D
Dr._Infierno
Invitado
Amigo Manuel. Cuando discuto contigo son palabras mayores y me obligas a un esfuerzo extra para intentar explicar o rebatir tus, por otra parte, casi siempre asertos.
Como esto está derivando hacia el terreno de la física, no tengo más remedio que recurrir a Tony Foale, un ingeniero que tu conoces muy bien. Cierto que no para rebatir, sino para poner de relieve algún concepto que pueda servir posteriormente en mi razonamiento.
No nos vamos a meter en conceptos tales como anchura de neumáticos, rigidez de carcasa, presión de hinchado, tipo de goma y dureza de asfalto … todas ellas variables que influyen en la adherencia. No lo creo necesario. Pero si destacar que el coeficiente de rozamiento del neumático a nivel de su huella en el asfalto, es la relación entre la carga vertical y el máximo agarre. Esto implica que si aumenta el peso, aumenta el agarre. Sin embargo, el coeficiente de rozamiento no es constante ni lineal y suele disminuir con la carga vertical, es decir, con el aumento de presión en la huella de contacto.
Por otro lado quiero destacar que la huella de contacto de la rueda delantera es mucho más pequeña que la trasera y, por tanto, con mucho menos margen para soportar carga de peso adicional.
Ahora me quiero salir del terreno de la física para traer a colación lo que dice Nick Ienatsch: El neumático tiene 100 puntos de agarre. La fuerza lateral que soporta el neumático en tumbada consume la mayoría de los puntos. Por ejemplo a 40º de inclinación, se usan 86 y, por consiguiente, solo quedan disponibles 14 puntos disponibles para el freno. Un punto de frenada adicional significa la caída. No hay más margen. Sin embargo, con la moto vertical, casi la totalidad de los 100 puntos están disponibles para el freno. La diferencia en el margen de seguridad es, pues, tremenda.
Vámonos ahora a la dinámica de la frenada. Al aplicar frenos, existe una transferencia de peso hacia la huella del neumático delantero, al tiempo que se descarga el trasero. Esto implica un aumento de la fuerza lateral que está soportando la rueda delantera y, por tanto, una disminución proporcional del margen de agarre del neumático. Esta disminución del agarre la sufre también la rueda trasera al disminuir sobre ella la carga vertical y queda así expuesta también al deslizamiento.
De manera que si, frenar en tumbada no es lo mismo que hacerlo con la moto vertical. Cuando el motorista experto utiliza los frenos en tumbada tiene que estar calculando constantemente cuanto margen de agarre de las ruedas le está quedando y actuar en consecuencia. Porque no solo es el coeficiente de agarre, es el pequeño bache, la pequeña piedra o el pequeño charco que puede dar al traste con sus sensaciones. ¿Imposible? No. Pero desde luego no es conveniente. Pero existen otras razones por las que “en conducción ordinaria” no deben de emplearse los frenos durante la tumbada. Ya os hablaré de ellas en otro post, que este se ha alargado demasiado. Sorry.
;D
Como esto está derivando hacia el terreno de la física, no tengo más remedio que recurrir a Tony Foale, un ingeniero que tu conoces muy bien. Cierto que no para rebatir, sino para poner de relieve algún concepto que pueda servir posteriormente en mi razonamiento.
No nos vamos a meter en conceptos tales como anchura de neumáticos, rigidez de carcasa, presión de hinchado, tipo de goma y dureza de asfalto … todas ellas variables que influyen en la adherencia. No lo creo necesario. Pero si destacar que el coeficiente de rozamiento del neumático a nivel de su huella en el asfalto, es la relación entre la carga vertical y el máximo agarre. Esto implica que si aumenta el peso, aumenta el agarre. Sin embargo, el coeficiente de rozamiento no es constante ni lineal y suele disminuir con la carga vertical, es decir, con el aumento de presión en la huella de contacto.
Por otro lado quiero destacar que la huella de contacto de la rueda delantera es mucho más pequeña que la trasera y, por tanto, con mucho menos margen para soportar carga de peso adicional.
Ahora me quiero salir del terreno de la física para traer a colación lo que dice Nick Ienatsch: El neumático tiene 100 puntos de agarre. La fuerza lateral que soporta el neumático en tumbada consume la mayoría de los puntos. Por ejemplo a 40º de inclinación, se usan 86 y, por consiguiente, solo quedan disponibles 14 puntos disponibles para el freno. Un punto de frenada adicional significa la caída. No hay más margen. Sin embargo, con la moto vertical, casi la totalidad de los 100 puntos están disponibles para el freno. La diferencia en el margen de seguridad es, pues, tremenda.
Vámonos ahora a la dinámica de la frenada. Al aplicar frenos, existe una transferencia de peso hacia la huella del neumático delantero, al tiempo que se descarga el trasero. Esto implica un aumento de la fuerza lateral que está soportando la rueda delantera y, por tanto, una disminución proporcional del margen de agarre del neumático. Esta disminución del agarre la sufre también la rueda trasera al disminuir sobre ella la carga vertical y queda así expuesta también al deslizamiento.
De manera que si, frenar en tumbada no es lo mismo que hacerlo con la moto vertical. Cuando el motorista experto utiliza los frenos en tumbada tiene que estar calculando constantemente cuanto margen de agarre de las ruedas le está quedando y actuar en consecuencia. Porque no solo es el coeficiente de agarre, es el pequeño bache, la pequeña piedra o el pequeño charco que puede dar al traste con sus sensaciones. ¿Imposible? No. Pero desde luego no es conveniente. Pero existen otras razones por las que “en conducción ordinaria” no deben de emplearse los frenos durante la tumbada. Ya os hablaré de ellas en otro post, que este se ha alargado demasiado. Sorry.

