Buenos días, ayer por la tarde me llevaron mis hijos a tomar algo, una cerveza, que bien me supo, fue fantástico aunque tuve mis momentos de bajón pero tenerlos ahí cojiéndome fue maravilloso, hicieron que se rompiera la dinámica de cama, taxi, UCI, taxi, cama, taxi, UCI, taxi, cama y así durante días, me sentía una autómata y será lo que pasará está semana esperando el desenlace, durante la semana están muy liados y no pueden estar pendientes de mi, lo entiendo el trabajo es lo primero y afortunadamente tienen mucho.
Dentro de un rato empiezo con el taxi, a ver cómo está hoy y que me cuentan.
Soy muy creyente, mucho, muchísimo pero desde hace un tiempo mi opinión de Dios, Jesús, dista mucho de ser buena.
Mi hijo, el delineante, Miguel, me ha creado una pequeña ilusion, me ha dicho que se pasará una tarde con la novia para bañarse en la piscina, ya voy descontando, empieza la cuenta atrás.
Me gustaría seguir montando, es lo que más me gustaría pero a Joey la tengo abandonada desde que Víctor cayó y necesito un dinero para ponerla en marcha que no tengo, tampoco creo que merezca la pena para lo que haría con ella y están las restricciones actuales por otro lado he envejecido mucho en este tiempo y no tengo la energía que hace falta para montarla.
Quiza con el tiempo una Royal Enfield de 350 para moverme por los alrededores, con los controles de velocidad será suficiente, mmmmmmmm, ya veremos, ya he corrido bastante, el aire en el pecho y la cara nunca fue un impedimento para girar el puño, me acostumbré de joven.
Lo que si puedo hacer es con calma seguir aumentando mi colección de navajas.
Pero ahora mi mente y mi corazón están con Víctor y en como organizarlo todo y organizarme yo cuando me deje, no tengo ni idea ahora.
Mis sentimientos y mis ánimos están en una montaña rusa.