Bueno, pues llegó el gran día. Esta mañana, a eso de las 13:00 horas salía del conce con mi flamante C650GT bronce metalizado. No hace ni una semana que cogí la B650 de un amigo por última vez, por lo que las sensaciones están frescas.
No sé qué motos tendrían quienes han dicho que la moto es grande y pesada. Como todo en esta vida, es relativo, pero mi sensación es que la moto es más ligera, mejor equilibrada y menos voluminosa que la B650. De la RT, ni hablo.
Voy a dar mis puntos de vista, sin pretender competir con los de nadie, e intentando resaltar aspectos algo distintos a los ya conocidos. La impresión visual es coincidente con la de la mayoría: inmejorable. Hay algunos plásticos endebles, pero no desmerecen para nada la impresión general. Me han recordado a las tapas de la batería de algunos de los últimos terminales Samsung de alta gama, que son de plásticos muy delgados, muy elásticos, que parece que se van a romper con mirarlos, pero que resisten lo que no está escrito sin rayarse ni deteriorarse lo más mínimo. Esperemos que estén en esa línea.
La moto es alta, ciertamente, pero se llega bien al suelo, al menos con mis 1,76. Me ha resultado imposible bajarla del caballete montado encima, como hacía con la B650 e incluso con la RT. Así que pata de cabra, pie a tierra, empujoncito decidido con el manillar ligeramente girado a la derecha, y la moto en el suelo en un segundo. La moto se puede bajar del caballete con gran facilidad, a pesar de tener la rueda trasera frenada, pues está en el aire. Vuelta a subir, fuera pata de cabra, contacto, esperar que acabe el pre-check, y arranque fallido. Parece que hay que mantener pulsado el arranque algo más de lo que yo estoy acostumbrado, o es que el motor estaba frío, frío.
Una vez en marcha el motor, abrimos gas muy despacio para ver cómo sale. Lo hace con gran suavidad, sin tirones ni vibraciones. Hace un ruido muy diferente a la B650, tal vez más mecánico y menos "eléctrico", y salgo del edificio de la concesión. Me paro unos metros más adelante para regular los espejos, que apuntaban muy abajo. Me gusta su regulación, su posición y su visibilidad. Es cierto que se ve parte del antebrazo y del puño, pero no tanto como en otras motos que he tenido. El campo visual me parece muy logrado. Una vez todo en regla, salgo a la autopista y hago unos pocos kilómetros hasta la ES para llenar el depósito. Me han dado la moto con dos rayas, y me han entrado poco más de 10 lts. Por cierto, el primer llenado una chapuza. O Bien la rejilla tiene perforaciones muy pequeñas, o la manguera tenía mucha presión. Total que me ha rebosado el primer chorro hasta el suelo. Menos mal que tenía un trapo a mano y lo he limpiado todo inmediatamente. He rellenado el tanque MUY despacio, para que no volviera a pasar. Si esto es así, es un engorro. Procuraré hacerlo mejor la próxima (mañana
).
Una vez en condiciones, y teniendo en cuenta que ya era cerca de las 13:30, he hecho 105 km antes de comer. Todos por carretera nacional de 90 km, con muchos tramos de 70 y 50. Bastantes curvas y muchas subidas y bajadas, aunque sin grandes pendientes. Me he mantenido en todo momento dentro de los límites legales. He bajado la pantalla a tope, y con la visera del casco subida, la ventilación era importante, y la sensación de velocidad lo suficiente como para no sufrir por ir despacio. He pretendido, por encima de otras consideraciones, entender cómo se expresa la moto. Conocerla, en suma, pero sin estridencias. Todo llegará, pero aún es pronto. Como ya se ha dicho, la moto se siente muy ligera, dócil y manejable, como si fuera lo que no es. Francamente, no me lo esperaba. Ha sido una sensación muy agradable.
La pantalla sube y baja mucho más lentamente que en la B650 o la RT, lo que no es malo, pues se pueden hacer pequeños ajustes sin pasarse. Los frenos bien. La moto se para, pero no se clava. Espero que mejore con el tiempo, o que yo me acostumbre a ella. No pienso en modificaciones de momento. Tal vez cuando le apriete un poco más, tendré las ideas más claras. La he comprado con topcase, pero como no ha llegado el bombín adaptado a la llave de la moto, no lo he cogido. La moto, con la rejilla no pierde estética, una vez más en mi opinión. No me han podido instalar del todo el GPS, pues faltaban unos tornillos de la fijación, pero creo que la posición original es un acierto. En principio, tenía mis reservas, pensando que se vería como un pegote, pero estéticamente queda bien, y la posición permite manejarlo con comodidad y con una buena visibilidad. Ya sé que no hay que toquitearlo en marcha, pero la posición es cómoda incluso en parado.
En cuanto a la ergonomía, creo que no he tenido jamás una moto más cómoda. La postura de manillar, respaldo, plataforma y reposapies te permite recolocarte sin problemas, eliminando el cansancio, el dolor de rodillas y atenuando bastante el del trasero. Para resumir, me he bajado de la moto con una sonrisa de oreja a oreja. Plenamente satisfecho. Es, exactamente, la moto que yo quería. Seguramente, iré encontrando pegas pero, al menos de momento, ninguna de importancia.
Es cierto que la pantalla vibra, pero no tanto. Los espejos también, pero tampoco excesivamente, y no perjudica en nada la visión trasera. En cuanto al motor, vibra algo al ralentí pero, una vez en marcha, me ha parecido magnífico. He llegado a casa muy cómodo y sin ningún tipo de hormigueo.
A la hora de aparcar, moviendo la moto hacia atrás en la plaza del garaje, una vez más, más ligera y manejable que la B650 y que la RT. No se puede subir en el caballete con la pata de cabra extendida, pues la rueda frenada apoyada en el suelo no retrocede ni un milímetro. Hay que plegar la pata de cabra, apoyar las dos patas del caballete en el suelo, mano derecha en asidero izquierdo del pasajero, manillar recto y subiéndome con decisión en la palanca del caballete me ha resultado la moto más fácil de subir de todas. Para mí era más fácil subir la RT que la B650, pero ésta supera a ambas.
Como me he quedado con tan buen sabor de boca, por la tarde he hecho otros 70 km, esta vez mayoritariamente por tráfico urbano, para ver qué tal se desenvuelve en atascos y, una vez más, tengo que decir que es magnífica. He atravesado todo Santander en un atasco permanente y no me ha supuesto ningún problema. Así que estoy más contento que unas castañuelas y considero que la espera, efectivamente, ha merecido la pena.
Me han hecho un par de fotos, no muy buenas, que os cuelgo a continuación:
Un saludo.