Lo prometido es deuda, ayer por fin puede probar la 1290 SADV y antes de compartir mis sensaciones y opiniones, que son sólo eso, sensaciones y opiniones personales de un paisano, no de un probador o experto en motocicletas, que no tiene más interés que el hacer llegar, a quien lo quiera leer o le pueda interesar, a que conclusiones pude llegar tras la prueba de la moto. Decir, también, que después de leer sobre la moto en este y otros foros y ver numerosas pruebas y comparativas con otras motocicletas, que se han publicado en diferentes medios, es imposible no ir sugestionado a la prueba y esperarte, o buscar, todos aquellos fallos y virtudes que otros antes que tu ya le han notado o encontrado. Tampoco tengo ningún interés personal en beneficiar o perjudicar a una u otra marca, lo único que quiero es acertar en la elección de mi nueva moto después de casi 7 años de satisfacciones con mi GSA.
La prueba la hice en Anca Vigo a las 6 de la tarde, con una temperatura ambiente de unos 20º (más adelante entenderéis porque aclaro esto), el cielo estaba cubierto y justo en el momento de coger la moto empezaron a caer cuatro gotas, que se quedaron en eso, pudiendo probar la moto sobre un firme totalmente seco.
Para la realización de la prueba escogí el mismo itinerario que ya había realizado con la Ducati MTS: un pequeño recorrido de ida y vuelta que empezó por la ciudad para llegar hasta la circunvalación en la que se puede circular a 120 y salida hacia el campus universitario para coger una carretera revirada y poder probar así los distintos mapas de la motocicleta. Lo que me llevó unos 40 minutos.
Una vez que la persona que me atiende me da unas breves explicaciones sobre el manejo de los diferentes menús de la moto y coloca, a petición mía, la pantalla y el asiento en la posición más alta (con bastante dificultad, y no porque sea complicado, sino porque creo que no lo había hecho antes) me subo a la moto, a la que ya me había subido antes, por lo que ya no me sorprende la dureza y la anchura del asiento, que cuando estás con los pies en le suelo resulta molesto en las inglés, a pesar de mi 1,87 y de tocar suelo con toda la planta del pie y las rodillas flexionadas.
La moto desde fuera se ve grande, pero una vez encima se siente ligera y manejable, casi tan manejable como la MTS, resultando sencillas las maniobras en parado, sobre todo si lo comparamos con lo complicado que resultan en la GSA.
Tras los previos ajustes y teniendo en cuenta las cuatro gotas que caían, pongo el modo “Rain” y comienzo a callejear por el centro con suma facilidad y compruebo de primera mano la suavidad tanto del embrague como de la caja de cambios, al igual que la MTS circula a bajas vueltas sin tirones ni el mas mínimo traqueteo en las marchas cortas y pudiendo estirar las largas desde las dos mil vueltas. Sólo en 6ª por debajo de 80 se nota un traqueteo como si el caballete estuviera golpeando la parte inferior del motor, lo que entiendo es normal en un bicilíndrico de ese tamaño a tan bajas vueltas. Me resulta incómodo bajar marchas, teniendo que levantar el talón de la estribera y no encontrado la palanca en varias ocasiones, supongo que será una cuestión de ajuste. Tanto la SADV con la MTS me encantaron en su conducción urbana jugando a favor de la MTS su menor tamaño y a favor de la SADV la dulzura de su embrague y caja de cambios.
Tan pronto como enfilo la vía de circunvalación cambio al modo “Street” y empiezo a estirar las marchas y empiezo a notar todo lo que puede dar de sí un motor que parece no tener límite y que puede empujar hasta el infinito, desde luego mucho, mucho, mucho más allá de lo necesario para circular a velocidades legales. La protección es muy buena, mejor que en la MTS, pero no llega a los niveles de la GSA, se nota más aire en las espinillas y en los hombros y la pantalla para mi altura se queda algo corta al llevar el asiento en la posición mas alta. No sé como podría llegar a penalizar esto en un viaje largo, desde luego en trayectos cortos es mucho mayor la satisfacción de exprimir esos motores de 160 Cv que lo molesto que pudiera resultar el aire en las piernas o el casco. Decir en este punto algo obvio, que la “pegada” cuando se le retuerce la oreja es mucho más explosiva y exponencial en la MTS y más progresiva y lineal en la SADV, pero suficiente en ambas para ponerte la sonrisa en la cara. En ambas me resulta incómodo el interruptor del intermitente para accionarlo hacia la izquierda, lo que me obliga a desplazar la mano del puño y los dedos de la palanca de embrague y la correspondiente fatiga en el dedo gordo, sobre todo en la SADV que tiene el interruptor muy pequeño. Me encantan los interruptores independientes de mi GSA.
Salgo de la circunvalación para incorporarme a la carretera que sube al campus y me paso al modo “Sport” y al igual que ocurre con la MTS cuando le da gas a cañón en las marchas cortas la burra no se levanta de las patas de delante porque interviene la electrónica, lo que me hace suponer que en los vídeos en los que se ve a algún fenómeno levantando rueda será porque van con la electrónica en off, en el caso de la SADV, o con el anticaballitos en el nivel 0 en el caso de la MTS. Viniendo de una GSA, a ambas le sobran cualidades deportivas que, desde luego yo, no voy a ser capaz de explotar en su totalidad (ni lo voy a intentar). Los frenos y suspensiones me parecieron impresionantes en ambas, es cierto que la maneta de la SADV tiene un poco de recorrido pero no afecta a la hora de parar la moto en el instante e intensidad que uno desea, realicé varias frenadas con ellas a fondo, incluso en bajadas pronunciadas y las suspensiones activas responden como si tuvieran telelever, apenas se hunden. Comprobé también el comentado golpe metálico de la SADV cuando coges un badén o un bache fuerte; a mi sólo me lo hizo una vez y entrando en un badén a saco para que la horquilla hiciera todo su recorrido.
Llegado a este punto me percato de dos cosas, la primera es que cada vez que cambio de marcha hay en efecto rebote en la maneta del embrague, como si al engranar la marcha el piñón golpeara el embrague y se transmitiera el golpe por el líquido hidráulico hasta la maneta; algo que había leído con anterioridad y que verifiqué que se siguió produciendo durante el resto de la prueba. No soy consciente si la moto lo hacía en el momento de cogerla, supongo que sí pero no fui consciente, pero lo siguió haciendo hasta el final de la prueba en toda la relación de marchas. No resulta molesto, pero no sé si es normal y bueno que lo haga o puede tener alguna repercusión a la larga sobre el embrague o la caja de cambios. La segunda es el calor que desprende el motor, que noto especialmente por la parte interior de la pierna izquierda y que se hace aún más evidente cuando de retorno al concesionario circulo por el tramo urbano y me tengo que parar en algún semáforo. Cuando me cambiaron el asiento de posición vi que por la parte interior del asiento lleva una aislante térmico plateado para que el calor no te fría los cataplines, pero que no impide que éste suba por las piernas al resto del cuerpo. Como comenté al principio, estaba nublado, la temperatura era de unos 20º y vestía un pantalón New City vaquero. No sé como sería, o será, el calor en las 1190, pero supongo que insoportable. En la MTS cuando estás parado notas que sale algo de aire caliente entre el depósito y el asiento y los perolos de la GSA te calientan un poco los pies y las espinillas, pero nada comparable con el que desprende la SADV y que resultó hasta llamativo y molesto para mi mujer y un amigo que me acompañaron a la prueba y estaban esperando cuando llegué de vuelta al conce.
Bajado ya de la moto, le di mis impresiones a la persona del taller que me atendió (no fue el comercial de ventas que estaba de vacaciones) e hice alguna consulta que me dejó entrever que no conocía a fondo las características de la moto. Pude ver también el aspecto del taller y de los que allí trabajaban, que a lo mejor son los mejores mecánicos y los más profesionales del mundo, pero que después de todo lo leído sobre los servicios oficiales KTM y como comenté al principio, sugestionado por estos comentarios, llevaron a que me quedara con una imagen poco agradable y alentadora, sin querer entrar en mas detalles por que podría resultar injusto y lleno de perjuicios. No puedo juzgar ni dar opinión sobre algo que no probé y nunca llevé ni conozco a nadie que haya llevado su moto a mantener o reparar en este concesionario.
Resumiendo (para los que no se quieran leer todo el tostón):
Me encantó la moto y, en mi opinión, son ciertas todas las muchas virtudes y pequeños defectos que sobre ella se comentan y que no voy a repetir. Estéticamente gana en directo, aunque se podían haber estirado con la gama de colores, el naranja y el gris de la 1190 son preciosos, y algunos elementos como las palancas de cambio y freno trasero, el sistema de calefacción de puños o la propia llave de la moto que son un poco austeros (por no emplear un calificativo despectivo).
Los únicos aspectos que a mi me resultan preocupantes, y que pesan a la hora de decidirme por esta moto, son el tema del calor del motor, que a pesar de que, según los comentarios, se haya corregido en este modelo, puede resultar bastante incómodo circulando por ciudad o por carretera a baja velocidad y las dudas que me quedan sin resolver sobre la calidad de los servicios técnicos de KTM, que tendría que contrastar con algún usuario del servicio en Vigo.