pensar que un día, queramos o no, será un poco más llevadero seguir viviendo. Lo de la muerte es un misterio, algo imcomprensible y mucho menos asumible. Cada día me pregunto: "¿por qué y por qué todos?
No entiendo, a pesar de mirarlo desde el punto de vista cristiano, que al cerrar los ojos se abran las puertas del Cielo (frase de mi amigo y hermano Santi). Bueno, eso sí que lo entiendo pero, qué hay para nosotros, qué instrucciones quedan para Beatriz, Paquita, Manuel, Víctor, Mamen y tantos otros? Quizá sea cuestión de fé, de amor por los demás, de querer seguir mirando para delante a pesar de la ausencia (sólo física).
He sido madre hace unos meses y, al ver su carita sonriente, pienso: pase lo que pase nunca dejaré de quererte, nunca. Se me escapa una lágrima.
Y ahora a ti, Álvaro: échanos una miradita y una mano, especialmente a tu casa, que es muy duro. Ayúdanos a recuperarnos de tu marcha y saluda a cuantos amigos encuentres por allí. A mi madre dale otro abrazo, éste de mi parte.

Te queremos mucho.
Yolanda
P.D.: A todos los que le conocísteis, un abrazo "enolme".