Hola moter@s:
En realidad no he ido nunca de camping, pero me gustaría que contaráis vuestras experiencias al respecto, sobre todo si habéis ido en moto.
Respondiendo a la pregunta del compañero, te contaré cómo vivo yo lo de cámping+moto. Tómalo solo como un testimonio más a poner en la balanza.
Desde que tengo moto (32 añetes) siempre que he viajado con ellas he procurado alojarme en tienda de campaña.
Al principio en plena naturaleza, cuando estaba permitido. Más que nada, porque al acampar donde querías no estabas obligado a marcarte un destino determinado. Aquí me canso, aquí me paro y aquí acampo.
También era importante el ahorro, ya que casi todo el presupuesto lo quemábamos en gasolina y aceite, jajaja.
Eran tiempos en los que salíamos a pasar el fín de semana con dos o tres bocadillos en la mochila.
Más tarde, y actualmente, pernocto en cámpings siempre que puedo. Y ya no responde a un intento de ahorro: como viajo poco, me podría permitir dormir en hoteles allí donde fuese.
Simplemente es porque, ya que tengo pocas oportunidades de viajar, me gusta aprovechar al 100% las sensaciones que el desplazamiento me transmite.
Después de una jornada más o menos larga llegas al cámping, descargas la moto, plantas tienda, ducha (y colada si se tercia), comida o cena con el hornillo, etc.
Para mí esto es el remate perfecto de un día de ruta.
Y si, además, tienes al lado a un compañero de viaje con el que comentar los detalles de la jornada... ¡pleno al quince!
Ojo: si llego a un sitio y está diluviando busco un alojamiento alternativo (habitación, bungalow) porque no es cuestión de amargarse luchando contra los elementos e intentando montar una tienda para, al final, acabar mojado.
Pero, eso sí, siempre como segunda opción.
No se trata, a mi entender, de elegir entre uno u otro alojamiento. Creo que cada uno, en su momento, es el adecuado a las circunstancias.
Solo que unos priorizamos el cámping y otros los hoteles, y echamos mano del otro en función de muchas cosas.
Pruébalo. Compra, o que te dejen, algo de equipo.
Si sabes elegir el cuándo y el cómo, será una experiencia que, seguro, querrás repetir.
Un saludo.