Los chupachups Kojak con chicle, los Sugus, los flax congelados o sin congelar que luego congelábamos en casa, los Conguitos, los Pirulis, el chicle Boomer (Ya esta aquí el nuevo Boomer, bom bom es la bomba), el regaliz de palo, el regaliz rojo , el regaliz negro, las monedas y los cigarrillos de chocolate imitando los paquetes de tabaco de verdad, los chicles Bang Bang, los caramelos Chimos que eran redondos con un agujero en medio.
Los helados calientes, los paraguas de chocolate, los jamones, el maíz tostado, las pajitas con pica pica por dentro, los gatos negros de regaliz, las moras, las Juanolas, los caramelos Pez, las nubes…
Lo que más me gustaría volver a probar son las pastillas de leche de burra, aun recuerdo ese delicioso sabor.
Las pastillas de leche de burra como bien dice el nombre se hacían con leche de burra, empezaron vendiéndose a granel en las farmacias, tenían cualidades nutritivas y aliviaban los dolores de garganta, debido a su delicioso sabor se convirtieron en una golosina para los niños, los kioscos viendo que gustaban mucho empezaron a venderlas en bolsitas, después con el progreso los burros empezaron a estar en peligro de extinción y se acabo la leche de burra para hacer pastillas.